Tango Jazz Quartet (Festival Internacional de Jazz Nisville. Niš, Serbia. 2016-08-13) [Concierto] 1

Tango Jazz Quartet (Festival Internacional de Jazz Nisville. Niš, Serbia. 2016-08-13) [Concierto]

  • Festival Internacional de Jazz Nisville
  • Fecha: 13 de agosto de 2016
  • Lugar: Niš, Serbia
  • Grupo:
    Tango Jazz Quartet
    Gustavo Fimeninch: saxo tenor y clarinete
    Horacio Acosta: piano
    Federico Hilal: contrabajo
    Aleejandro Beelmann: batería

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“Están tocando un himno”, les dijo con aire solemne un sonidista serbio a los cuatro argentinos al finalizar la prueba de sonido. Se había sorprendido al enterarse de que la agrupación porteña tocaría “Libertango” de Astor Piazzolla en Nišville, aunque el nombre Tango Jazz Quartet daba por supuesto que aunque sea un poco de aire rioplatense se infiltraría durante el concierto. Y así fue, para alegría del sonidista serbio.

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Surcada por el breve río Nišava que le da nombre, Niš es la tercera ciudad más poblada de Serbia y también una de las más antiguas, con una historia repleta de batallas y cambios de manos: de celtas a romanos, de bizantinos a serbios, de búlgaros a otomanos. Las diversas civilizaciones dejaron su marca en la fortaleza de la ciudad; un gran parque amurallado donde cada verano desde 1995 se desarrolla Nišville, el festival de jazz más grande del sudeste europeo. Según la organización, este año hubo 170 mil espectadores repartidos en cuatro días y once escenarios, ocho de ellos gratuitos. Los únicos hispanoparlantes estuvieron en el escenario principal.

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Gustavo Firmenich, en saxo y clarinete, comanda desde 2005 un cuarteto acompañado por Alejandro Beelmann en batería, Federico Hilal en bajo y Horacio Acosta en piano, un cuarteto que combina jazz y tango de forma tan excepcional que alguna vez Richard Galliano les dijo que nunca antes había escuchado que la fusión de ambos géneros funcionara. De hecho fue el mismo Galliano quien les aconsejó viajar a Europa y presentar su material. Así, casi sin fechas pautadas y con unos pocos contactos, se inició la primera gira; hasta finales de septiembre de 2016 encararán la sexta, y ya han pasado por países tan diferentes como Estados Unidos, China, Rusia, Nigeria, Mozambique y, claro, Serbia. Pero la primera vez que Firmenich se presentó en el país balcánico fue sin su cuarteto. En 2015 organizó una gira con Sotavento, una big band conformada originalmente por alumnos suyos en la que se reemplazan trompetas y trombones por saxos, y que recaló en Nišville con algunas reversiones de tango en formato big band. La propuesta era inédita para el público local, y antes de irse acordaron con los productores del festival regresar al año siguiente, esta vez con Tango Jazz Quartet.

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En el escenario principal del festival el orden de las bandas va en crescendo, se alcanza la cúspide con el headliner de la jornada y luego decrece la intensidad. Tango Jazz Quartet se presentó en la etapa del crescendo hacia el clímax, aún con mayoría de público sentado, y Firmenich describe a una audiencia muy expectante, muy atenta. Aún así aclara que “en relación a Europa Central, notamos mucha más efusividad por parte del público. En otros lugares nos encontramos con gente muy atenta pero más pacata, aquí hubo mayor efervescencia por parte del público, que es a lo que estamos acostumbrados en Argentina. Notamos algo bastante latino en el ambiente, más calidez”.

No es que el tango suene extraño o demasiado foráneo en Serbia, de hecho suele haber alguna milonga por esos lares, pero la fusión con el jazz no es común en ningún lado, y por eso abre puertas: “si fuésemos un grupo sólo de jazz, la parte de tango nos la perderíamos y lo mismo si fuésemos un grupo de tango. Tomamos el desafío de adaptar al jazz no sólo el tango de Piazzola sino desde la guardia vieja y pasar por todas las etapas”. Hay una conexión entre ambos géneros porque el primer tango, ese que se tocaba a principios de siglo XX en cualquier fonda de Buenos Aires, se improvisaba, quizás no desde un concepto jazzístico, pero los músicos tacaban para que la gente bailara y tocaban mucho tiempo, entonces debían extender el tema. El tango, como la originalmente improvisada música clásica, mutó y la improvisación se volcó al papel haciendo de aquellas viejas improvisaciones muchas y diversas variaciones que aún hoy se tocan. Pero esa conexión, esa identidad común que hermana a los sonidos de Nueva Orleans y de las costas del Río de la Plata, nunca se perdió. Tango Jazz Quartet usa ese vínculo como cuerda para trepar un muro que parecía infranqueable.

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La gira continuará con rumbo norte, de Belgrado a República Checa, hacia Alemania, Inglaterra y Francia, donde recalará a fin de mes en el Sunset/Sunside de París, institución totémica del género, que abrirá las puertas para la grabación de un disco en vivo. El regreso a Sudamérica iniciará una nueva etapa, un nuevo disco a principios de 2017, una nueva gira europea para el próximo verano, quizás con arreglos para sumar orquestas sinfónicas locales manteniendo al cuarteto original en la base rítmica, quizás sumando cantantes invitados para algún concierto. Hay planes y hay material para trabajar en ellos. La certeza es que la próxima edición de Nišville contará con Tango Jazz Quartet.

El escenario podría estar en Serbia o Sudáfrica o España o Colombia. No debiera importar, si después de tantos kilómetros y tantos conciertos todo se parece. Pero no. Porque Firmenich se para frente al micrófono y saluda y agradece en serbio, como lo haría en ruso si estuviese en Siberia o en mandarín si estuviera en China. Lo reconoce como un trabajo extra pero imprescindible, una forma nimia de agradecer al público local que se acercó y pagó una entrada quizás sin saber siquiera qué le iba a proponer un grupo de argentinos. Este roce internacional es una forma de nutrirse culturalmente pero también musicalmente. Por eso, entre el tango y el jazz,  se cuelan en el concierto los acordes del himno local “Niška Banja”, aquella canción gitana que celebra las aguas termales a las afueras Niš y la tradición tan serbia de los baños. Es un homenaje que los locales parecen reconocer y apreciar. De un himno argentino a un himno serbio.

Texto y fotografías: @ IEH, 2016

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