Salvando las distancias, aunque obedeciendo a las sensaciones auditivas, escuchar en 2013 lo nuevo de Steve Coleman and Five Elements puede resultar en cierto modo similar a escuchar lo nuevo de Iggy Pop y los Stooges. Las propuetas de ambos grupos no tienen demasiado (por no decir nada) que ver entre sí, pero en ambos casos antes de escuchar sus nuevas grabaciones, desconociendo en concreto qué va a sonar, uno sabe con certeza, en cierto modo, todo lo que sonará.
Steve Coleman sigue pertinaz en la senda del M-Base. A lo largo de su carrera ha ido desarrollando diferentes teorías que explican su música, y por tanto no resulta en absoluto extraño que Functional Arrhythmias sea un disco temático en el que su fuente de inspiración, o más bien su leitmotiv, sean los diferentes ritmos que se generan de un modo natural en el cuerpo humano.
Coleman es el autor de los catorce temas. Unas composiciones muy exigentes que Jonathan Finlayson (trompeta), Anthony Tidd (contrabajo) y Sean Rickman (batería), además de Miles Okazaki (guitarra en cinco temas) desarrollan de un modo muy competente. Esta exigencia está distribuida en dos niveles. Por un lado en las partes obligadas para la exposición de unas melodías muy quebradas y que rememoran la estructura del be bop. Por otro lado están los solos, en los que destacan Coleman y Finlayson, y también la labor de la rítmica en la que sobresale Sean Rickman con algunos temas en los que tiene que afrontar unos ritmos ciertamente complicados.
Tal y como comenzaba este relato, y tal y como sucede con sus directos, Functional Arrhythmias tiene lo que uno sabe que se va a encontrar en un disco de Steve Coleman and Five Elements, M-Base en estado puro, servido con inmediatez y sin concesiones.
© Pachi Tapiz, 2013
Steve Coleman and Five Elements: Functional Arrhythmias (Pi Recordings, 2013)