1er Estival de Jazz
- Fecha: Sábado, 29 de junio de 2013
- Lugar: Somiatruites, Igualada (Barcelona)
- Componentes: Ramon Prats Quartet / Pandora Sandrine Robillard: violonchelo Julián Sánchez: trompeta Martín Léiton: contrabajo Ramon Prats: composiciones y baterÍa
Comentario:
El sábado 29 de junio, fue un día peculiar en Catalunya, donde la mayoría de los medios de comunicación e información más mediáticos -a pesar que en demasiadas ocasiones les viene perfectamente, como anillo al dedo, el prefijo “des”-, estaban centrados en el concierto, reivindicativo, del Camp Nou.
A unos sesenta y tres kilómetros de Can Barça, concretamente, en el Somiatruites (cuya traducción literal sería “sueña tortillas” y de significado próximo al de vivir, inocentemente, en las nubes) de Igualada, se presentaba el nuevo proyecto, el más personal hasta la fecha, del batería de Banyoles, Ramon Prats, que ha bautizado provisionalmente como “Pandora”.
Eduardo Galeano en su “Espejos” (2008), escribe, “Pandora llegó a la tierra con una gran caja entre los brazos. Dentro de la caja estaban, prisioneras, las desgracias. Zeus le había prohibido abrirla; pero apenas aterrizó entre nosotros, ella no pudo aguantar la tentación y la destapó”.
Pasadas las cinco de la tarde, antes del concierto y abierta al público, tuvo lugar la charla “El món d’en Ramon” (El mundo de Ramón), que acabó materializándose en un pequeño comité. Prats fue explicando de forma amena, distendida y totalmente informal, con algunas de sus partituras encima de la mesa, los intríngulis de este nuevo trabajo, el cual se comenzó a gestar cuando aceptó la propuesta de los organizadores del primer Estival de Jazz, que consistía en una “carta blanca”, tanto para la formación como para la temática, con una única condición, la de tenerse que grabar para posteriormente materializarse en disco.
La ilusión inicial empezó a mezclarse, bien pronto, con un buen puñado de dudas e inquietudes. Prats se decidió por una formación de cuarteto, pero de instrumentación más bien peculiar, trompeta, batería, bajo y violonchelo. Los dos primeros por su vinculación con el mundo del jazz y los dos restantes con la música clásica, por lo cual ya tenía dos puntales, el jazz y la clásica, así como tres músicos totalmente cómplices y conceptualmente abiertos, como son Julián Sánchez, Sandrine Robillard y Martin Léiton.
A nivel consciente no quiso partir de ningún referente previo, a pesar que reconoce que se pueden encontrar, a posteriori, trazas de músicos como Ornette Coleman, Morton Feldman (por su concepción del silencio), Steve Coleman (de quién remarcó que tiene un disco, exactamente, “Harvesting semblance and affinities” –2010-, que parte de algunos de los conceptos de Ramon Llull –poeta, filósofo, místico, teólogo, que escribió en latín, catalán, árabe, occitano-) y de Tyshawn Sorey (por el timbre de su batería, el cual también tiene una peculiar querencia por el silencio y ha tocado, entre otros, con Steve Coleman, Vijay Iyer o Anthony Braxton).
Tiene muy claro que este proyecto se ha de presentar en espacios donde haya el silencio debido y con un público que vaya y sepa escuchar, que no entienda la música como un fondo para hablar y tomarse unas copas.
La propuesta una vez escuchada la podríamos definir, a pesar del reduccionismo e inexactitud de las palabras, de música jazzística de cámara y contemporánea. De complejidad latente pero manifiestamente agradable al oído para cualquier tipo de público mínimamente receptivo y abierto de miras.
Una propuesta pensada a modo de bucle, iniciada desde un silencio absoluto para al final volver a retornar a él, en un acelerado retroceso o rápido rebobinado hasta el inicio, a modo de palíndromo musical. El cuerpo de la obra está formado por cinco temas, “Atracció del no res”, “Tots a una i qualsevol a la seva”, “Cruixent de bacallà” (el único escrito con anterioridad), “Pandora” i “Ctrl Z”.
El concierto fue ampliamente disfrutado en completo silencio (de los que se pueden cortar con un cuchillo bien afilado), con una expectación, interés y atención fehaciente. Los cuatro músicos mostraron una notable interacción, comunicación, saber escuchar, plasmando un excelente trabajo de cuarteto, donde las capacidades y singularidades, de cada uno, estaban al servicio del grupo. Si alguna pega hubiera que encontrar al proyecto, sería la de su duración, alrededor de unos sesenta minutos, que a más de uno nos pareció más bien corta.
Esperemos que el “boca-oreja” funcione y tengamos la grata posibilidad y la agradable experiencia de volver a asistir, en directo, a una nueva edición. Parafraseando al maestro, Agustí Fernández, los discos, las grabaciones, son documentos, archivos sonoros, de un momento pasado, la música, siempre que se pueda, se ha de escuchar y vivir en directo.
Al día siguiente, el domingo 30, podíamos leer en los periódicos y/o escuchar por la radio o la televisión, cómo estaban algunos nacionalistas españoles en relación al acto del día anterior en el estadio del F.C. Barcelona, por cierto tan lleno como un partido Barça-Madrid, así como las reacciones de los nacionalistas catalanes, repitiendo, unos y otros, el tan consabido círculo retroalimentativo. A pesar que algunos de los nacionalistas locales, los que alguien ha denominado como “transversals”, aquellos que creen que los temas sociales ahora no toca ni tan siquiera comentarlos (paro, desahucios, recortes varios, pobreza, corrupción –que aquí también los hay, que no estamos en un oasis, como todavía algunos nos quieren hacer creer-,…), se sintieron molestos, porque algunos de los cantantes, se atrevieron de forma muy tímida y modestamente a entreabrir la otra gran caja de pandora, ésta, llena de desgracias, demasiado mitigada cuando no silenciada por los medios de (des)información y (des)comunicación masivos.
La música de Ramón Prats al frente de su cuarteto y su peculiar visión de “Pandora”, llena de gratas sorpresas, ideas y recursos, difícilmente la veremos comentada en los anteriores medios, pero no por ello dejará de existir, ni perderá un ápice de su atrevimiento, belleza, frescura y valentía.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2013
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