Sea Music (Balearic Contemporary Music)
- Lugar: Museo Es Baluard, Palma de Mallorca
- Fecha: Jueves 02 de Septiembre de 2014. 22:00
- Formación:
SAI Trío
Sònia Sánchez: Baile
Agustí Fernández: Piano
Ivo Sans: Batería
SAI Trío “El sueño y la mariposa”
Han tenido que pasar diez años para que Agustí Fernández volviera a su tierra, es más, en casi treinta años solo ha actuado en cuatro ocasiones. Y no es por falta de voluntad según me confirma él mismo. Por esto, la cita de esta noche es muy importante para poder ver a uno de los artistas mallorquines más internacionales en su propia casa. Y aunque la asistencia de público no está mal, se echa en falta a más gente. Además, actúan dentro del Sea Music (Balearic Contemporary Music) que lo que pretende es dar a conocer artistas de las Islas Baleares que pueden tener una proyección internacional, y los organizadores invitan a diversos promotores para que puedan ver las actuaciones. Espero que al menos, sirva para que esta formación tan especial, SAI (Sònia Sánchez, Agustí Fernández y Ivo Sans), pueda seguir en activo al menos un tiempo para que la gente pueda disfrutar de un espectáculo que, aunque no lo puedo decir con absoluta certeza, dudo que exista hasta día de hoy.
El concepto del SAI trío es usar la libre improvisación en dos formas de arte, es decir, en la música y en el baile flamenco (añadiendo dosis de danza contemporánea). Aunque no soy un entendido en el mundo de la danza, realmente creo que no importa, ¿Por qué hay que ser experto en alguna forma de arte para disfrutarla? Lo importante no es una obra en sí, sino lo que esta transmite. Un cuadro puede estar pintado con las mejores técnicas pero si este no transmite nada no me sirve. Me deja indiferente. Entonces voy a intentar definir con palabras lo que Sònia Sánchez realiza en el escenario. Puede que me aleje de lo que es en verdad, o tal vez no sea lo que intenta transmitir, tampoco creo que sea nada concreto. Ahí está la magia. Entonces diría que Sònia es una bailaora flamenca, con todo su carácter, que usa la libre improvisación según la música que le llega y que además, usa la danza contemporánea. La música que producen Agustí Fernández e Ivo Sans, entra por las orejas de la bailaora y automáticamente se pone en funcionamiento todo su cuerpo siguiendo sus propios instintos y aplicando técnicas aprendidas. Y lo que realiza es un absoluto tour de force. Un trabajo impactante y lleno de intensidad. Transmite mucho a través de sus movimientos, de sus miradas, de sus percusiones con los pies… y es que además, durante estas percusiones busca sonoridades diferentes y su trabajo crece en matices. En uno de los momentos más mágicos, contorsiona su cuerpo hacia el piano de Agustí tocándolo con las dos manos durante una bella melodía, como queriéndose fusionar con el instrumento. O tal vez queriéndolo acariciar agradeciendo la bella música.
Agustí Fernández realiza un trabajo soberbio desde el primer hasta el último segundo. La facilidad con la que toca el piano es para quedarse hipnotizado. Agustí es verdad pura. No hay nada que no sea lo que él intenta transmitir. Como el mismo dice en una entrevista publicada en el Diario de Mallorca realizada el mismo día del concierto: “mi música ya no es mi música, es mi vida. No escribo música por escribir. Hago música para explicar mi vida”. Y se percibe perfectamente.
Su trabajo en esta formación, al igual que Ivo Sans, es el de crear un ambiente sonoro improvisado para que este cree los movimientos de Sònia, y el pianista usa muchas vertientes del piano para sacar el máximo partido. Puede ser a través de sonidos o música sin una clara melodía (desde el interior del piano (o no) a través de lo que se podría denominar como piano preparado, aunque no exactamente, es decir, usa objetos de diferentes materiales para obtener sonidos muy diferentes entre ellos), o con una melodía evidente, un ejemplo claro es que durante el concierto se puede escuchar claramente la melodía de “A Moment’s Liberty” (del disco homónimo publicado por Maya Recordings en 2013) tal vez en el ecuador del concierto. Y, a falta de unos pocos minutos para la finalización del concierto, suena otra bella melodía para poco a poco llegar al silencio antes de los aplausos.
Ivo Sans está inconmensurable (la verdad es que los tres lo están) los cincuenta minutos que dura aproximadamente el concierto. El trabajo que realiza puede ser un absoluto desastre si no se ejecuta con verdad, con pasión, y en estos terrenos se desenvuelve a la perfección. Por poner algunos ejemplos, hay que recordar que ha grabado con el mismo Agustí y con Ilan Manouach el disco WRY (Clamshell Records, 2013), y forma parte del Free Art Ensemble (al igual que Sònia Sánchez) entre otros proyectos de free jazz o libre improvisación. Por lo que transita estos lares desde hace tiempo. Y durante el concierto, se le ve tremendamente cómodo haciendo su minucioso trabajo. Algunos podrán pensar que la palabra minucioso se podía cambiar por caótico y es que es lo que parece a simple vista. Ivo Sans puede cambiar la sonoridad de la caja durante el concierto poniendo el pie encima mientras la percute con violencia, puede coger unas seis baquetas y con las manos y crear un pequeño estruendo de madera, así como puede realizar un trabajo percusivo pensativo y muy medido usando las escobillas. Repito, la palabra que creo se acerca más es minucioso. Y los que prefieran caótico, entonces un precioso caos.
SAI es un proyecto arriesgado. Los tres artistas se tiran al vacío explorando nuevas formas de expresión a través de su arte. Puede gustar más o menos, pero la gente también debe arriesgar al igual que SAI trío. No hay que ser conformistas con lo que nos llega. Hay que exponerse ante nuevas formas de expresión. Hay que investigar y descubrir, y sobre todo, abrir la mente y reflexionar. Y hablando de reflexionar, una vez en la cama no puedo pegar ojo. Algo habitual cuando algo me ha impactado o me ha hecho delirar.
En cuanto a Agustí Fernández, nunca voy a desistir en reivindicar a este imprescindible músico.
Texto © Jesús Mateu Rosselló, 2014
Fotos © José Luis Luna Rocafort, 2014
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