Un Kind of Blue sin alma ni color, por Jesús Gonzalo
Esto no es una reseña de un disco. Para que lo fuera tendría que haber música. Lo que el lector tiene delante es un anásilis de una obra conceptual. El objeto que nos ocupa forma parte del llamado «arte acción», en este caso representar algo vivo que muere al ser representado. Es, a fin de cuentas y para entendernos, una «performance» que dura lo que dura el disco original de Miles Davis: en torno a los 45 minutos y 4 segundos, dependiendo de la edición. Ese es el tiempo que conforma lo que por todos es considerado «un clásico» de creatividad y belleza irrepetibles, un trabajo que pertenece y está inserto en la memoria colectiva de nuestra civilización como lo puedan estar los Beatles o Bob Dylan, porque tras de sí todo cambió, alumbrando dentro y fuera del género que lo hizo posible.Continúa leyendo