Ya han pasado veinte años desde que Sigfried “Siggi” Loch estableció su sello ACT en Múnich (Alemania). Centrado principalmente en jazz europeo, grandes artistas como Wolfgang Haffner, Vijay Iyer, Youn Sun Nah o el difunto Esbjörn Svensson han ayudado a dar forma a una compañía independiente cuyo catálogo hoy en día constituye toda una obligación para cualquier oyente de jazz moderno. Arturo Mora tuvo la oportunidad de charlar por teléfono con Siggi Loch para Tomajazz.com.
ARTURO MORA: Lo primero: enhorabuena por el aniversario.
SIGGI LOCH: Muchas gracias.
ARTURO MORA: Hablemos sobre los orígenes: en 1992 eras presidente de Warner en Europa. En ese momento decidiste dejarlo y crear tu propia compañía. ¿Cómo y por qué ocurrió esto?
SIGGI LOCH: Todo empezó cuando era joven, en 1955. Fui a ver mi primer concierto de jazz en la ciudad de Hannover. Vi a Sidney Bechet, quedé completamente fascinado por este músico maravilloso y me convertí en un fan, primero de Bechet y luego del jazz. Me metí en el mundo del jazz y me convertí en coleccionista. También quería tocar esta música, así que formé un grupo de jazz tradicional y lo nombré por un tema de Bechet: “The Red Onions” [“Las cebollas rojas”]. Entonces ya estaba tocando esta música [como batería], pero a medida iba escuchando más y más discos y conciertos, me di cuenta de que mi talento como músico no era tan fantástico como cabía esperar para llegar al nivel de los artistas que admiraba. Aún así pensé que me gustaría mucho conectar mi vida con esta música, y empecé a soñar en tener algún día mi propio sello de jazz, porque el primer disco de jazz que compré era de Sidney Bechet y lo editó el sello Blue Note, y me di cuenta de que los fundadores de Blue Note fueron dos alemanes de Berlín, Alfred Lion y Francis Wolff, y pensé: “bueno, si ellos pueden hacerlo quizás algún día yo también pueda”.
Duke Ellington & Siggi Loch
© Archiv Siggi Loch
Así es como empezó el sueño, pero mi primer contacto con la industria del disco fue en 1960 como vendedor de EMI. No vendía jazz, sino cualquier cosa, toda la música que se podía vender, principalmente pop. Dos años después me llegó una oferta para ser director de Philips, que después se convirtió en Phonogram y hoy es Universal, para encargarme del repertorio de jazz. Ese fue mi primer paso en el mundo del jazz de forma profesional. También, cuando conseguí ese trabajo, les dije que en algún momento me gustaría mucho producir discos, y en el primer año, 1962, escuché a un artista alemán llamado Klaus Doldinger –que sigue siendo uno de los principales músicos de jazz en Alemania– con su grupo Passport. Vi a Klaus Doldinger y su grupo en un festival en Düsseldorf y me fascinó, igual que me había pasado con Bechet, así que hablé con mis jefes y me dejaron entrar al estudio y producir mi primer disco de jazz en diciembre de 1962: Jazz Made In Germany , del Klaus Doldinger Quartet, el primer grupo de jazz alemán que publicó un disco con distribución mundial (Mercury lo sacó en Estados Unidos, salió en Japón… En todas partes). Así empecé como productor, pero en ese mismo año –hoy viernes trece de abril hace exactamente cincuenta– se abrió el Star-Club de Hamburgo, donde tocaron los Beatles. Como yo vivía en Hamburgo (y aunque este no era mi estilo de música), cuando vi a los Beatles y a otras bandas de Liverpool me di cuenta de que había un nuevo estilo de música pop en el horizonte, así que también hablé con mis jefes y me dieron el okey para grabar a algunos de esos grupos ingleses de rock’n’roll en el Star-Club de Hamburgo, y uno de ellos era The Searchers, con los que grabé un tema llamado “Sweets For My Sweet”, que se convirtió en el segundo single número uno en Inglaterra grabado por una banda de Liverpool. Así que tuve la suerte de participar en algo que, aunque no tenía nada que ver con el jazz, fue importante para mi carrera, de modo que en los años sucesivos me impliqué mucho en la grabación y producción de música pop y rock’n’roll , básicamente. También seguí grabando a artistas de jazz. Grabé el primer álbum de George Gruntz, grabé el primer álbum de Jean Luc Ponty y muchos más, pero fundamentalmente estaba metido en la música pop, tanto que me fui alejando del jazz, porque a la edad de veintiséis años me convertí en el director de discográfica más joven, en Liberty United Artists en Alemania. Luego, cuatro años después, recibí la oferta para ser el primer director ejecutivo de WEA, que ahora es Warner. Así que me convertí en un ejecutivo y, cada vez más, dejé de producir. Estaba llevando una compañía discográfica, todo un triunfo. Trabajé para Warner durante dieciocho años, y al final de mi carrera fui presidente de Warner Europa y entonces fue cuando me di cuenta de que todo eso me había alejado de mi vida inicial, y de mi amor inicial por la música, que, por supuesto, era el jazz. Esto pasó en 1988. Decidí dejar Warner y convertirme en independiente. En esa época vivía en Londres, y también viví dos años en Mallorca, y tenía dudas. Empecé a grabar otras cosas, pero en 1992, con el proyecto Jazzpaña , empecé con mi propio sello. Pasaron treinta años entre el momento en el que me di cuenta de mi sueño y el momento en que fundé el sello. En 1992 fundé la compañía y en el mismo año grabé el proyecto Jazzpaña, que seguro conoces, y ahora la historia del sello continúa.
Nesuhi Ertegun y Siggi Loch, 1983
© Archiv Siggi Loch
ARTURO MORA: ¿Qué echas de menos sobre cómo funcionaban las cosas en Warner?
SIGGI LOCH: Nada. Quiero decir, esta es una situación completamente distinta. Si llevas una compañía, especialmente como en mi caso, siendo el director en Europa, no tienes nada que ver con los artistas ni con las grabaciones; ese no era mi trabajo. La mayoría de los artistas de pop graban su propia música y la compañía tan solo la distribuye, así que no son parte del proceso creativo, e incluso hoy en día una compañía como Universal o Warner no se involucra en el proceso creativo de grabar música. Solo distribuyen y comercializan la música, no la crean. Pero cuando fundé mi sello volví a la casilla de salida, por así decirlo, porque era el productor, estaba en el estudio con los artistas, era el editor y la compañía era mía. Fundamentalmete debía tener mi propio sello porque nadie comercializaría la música de la forma que a mí me gusta. El jazz no es una música muy comercial, como ya sabes. Nesuhi Ertegun, que fue mi jefe en Warner durante mucho tiempo, y a quien yo admiraba, porque fue un gran productor en Atlantic, me decía: “sabes, en el jazz no hay dinero”. Y tenía razón, tienes que amar la música para participar en ella de forma comercial, porque si lo que quieres es hacer dinero tienes que tirar por otro tipo de música, no vas a hacer dinero con el jazz. Y no fundé el sello ACT para hacer dinero, sino para cumplir mi sueño.
ARTURO MORA: Acabas de mencionar a Nesuhi Ertegun. ¿Qué destacarías de tu relación con él?
SIGGI LOCH: Ya conocía a Nesuhi antes de que llegara a presidente de Warner International. Era, como ya sabes, compañero y hermano de Ahmet Ertegun en Atlantic, e hicieron todos esos discos fantásticos con John Coltrane, el Modern Jazz Quartet y muchos, muchos más. Yo conocía bien el trabajo de Nesuhi y era un gran fan suyo, así que cuando me llamó para trabajar con él en esa compañía nueva que se llamaba Warner International –en esa época era WEA International– le dije que sí, pero no le habría dicho que sí a nadie más.
Mick Jagger y Siggi Loch, 1974
© Archiv Siggi Loch
ARTURO MORA: Para conmemorar estos veinte años has publicado el Jubilee Album , que es una recopilación de artistas del sello. Más allá de la variedad de músicos presente, incluye composiciones de gente tan diversa como Gustav Mahler, Burt Bacharach, Keith Jarrett o Nirvana. ¿Era tu intención que la recopilación fuese lo más ecléctica posible?
SIGGI LOCH: No. Antes de nada, mi interpretación sobre el jazz es que es una forma artística abierta. Por supuesto sabemos que en sus comienzos empezó como un arte afro-americano, pero incluso en esos comienzos, hace más de cien años, fue el resultado de un crisol, de música que se fusionó: la música de África se fusionó con la música del Caribe y con la música de Europa, por supuesto, porque en Nueva Orleáns había mucha música de marchas, y todas esas marchas venían de Europa. Así que el jazz fue el resultado de culturas diferentes, y creo que es muy importante que el jazz continúe siendo una forma de arte abierta, y en los últimos veinte años, creo, ha habido más influencias desde Europa que desde América. Por tanto, me interesa seguir los nuevos desarrollos del jazz, incluso en América: hemos fichado a Vijay Iyer, porque para mí Vijay Iyer no es, obviamente, lo que los americanos llamarían jazz afro-americano, porque sus raíces son indias, no son africanas. Me interesa seguir esos nuevos desarrollos, más que intentar continuar con la idea tradicional de lo que llamamos simplemente jazz, sabes, con la idea del jazz puro afro-americano. También me encanta esa música, pero el concepto del sello es estar abiertos también a otras influencias.
ARTURO MORA: ¿Crees que realmente existe algo a lo que podemos llamar “jazz europeo”?
SIGGI LOCH: No, siempre depende del artista. Si escuchas a Esbjörn Svensson quien, por desgracia, ya no está entre nosotros, su música tiene influencias de jazz, obviamente, pero sus influencias más fuertes vienen de la música clásica europea y del rock’n’roll . Esas influencias le llegaron porque creció con la música de Schubert y Chopin, porque su madre era una pianista clásica. Su padre era aficionado al jazz, pero de niño [a Esbjörn] le interesaba más el rock’n’roll que ninguna otra música y, por supuesto, todo ese rastro se puede detectar en su música; no lo puedes llamar jazz americano, es jazz europeo. Por otro lado si piensas en un artista como Nils Landgren, que también es sueco, tiene unas influencias mucho mayores del jazz y el funk americanos. Y, por supuesto, si piensas en la música de Nguyen Le, francés, en más del 50% tiene influencias de Jimi Hendrix. Así que creo que todo esto es extremadamente interesante, y me fascina este desarrollo del vocabulario del jazz, más que la continuidad con la tradición.
Disco de platino en Alemania para e.s.t. porViaticum
© ACT / M. Kretzer
ARTURO MORA: Acabas de hablar del difunto Esbjörn Svensson. ¿Podrías compartir con nosotros algunos recuerdos sobre él?
SIGGI LOCH: Bueno, el primer recuerdo es de cuando encontré a Nils Landgren, a quien conocí en un festival de jazz en Salzburgo llamado Jazzbaltica. Entonces él estaba allí como artista, este año es el director del festival, pero entonces en 1994 le escuché por primera vez. Nunca había oído su música ni le había visto. Me fascinó. Yo no tenía un interés real en grabar música funk , no era el concepto del sello, pero el artista me encantó. Cuando vino a Hamburgo en el 95 trajo consigo a Esbjörn Svensson como teclista, y ahí fue donde le conocí, y entonces fue cuando me di cuenta inmediatamente del potencial tan enorme que tenía como artista, y como teclista. Charlamos, me habló de su música, de su grupo, y así nos conocimos. Al principio no me interesaba porque ya tenía contrato con otro sello, y dije: “bueno, sabes, mala suerte, ya tienes sello discográfico”. Así que para poder empezar a trabajar con él le pedí que grabara con Nils algo totalmente diferente: música folclórica sueca. Hicimos un disco a dúo, y esa fue mi primera grabación con Esbjörn. El dúo estuvo de gira por Alemania y el disco tuvo éxito, pero e.s.t. [Esbjörn Svensson Trio], el grupo, solo era conocido en Suecia. Entonces fue cuando me envió una primera muestra del discoFrom Gagarin’s Point Of View . Escuché esa música antes de que se publicara y me di cuenta de que era una auténtica obra maestra. En ese instante supe que esto era toda una nueva dimensión, un capítulo nuevo en la historia del trío de piano de jazz. Así que fui a Suecia e hice un trato con su sello, Diesel, para convertirme en titular de la licencia de Esbjörn Svensson, porque esa música me había enamorado. Esbjörn me dio su palabra de que una vez acabara su contrato con el sello firmaría directamente con ACT, y así lo hizo. Así que estuvimos muchos, muchos, muchos años trabajando juntos; empezamos a trabajar en 1999 y, como sabes, desgraciadamente desapareció en 2008.
ARTURO MORA: Además de Esbjörn, has publicado muchos discos de pianistas: Vijay Iyer, Yaron Herman, Michael Wollny… ¿Tienes preferencia por los pianistas?
SIGGI LOCH: Sí. La verdad es que siento que el piano, si miras a la historia del jazz, en sus inicios, empezando con elboogie woogie y el piano stride , el piano ha sido una corriente vital extremadamente importante en el jazz. Los grandes pianistas: Art Tatum, [Duke] Ellington, Count Basie y, por supuesto, Bill Evans han tenido una influencia tremenda en el jazz. Por supuesto estuve marcado por Esbjörn, pero después me concentré más y más en otros pianistas, y ahora creo que representamos a algunos de los mejores pianistas de jazz de hoy en día, algo de lo que estoy muy contento. Sí, tengo una gran afinidad con este instrumento.
Siggi Loch nombrado caballero sueco: Ruth Jacoby (embajadora) y Siggi Loch
© Anja Grabert
ARTURO MORA: ¿Por qué es tan fuerte tu conexión con Suecia?
SIGGI LOCH: Muy al principio, cuando era el director principal de Philips en Hamburgo en 1962, estuve de vacaciones en Suecia, y también escuchaba una emisora de radio en Hamburgo donde había un hombre, Hans Gertberg, que organizaba talleres de jazz, y traía a esos talleres no solo a músicos suecos, sino también de otras partes de Escandinavia, y uno de ellos fue Jan Johansson, el pianista sueco que fue el primero, que yo sepa, en utilizar la música folclórica de Suecia en un contexto jazzístico. La idea me encantó, me fascinó. Escuché su música y también la de otro músico sueco que estaba grabando música folk con una big band , su nombre era Bengt-Arne Wallin. Fueron los primeros que empezaron a hacer lo que casi acabaría convirtiéndose en una moda, grabar jazz basado en música folk.
Más tarde, como yo vivía en Hamburgo, tenía como afición navegar, así que siempre pasaba los veranos en Suecia. Por todo ello tenía una gran afinidad con el país y con sus gentes. También cuando era joven fui a Copenhague a escuchar a los artistas que tocaban en el Café Monmartre, gente como Dexter Gordon, Ben Webster o Bud Powell, y que básicamente vivían en Copenhague. Así que siempre estuve muy metido e interesado en los países escandinavos, en su gente y por supuesto en el jazz que se tocaba en ellos. Cuando fundé el sello y conocí a Nils Landgren en el festival que comenté antes, a través de Nils conocí a más gente, aparte de Esbjörn, y ACT se convirtió, con el paso de los años, en el sello más importante de jazz sueco.
ARTURO MORA: Hablemos del negocio. ¿Cómo son los datos de ventas en Estados Unidos en comparación con Europa?
SIGGI LOCH: Bueno, la verdad es que casi no estamos vendiendo discos en Estados Unidos, porque el único artista que está vendiendo cantidades interesantes allí es Vijay Iyer. Aparte de él, publicamos el resto de los discos, pero incluso Esbjörn Svensson nunca vendió muchos discos en América. El que más vendió fue Viaticum , que vendió más de 100.000 copias en Europa y no llegó a las 5.000 en Estados Unidos, para darte una idea. El mercado americano es básicamente para artistas americanos que viven allí, y como yo me concentro más en el lado europeo no hacemos negocio en América.
Siggi Loch, 2010
© ACT / Barbara Eismann
ARTURO MORA: Y, ¿cómo está el mercado japonés?
SIGGI LOCH: El mercado japonés solía ser extremadamente importante, solía ser el segundo mercado de jazz más grande del mundo, pero eso ya acabó. El negocio del jazz en Japón ya no es interesante; la verdad es que ha disminuido drásticamente y no vendemos mucho en la isla, así que hoy en día nuestro mercado principal es Alemania y el segundo Francia, y el resto es mucho más pequeño. Tiene mucho que ver con el hecho de que la mayoría de nuestros artistas toquen fundamentalmente en Alemania, en Francia, en Suecia; por consiguiente esos son nuestros mayores mercados, es bastante natural.
ARTURO MORA: ¿Los efectos de la crisis económica han sido muy duros para el sello?
SIGGI LOCH: Por algún motivo el desarrollo de ACT es totalmente contrario al del mercado discográfico internacional. Cuando empezamos, en 1992, ese fue el mejor año en la historia de la industria del disco en términos de ventas mundiales. A partir de ahí el negocio de la música empezó a disminuir, cada año un poco menos. Ahora el mercado discográfico en todo el mundo es menor que el 50% de lo que era hace veinte años. Durante ese mismo período el negocio de nuestro sello fue creciendo cada año. Cuando Esbjörn murió en 2008, ese fue el peor día de mi vida, la verdad es que pensé en cerrar la compañía porque había perdido a mi artista más importante, había perdido a un amigo querido y a una de las personas más creativas que he conocido en mi vida, y no creía ser capaz de encontrar a nadie como él otra vez. Ya se acercaba mi 68º cumpleaños, y dije: “bueno, ya lo hice todo, ya tuve mi sello, ya tuve éxito como ejecutivo, ¿por qué debería continuar? Tendría que acabar con esto”. Pero entonces lo que pasó fue que tenía a todos esos músicos jóvenes tan maravillosos, especialmente a Michael Wollny, el artista alemán en el que estoy invirtiendo mucho tiempo y mucha energía, y no debería dejarles solos, así que decidí continuar. Pero esperaba que el negocio de ACT decayera con la muerte de Esbjörn y, por supuesto, el año siguiente disminuyó un poco, pero entonces pude encontrar a nuevos artistas como Michael Wollny en Alemania, que está vendiendo muy bien ahora, y también artistas como Leszek Mozdzer, la super estrella polaca que está vendiendo muchos discos, o Youn Sun Nah, la cantante coreana, que tiene el disco que más vendió en Francia el año pasado. Así que ACT ha sido capaz de continuar creciendo a pesar de que la industría decaiga y a pesar de la tremenda pérdida de nuestro mayor artista, Esbjörn Svensson.
Siggi Loch, 1967
© Archiv Siggi Loch
ARTURO MORA: ¿Y la descarga ilegal de mp3?
SIGGI LOCH: ¿Qué puedo decir? No podemos parar el desarrollo de la tecnología, no es posible. La gente está robando música, creen que debería ser gratis… No hay nada que pueda hacer al respecto. Lo ignoro. Para nosotros el negocio de las descargas no es importante, es menos del 10% de nuestro negocio, así que nos estamos concentrando en grabar y comercializar música para la gente que quiere tener el producto, ¿vale? Y sigo haciendo discos para esa gente que está por todo el mundo, y estoy muy contento de haber sido capaces de incrementar nuestro negocio de esta forma, e ignorando lo que ocurre en el negocio de las descargas, porque no lo puedo parar y si pierdo mucho tiempo pensando en ello me va a enfadar, y eso no sería bueno para mi trabajo.
German Jazz Award paraJazzpaña de Vince Mendoza, 1996
© Archiv Siggi Loch
ARTURO MORA: Habéis recibido algunas nominaciones a los premios Grammy: la primera con Jazzpaña , el año pasado con el Historicity de Vijay Iyer… ¿Crees que podríais incrementar vuestro negocio en el mercado estadounidense si alguno de vuestros artistas ganara un Grammy?
SIGGI LOCH: No, no veo que haya mucha diferencia. Quiero decir, está muy bien tener un Grammy, es maravilloso, pero… Sabes, el jazz se creó en América, pero América no tiene interés en su propia cultura; mucho más en películas o en arte visual, pero el jazz no se está desarrollando mucho. Todos los grandes artistas de jazz estadounidenses podrían tener problemas para ganarse la vida si no pudieran trabajar en Europa; es aquí donde hacen dinero. En Europa la gente tiene un nivel de interés en el jazz mucho mayor que en América.
ARTURO MORA: Cuando empezaste ACT, ¿te influyó cómo trabajaba el sello ECM, también de Múnich?
SIGGI LOCH: No. Resulta que estoy en Múnich…. Es interesante: si miras hacia atrás, hablando históricamente el sello más importante fue Blue Note, pero tan solo hasta que sus fundadores originales vendieron la compañía en 1968… La vendieron en el 66, pero al final dejaron de trabajar para ella en el 68. Ese fue el verdadero final de Blue Note; Bruce Lundvall la revitalizó después, pero cuando la gente habla hoy en día sobre Blue Note, siempre hablan y siempre piensan en el Blue Note de los años sesenta, y no en el de los ochenta.
Cuando acabó Blue Note empezó ECM, en 1969, y arrancó en Múnich, pero en Múnich también surgió Enja y, claro, ACT. Por algún motivo, Múnich es tierra fértil para los sellos de jazz. No sé por qué, pero es así. El tema es que ECM no me influyó. Obviamente tengo el mayor respeto y admiración por Manfred Eicher y por lo que ha hecho, porque la verdad es que ECM es el sello de jazz número uno hoy en día, pero da igual, está bien, hacemos lo que hacemos y estoy contento de poder hacerlo.
ARTURO MORA: Por cierto, ¿de dónde viene el nombre de tu sello?
SIGGI LOCH: Ya había inventado la idea de llamar al sello ACT en 1966, cuando hice mi primer dibujo. Buscaba una palabra… Aprendí algo en Atlantic, Ahmet Ertegun dijo que el nombre del sello tendría que empezar por una A, porque es la primera letra del alfabeto y así serás el primero en cobrar [risas]. Así que dije: “vale, tiene que empezar por A”. Y entonces pensé que ACT viene de “actuar”, tiene más que ver con la idea de artista que con la de músico. El artista es más que un músico, debe tener un cierto carisma en el escenario… El músico toca música, pero el artista es más que eso, es un músico pero es más que solo un músico. Por eso llamé al sello ACT.
ARTURO MORA: ¿Dónde crees que se encuentra el futuro de la distribución musical?
SIGGI LOCH: No lo sé, pregúntame algo más fácil [risas].
ARTURO MORA: Muy bien, entonces una pregunta fácil para acabar: ¿cuáles serán los próximos pasos de ACT?
SIGGI LOCH: Seguimos grabando y publicando unos veinticuatro discos al año, ese es nuestro objetivo. Sacamos más de treinta el año pasado, pero espero que este año no saquemos más de veinticuatro, porque no podemos manejar más que esa cantidad de forma profesional, ya que creemos que tenemos la obligación de que nuestros artistas sean populares, y no sencillamente sacar sus discos y esperar que haya buenas reseñas, eso no es lo que hacemos. También nos gustan las reseñas buenas, pero no publicamos los discos por las reseñas, los publicamos para llegar a la gente que quiere comprar esa música, pagar por ella y hacerla parte de sus vidas. Eso es mucho más difícil que sencillamente sacar el disco y esperar que haya una buena reseña.
Así que seguimos grabando a artistas que desean comunicarse con un público más grande, mayor del que tendrían si no estuvieran con nosotros. Nuestro trabajo es encontrar más fans para los artistas, más compradores y seguidores interesantes de los que tendrían si no estuvieran en ACT.
© Fotografías indicado en cada una de ella