Pat Metheny - <i>Tap. John Zorn's Book Of Angels, Vol. 20</i> (Nonesuch/Tzadik, 2013) 1

Pat Metheny – Tap. John Zorn’s Book Of Angels, Vol. 20 (Nonesuch/Tzadik, 2013)

pat_metheny_tapPat Metheny ha vuelto a demostrar que es uno de los jazzmen más valientes de la actualidad. En su carrera se pueden señalar dos aspectos complementarios que tienen como base a un magnífico guitarrista capaz de cualquier empeño. Por un lado está la faceta con mayor éxito comercial y de público, la de los múltiples Grammys; la de las grandes giras mundiales y los grandes festivales, la de los proyectos más jazzísticos, o las asociaciones con músicos como Brad Mehldau o de canciones con una pasmosa inconsistencia –obligaciones discográficas mandan en los últimos años. En el otro polo se encuentra el Metheny que ha ido apostando por proyectos que se desvían del tronco central de su producción, como su disco en solitario Zero Tolerance For Silence (1994) (el experimento noise que descolocó a sus seguidores); o su asociación con músicos que no tienen demasiado que ver con su estilo: Derek Bailey (The Sign Of 4, 1997), Ornette Coleman (Song X, 1986); incluso su proyecto Orchestrion (2010) supuso una apuesta personal de gran envergadura ya que, a pesar de la aparente economía que supone una empresa en solitario, detrás estaban tanto la construcción y diseño del invento como su impresionante volumen y la casi interminable retahila de técnicos que lo ponían a punto.

Tras varias grabaciones en los últimos meses, como el estreno de la Unity Band y los CD/DVD/Blu-Ray en estudio y directo del Orchestrion Project, aparece publicado a la vez en Nonesuch y en Tzadik (el sello de John Zorn) Tap, el vigésimo volumen de la serie Book Of Angels. Del mismo modo que ocurrió con el Masada Songbook, esta serie de composiciones está siendo interpretada por grupos y músicos generalmente pertenecientes a la órbita del prolífico agitador neoyorkino (tanto por su carrera como músico como, especialmente, por su infatigable tarea como editor en su sello). La gran sorpresa en esta nueva serie de grabaciones-composiciones ha sido la participación de Pat Metheny. Lo mejor que se puede indicar de esta grabación es que el de Missouri recoge el espíritu de las composiciones de John Zorn, con un marcado aroma a la música folclórica de inspiración judía, y les aporta su matiz como fenomenal guitarrista. Su estillo agresivo por momentos se ajusta perfectamente a la intensidad de una parte de las composiciones de Zorn. Del mismo modo sabe recoger el guante que suponen los temas a medio tiempo habituales en el repertorio del judío. Con ello el CD transcurre sin perder un ápice de interés tema a tema, hasta dibujar seis composiciones desarrolladas con mucha paciencia. No en vano Metheny se encargó de la grabación en su estudio casero a lo largo de varios años, pudiendo experimentar con mezclas de timbres y superposición de múltiples capas, no solo en lo que a las guitarras se refiere.

Metheny ha reconocido en más de una ocasión que lleva tiempo queriendo huir de sí mismo, evitar esos fraseos tan reconocibles que le atrapan y le impiden lanzarse al vacío de la improvisación con mayúsculas como quisiera. En Tap lo consigue hasta el punto de hacerse irreconocible, como en el inicial y polirrítimico “Mastema”, para el que recupera su sonido más eléctrico, el de “Half Life Of Absolution” (The Road To You, 1993). “Albim”, en cambio, se la lleva a su terreno acústico. La introducción bien podría pertenecer a uno de sus últimos trabajos a guitarra sola (One Quiet Night, 2003; What’s It All About, 2011). La melodía basada en escalas de Oriente Medio nos devuelve al planeta Zorn. Los universos de ambos músicos se complementan, dialogan y crean un ente con carácter propio.

Como viene siendo habitual en sus últimos trabajos, Metheny utiliza partes de su orquesta mecánica, el Orchestrion, un invento que cada día funciona mejor. El material de Tap se presta más a la rigidez del aparato que otros trabajos anteriores y, en este caso, el guitarrista ha debido tener en cuenta las críticas acerca del sonido poco conseguido de la batería (especialmente en lo referente a las dinámicas), motivo –suponemos– por el que cuenta con la presencia de su baterista habitual Antonio Sánchez, única colaboración del proyecto. Aparte de las guitarras y el mencionado Orchestrion, Metheny toca bajo y piano, y hasta se atreve con el fiscorno (tuvo que dejar la trompeta, su primer instrumento, a los catorce años merced a una intervención dental). El Orchestrion aparece de forma prominente en “Tharsis”. Los finger cymbals evocan percusiones folclóricas, la marimba repite la melodía de guitarra con obsesivo empeño y la entrada del bajo eléctrico, casi en contrapunto, constituye uno de los momentos con más fuerza del CD, mitigado por los interludios de piano. El solo de guitarra sintetizador sobre un colchón armónico tejido con parsimonia nos devuelve al Metheny de principios de los ochenta, el de Offramp (1982).

Aparte de su función sonora, el Orchestrion ha pulido al Metheny compositor en estos últimos años. Ahora se fija más en las texturas, los desarrollos y las formas extendidas. En Tap esa capacidad se deja notar en los arreglos y en la estructura de los temas, de bastante duración. Sería interesante conocer, a colación de esta idea, en qué consistían las partituras originales, cuál fue el material provisto por John Zorn. ¿Eran simples bocetos melódicos? ¿Había armonía? ¿Rearmonizó Metheny (sería extraño en él no hacerlo)? ¿Se sugería una estructura de tema? Aun conociendo bien la obra de uno y de otro tan solo podemos especular con conjeturas.

Lo cierto es que, a pesar de la similitud entre los materiales melódicos de los seis temas, cada uno es un mundo. La base rítmica de “Sariel” cuenta con un profundo regusto de los años setenta. Tanto la figura de batería como la armonía popera, las notas largas del solo y las guitarras acústicas rasgadas en la retaguardia bañan la música de Zorn en espíritu hippy. En “Phanuel” prima el ambiente, la resonancia de un contexto tímbrico que camina con pesadez embriagadora. La introducción del tema, cercana por momentos a la melancolía del doom metal, dura más de cuatro minutos. Casi dos después empieza un solo de guitarra acústica que parece extraído de una sesión oculta de Beyond The Missouri Sky (1997). Cierra el album la improvisación casi libre de “Hurmiz”, con melodía atonal de piano, el Orchestrion desbocado y Maya Jasmine Willow, la hija pequeña del guitarrista, invocando a su padre mientras este le chista rogándole silencio (es lo que tiene grabar en el estudio de casa).

Tap no es un experimento con gaseosa. Se trata de una obra muy especial, de la confluencia de dos de los mayores talentos de los últimos treinta años, de un proyecto enhebrado con tanto cuidado como irreverencia. Ante dos músicos tan peculiares y controvertidos, sobre los que todo el mundo tiene una opinión, este CD puede hacer las delicias de los fans de uno y de otro, o bien permitir redescubrirles a quienes ya les habían olvidado.

© 2013 Pachi Tapiz y Arturo Mora Rioja

“Mastema”, “Albim”, “Tharsis”, “Sariel”, “Phanuel”, “Hurmiz”

Todas las composiciones por John Zorn.

Pat Metheny (guitarras acústicas y eléctricas, guitarra sintetizador, guitarra barítono, guitarra sitar, timples, bajo, piano, fiscorno, electrónica y orchestrion –marimba, campanas orquestales, bandoneón y percusión) y Antonio Sánchez (batería).

Grabado por Pat Metheny en Nueva York (Estados Unidos).
Nonesuch 7559 / Tzadik 79587

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