Nueva Orleans, Chicago, Nueva York…y ahora Londres. Es en la capital del Reino Unido donde probablemente más cosas están pasando cuando hablamos del jazz de vanguardia. A las orillas del Támesis ha nacido una nueva generación de músicos que quiere si no reinventar, sí por lo menos reformular el lenguaje del jazz, convirtiéndolo en un idioma mucho más urbano, capaz de mezclarse con todo tipo de tendencias actuales, desde el hip hop a la música electrónica.
Uno de los más destacados de esta nueva generación de jóvenes leones británicos es Shabaka Hutchings. Si su nombre no os suena todavía, no os preocupéis: os comenzará a sonar. Nacido en Londres pero con orígenes en Barbados, este saxofonista, clarinetista e hiperactivo compositor, participa actualmente en tres bandas diferentes: “Sons of Kemet”, “The Comet is Coming” y “Shabaka and the Ancestors”.
Aunque cada proyecto tiene matices diferentes, la esencia que Shabaka imprime a sus grupos se mantiene: ir más allá de los límites que imponen las etiquetas y experimentar desde el jazz hasta todo tipo de formas nuevas. De hecho, una de las máximas del joven londinense es “deja que ocurra” o, dicho de otra forma: encerrarse en el estudio con sus músicos y darles libertad total para crear. Terminada la sesión y ya con las “tijeras” en la mano, veremos lo que pasa.
¿Y qué es lo que pasa? En primer lugar, en 2018 un disco tan notable como Your Queen is a Reptile (Sons of Kemet), un auténtico vendaval de alegría, libertad y fuerza creativa (por favor decidme si podéis evitar el poneros a bailar al escuchar “My Queen is Albertina Sisulu”); en 2019 Trust in the Lifeforce of the Deep Mistery (The Comet is Coming) un estupendo viaje psicodélico que empieza ya en el portada del disco y que recuerda a los mejores momentos de Sun Ra; pero sobre todo, este mismo año, el lanzamiento de We Are Sent Here by History (Shabaka and the Ancestors) y que para mí, es uno de los mejores discos de este 2020 tan extraño.
Partiendo de ritmos desarrollados en los años 60 por los Coltrane (John y Alice), Don Cherry, Pharaoh Sanders y compañía, al We Are Sent Here by History se incorporan sonidos que son propios de su época actual, como dub, post-rock, post-punk e hip-hop, creando un álbum enérgico, tremendamente original y diferente pero que a la vez, remite una y otra vez a los orígenes de la música en la que se inspira, esto es: los sonidos percusivos y los coros de los zulúes de África.
Esta forma de componer, de entender el jazz, no es por supuesto casual. Hutchings comparte el mismo marco de referencia con muchos de sus compañeros “de viaje» (Nubya Garcia, Moses Boyd, Yussef Dayes…), uno que posibilita precisamente el desarrollo de la cada vez más vibrante escena londinense.
De los colegios pijos a los “Tomorrow’s Warriors”
En los últimos 20 años se han producido una serie de fenómenos que en Londres han coincidido de una forma “mágica” en espacio y tiempo. En primer lugar, el nacimiento de una nueva generación de artistas (Polar Bear, Acoustic Ladyland o Kaidi Tatham) que han luchado por llevar el jazz a otros ámbitos, buscando un público nuevo que no asociase ese sonido con algo “tradicional”, sino tocando un jazz que pudiese bailarse al ritmo de los nuevos sonidos urbanos.
En segundo término, una búsqueda de nuevos espacios en los que poder llevar esa propuesta a la práctica. Así que adiós a los “tradicionales” clubs del jazz y “¡Hola!” a nuevos espacios como discotecas, espacios improvisados (desde casa okupadas a centros culturales en barrios o parques de la periferia), o festivales underground.
Y en tercer lugar la aparición unos años después de una nueva generación de artistas (en la que Shabaka Hutchings se inscribe) de orígenes casi siempre caribeños, que tras recibir una educación musical formal en algunas de las escuelas más prestigiosas del Reino Unido (como la Royal Academic of Music o el Trinity Laban Conservatoire of Music and Dance), comparten formación de postgrado y nuevas experiencias en esa cantera que responde al nombre de “Tomorrow’s Warriors”, un taller de blues dirigido por el bajista británico Gary Crosby y el trompetista de Nueva Orleans, Abram Wilson.
En el caso de Shabaka, tras pasar por los Warrior’s, pasó un tiempo foguéndose en la Arkestra de Sun Ra, de donde tomaría buena parte de la inspiración que acabaría plasmando en sus proyectos artísticos, pero también a plantearse en dónde se encuentra el límite a lo que hace. O como lo expresa él mismo en su biografía oficial:
”Mi aprendizaje del jazz, de cómo tocar e interpretar, siempre fue un caso de ensayo y error. Creo que donde he llegado recientemente pasa por haber dejado de pensar ¿Es válido lo que estoy haciendo? o ¿Es lo que estoy haciendo parte de la tradición del jazz? y sólo me veo a mí mismo como un músico” para añadir a continuación “en realidad cuando toco quiero que dos en la sala estén tan conectados con ese sentimiento jubiloso de disfrutar de la celebración de la música. Eso es lo que intento conseguir con las actuaciones, la situación en la que cada persona en esa habitación puede sentir esta energía que nos une a todos. Y una vez que estamos juntos, para mí es cuando la trascendencia puede suceder.
¿Qué es lo siguiente que esperamos de Shabaka Hutchings? Tal vez, como cada vez le piden más fans, un disco en solitario, que recogiese plenamente esa capacidad artística tan polifacética… sin embargo es algo que el propio Shabaka no acaba de tener demasiado claro, aunque explica, que si algún día da el paso, lo titulará King Shabaka. No podía ser de otra forma.
Texto: © Rudy de Juana, 2020. http://www.caravanjazz.es/
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