James Lovelock es un investigador inglés, nacido en 1919, célebre por ser autor de la «hipótesis de Gaia». De acuerdo con Lovelock, los seres vivos son responsables del mantenimiento de la atmósfera terrestre. Así, según su hipótesis, el medio terrestre, los océanos, los seres vivos y la atmósfera formarían en conjunto un sistema cibernético. La idea de sistema cibernético fue llevada hasta sus últimas consecuencias por la investigadora norteamericana Lynn Margulis, quien propuso que el planeta Tierra es en realidad un «superorganismo» capaz de regular las condiciones que hacen posible la evolución y mantenimiento de la vida.
Sin embargo, las ideas de James Lovelock y Lynn Margulis tuvieron, y tienen aún hoy en día, sus detractores. Desde un primer momento, los biólogos evolucionistas como Stephen Jay Gould y Richard Dawkins se opusieron a ellas. Así, los evolucionistas darwinianos se preguntan: ¿no es acaso el medio ambiente el que selecciona los seres vivos tal y como predice la teoría de la evolución por selección natural de Darwin? Y si esto es así, entonces, ¿cómo se justifica que los seres vivos modifiquen lentamente el ambiente en el que habitan favoreciendo así su adaptación al medio? Pese a estas objeciones, hay otros ejemplos que parecen confirmar la hipótesis de Gaia. Así, las bacterias y las algas mantienen la temperatura en la superficie terrestre, también regulan la salinidad de los mares e intervienen en el almacenamiento del carbono en las rocas sedimentarias. Su intervención en el ambiente tiene lugar, según esta hipótesis ecológica, a través de lo que se conoce en cibernética como bucles de retroalimentación negativa. Un ejemplo que ilustra esta clase de mecanismo es el sistema de aire acondicionado. Un aumento o disminución de la temperatura en una habitación es detectado por un termostato, resultando en una respuesta del sistema de climatización en sentido contrario, esto es, disminuyendo o aumentando la temperatura, respectivamente.
Rafael Lahoz-Beltra. Las matemáticas de la vida. Modelos numéricos para la biología y la ecología. RBA Editores. 2010
Fotografía de James Lovelock por Bruno Comby