En Occidente, la escala de notas que se utiliza es la escala cromática, que tiene como base las octavas y las frecuencias de la serie armónica, siendo múltiplos enteros de la frecuencia fundamental; están relacionadas entre sí por relaciones de números enteros y pequeñas proporciones de todo el número.
Nuestros oídos tienden a agrupar las frecuencias relativas a los armónicos. Si se oye un sonido que se compone de unos pocos tonos simultáneos, y si los intervalos entre los tonos forman parte de una serie armónica, nuestro cerebro tiende a agrupar esa entrada en una sensación de toda la serie, aunque el tono fundamental ni siquiera esté sonando. Este fenómeno se utiliza en la grabación de música, en especial con tonos bajos, que no pueden ser reproducidos en altavoces pequeños. De este modo, introduciendo parte de los sonidos de los armónicos correspondientes se suplen las limitaciones de reproducción de los equipos musicales.
Josep Sales – Francesc Banyuls. Curvas peligrosas. Elipses, hipérbolas y otras maravillas geométricas. RBA Editores, 2011.
Retrato de Richard Wagner.