44 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
- Fecha: 13 de noviembre de 2012.
- Lugar: L’Auditori – Sala 3 Tete Montoliu (Barcelona).
- Componentes:
Ralph Alessi: trompeta
Tony Malaby: saxos tenor y soprano
Mat Maneri: viola
Albrecht Maurer: violín
Gerald Cleaver: batería
Badal Roy: tabla y percusión
Mark Helias: contrabajo
Lucian Ban: piano y arreglos - Comentario:
Calificados con desacierto de dream team del jazz contemporáneo (¿por qué todos los símiles futbolísticos tienen relación con el Barça?, se preguntarán. Porque esa clase de chungas analogías sólo se hace en Cataluña), el pianista y compositor rumano Lucian Ban presentaba el trabajo que hace un tiempo grabó para Sunnyside Records (Enesco Re-Imagined, 2010) en el que toma como punto de partida la obra del rumano George Enescu (Liveni, Rumania, 1881 – París, 1955). La música de este poco conocido compositor se inscribe dentro de una determinada tradición centroeuropea de la primera mitad del s. XX: es una música oscura, con un punto trágico, que puede llegar a ser lóbrega y arisca. Y, sin embargo, es una música de gran belleza.
Esta reinterpretación de la obra de Enescu que han hecho Ban y el contrabajista John Hébert (corresponsable del proyecto que no pudo estar la otra noche, siendo sustituido por Helias) ofrece, en contra de lo que pudiera pensarse, una perspectiva de la obra del rumano mucho más cálida y cercana. El elemento –o elementos– sombrío ha sido convertido (que no suavizado) en un juego sutil de timbres, luces y atmósferas que permiten reinscribir la música original en un ámbito actual, en el que el jazz de los 70, la música india, la mixtura de jazz y música contemporánea o la improvisación hacen de idóneos receptores de ese legado. Para ser más precisos, casi podríamos hablar más de una recreación que de una mera adaptación. Más o menos interpretaron todo el disco, la “Sonata nº 3 para violín y piano”, el “Aria & Scherzino”, el “Octeto para cuerdas”, etc., mostrando así desde distintos ángulos instrumentales y temáticos esa “actualidad” que tiene la música de Enescu (una música que, por cierto, también puede recordar a ciertos compositores norteamericanos del XX.)
El octeto es ciertamente espectacular, todos y cada uno de los músicos tienen unas trayectorias envidiables y una calidad extraordinaria, así que no es que no crea en su excelencia, como podría pensarse por mi comentario inicial, sino que en lo que no creo es en esa clase de símiles. Para mí, la música de esta formación y todo lo que representan cada uno de los músicos que estaban en el escenario la otra noche va mucho más allá de la mezquindad y cutrerío del fútbol, y es de malgusto relacionar ambas cosas. Pero, vayamos a ellos. Los arreglos y esa nueva perspectiva que arrojan sobre la obra del rumano dan como resultado un trabajo muy bien ponderado en todos los aspectos. El contrabajo está en el centro de todo. Se nota que Hébert está ahí, por más que no lo estuviera el otro día. La combinación del baterismo de Cleaver, que es una de las puertas por las que el jazz entra en este proyecto, y el alucinante trabajo de Badal Roy (siempre son alucinantes los tablistas), crea una malla fluida y maleable que sostiene el conjunto con elegancia. Hacer un inciso aquí para mencionar el interesante diálogo que se establece entre la tradición musical india y el folklore rumano, del que solía servirse Enescu, en la “Sonata nº 3”. Por su parte, el papel de solistas lo hacen Alessi, Malaby y Maurer, cada uno de los cuales tiene un lirismo y un carácter muy diferente entre sí: Alessi es suave, Malaby incisivo y Maurer aporta ese punto de agonía que se precisa. Me quedé con las ganas de ver a un Maneri más activo, pero el papel que cumple en este proyecto es otro. La viola permanece siempre por debajo de los solistas, dando un determinado brillo en cada momento. Ban se reserva el papel de oficiante con discreción, originalidad y proponiendo soluciones nada manidas.
Hay quesubrayar que a pesar de las diferencias que existen entre estos músicos, pues cada uno de ellos representa distintas vías de esos nuevos caminos del jazz, el conjunto sonó equilibrado y orgánico gracias al esmerado trabajo de orquestación, dando como resultado una música que acaricia más que abraza. Me parece que es un proyecto que de conocerse más gustaría mucho incluso a públicos más conservadores.
Texto: © 2012 Jack Torrance
Fotografía:© Joan Cortès
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