En 1740, Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), quinto hijo de Johann Sebastian, accedió a la corte de Federico II el Grande, monarca de Prusia, en cuyo palacio se ofrecían diariamente conciertos de cámara. El rey, melómano, flautista y compositor, tuvo noticias del arte del viejo Bach y quiso conocerlo. Tras mucho insistir, su hijo Carl logró que aceptara la invitación. Durante su estancia en Postdam, sede del palacio, y a solicitud del rey, Bach probó todos los pianofortes Silbermann que el monarca tenía distrubuidos por las habitaciones y salones. Demostrando su capacidad creadora, durante el recorrido Bach pidió al rey, de forma totalmente improvisada, una melodía para desarrollar una fuga. Bach partió hacia Leipzig, y en agradecimiento a la atención recibida compuso la Ofrenda Musical basándose en la melodía entregada por Federico II. La obra, en la que Bach desarrolla maravillosamente su arte, fue completada dos meses después del encuentro y consta de dos ricercares, diez cánones y una sonata. En el manuscrito, Bach anotó como título del primer ricercar «Regis Iussu Cantio Et Reliqua Canonica Arte Absoluta», que significa «tema elaborado por el rey, y el resto desarrollado según el arte del canon». La frase esconde un juego de palabras, un acróstico: si encolumnamos las palabras de la frase, con las iniciales se forma una palabra en vertical; en este caso, justamente RICERCAR.
© Javier Arbonés. Mablo Milrud. La armonía es numérica. Música y matemáticas. RBA Editores. 2012