Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] - Tomajazz 9.0 - En 1981, se publicaba en el número 1 de la revista Quàrtica Jazz, una extensa entrevista a Tete Montoliu, realizada por el periodista Miquel Jurado. En 2023, coincidiendo con el 90º Aniversario del nacimiento del pianista y la publicación del libro de Pere Pons Macías, 'Round About Tete. Una mirada coral a la vida y obra de Tete Montoliu (Libros del Kultrum, 2023), recuperamos esta entrevista histórica, publicada en Tomajazz en el año 2007, con motivo del décimo aniversario del fallecimiento del pianista.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera… una entrevista de jazz]

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] - Tomajazz 9.0 - En 1981, se publicaba en el número 1 de la revista Quàrtica Jazz, una extensa entrevista a Tete Montoliu, realizada por el periodista Miquel Jurado. En 2023, coincidiendo con el 90º Aniversario del nacimiento del pianista y la publicación del libro de Pere Pons Macías, 'Round About Tete. Una mirada coral a la vida y obra de Tete Montoliu (Libros del Kultrum, 2023), recuperamos esta entrevista histórica, publicada en Tomajazz en el año 2007, con motivo del décimo aniversario del fallecimiento del pianista.
Tete Montoliu en portada del número 1 de la revista Quàrtica Jazz (abril de 1981). El precio del ejemplar eran 200 pesetas, 1’20 €.

Presentación año 2023: en el 90º aniversario del nacimiento de Tete Montoliu por Pachi Tapiz

En el año 2007, con motivo del décimo aniversario del fallecimiento de Tete Montoliu, en Tomajazz publicamos una serie de contenidos relacionados con el gran pianista catalán. Tuvimos la enorme fortuna de obtener el permiso de Miquel Jurado para publicar, en dos entregas (aquí la primera y aquí la segunda), la extensa entrevista que realizó al gran pianista y que se publicó en el primer número de la revista Quàrtica Jazz en abril de 1981.

En 2023, en el año en que se cumple el 90º Aniversario del nacimiento del músico catalán, y coincidiendo con la publicación del libro de Pere Pons Macías, ‘Round About Tete. Una mirada coral a la vida y obra de Tete Montoliu (Libros del Kultrum, 2023), recuperamos la entrevista al músico de jazz español más internacional. Además de las notas originales, se incluyan las notas adicionales que Agustín Pérez Gasco (un fanático del jazz y experto en la obra del insigne pianista), añadió a la entrevista y que se publicaron originalmente en Tomajazz.

© Pachi Tapiz, 2023

Presentación año 2007: en el décimo aniversario del fallecimiento de Tete Montoliu por Agustín Pérez Gasco

El periodista Miquel Jurado, que por aquel entonces trabajaba en Radio Barcelona (Cadena Ser), entrevistó a finales de 1980 al pianista Tete Montoliu. A lo largo de los dos o tres días que duró la entrevista, Jurado y Tete repasaron extensamente la carrera del pianista barcelonés y desmenuzaron con bastante detalle su visión del jazz y sus gustos (y fobias) musicales. De esta manera se cimentó lo que sería una sólida amistad que duraría hasta la prematura muerte de Tete en agosto de 1997.

La entrevista se publicó en el número 1 de Quàrtica Jazz, revista de corta vida y de la que Jurado fue editor hasta el número 8.

En el marco del décimo aniversario del fallecimiento de Tete Montoliu, rescatamos ahora en Tomajazz el texto íntegro de esta entrevista y que reproducimos con autorización expresa de Miquel Jurado.

Hemos añadido algunas notas aclaratorias que complementan o corrigen algunos datos citados en la entrevista. Para más detalles sobre la cronología de Tete Montoliu, puede consultarse Jazz Discography – Tete Montoliu Discography, que se encuentra en continua actualización y ampliación.

© Agustín Pérez Gasco, 2007

Tete Montoliu, por Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) 

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 1

Aquí siempre ha existido –y lamentablemente pervive todavía– la pertinaz y unánime costumbre de infravalorar lo propio para sobrevalorar lo ajeno. «Nadie es profeta en su tierra», gusta de afirmar nuestra gente con la mayor impudicia. Y en el jazz, el caso típico se llama Tete Montoliu. Pues bien, dejémosle de una vez la palabra para que él mismo desmienta –sin señalar a nadie– el sambenito del «no somos nada» que tantos se autoimponen cual medalla justificadora. Al menos él, tal como figura en el rótulo dorado que adorna su puerta, es «V. TETE MONTOLIU I MASSANA – PIANISTA».

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 2

MIQUEL JURADO: VICENS MONTOLIU I MASSANA nació en Barcelona el 28 de marzo de 1933, hijo de un conocido músico barcelonés que era miembro de la Banda Municipal y de la Orquesta del Gran Teatro del Liceo.

TETE MONTOLIU: En mi casa, al ser mi padre músico, había un piano, y a los cuatro años ya empecé a ponerle las manos encima. Nunca hice tonterías con el piano; tocaba cosas normales con uno, dos o tres dedos, como podía. En el primer colegio de ciegos al que asistí, tenía un profesor de piano con el que, además de seguir estudiando el instrumento, aprendí solfeo. Mi padre nunca pudo enseñarme nada, porque yo no le hacía ningún caso. Él tocaba el oboe y el corno inglés como músico clásico, además del saxo alto y el clarinete como músico comercial, porque nunca llegó a interpretar verdaderamente jazz, aunque él dijera que sí… Entré en el Conservatorio Superior de Música de Barcelona en 1946, cuando tenía trece años, y recuerdo que el primer día toqué para el entonces director, el Sr. Zamacois, ya fallecido, y al finalizar dijo: «Me parece muy bien, pero tienen que pensar que esto no es un colegio de ciegos» [pronuncia esta frase con aire de falsa solemnidad]. No fue un principio muy alentador. De todas maneras, los profesores se responsabilizaron de mí, y todo fue siempre perfecto. Comencé estudiando directamente tercer curso de piano y cuarto de solfeo.

MIQUEL JURADO: Mientras estabas estudiando en el Conservatorio, ¿tuviste alguna experiencia pública como músico clásico?

TETE MONTOLIU: No, nunca. Siempre he tocado muy mal la música clásica, lo que se dice muy mal. Por esta razón, nunca me ha interesado como intérprete. Ahora bien, considero que es importante haber recibido una formación clásica. Y ello por una razón muy lógica y sencilla. Si tú quieres ser médico, ¿qué debes hacer? Estudiar medicina. Luego, si quieres ser músico, debes estudiar música. Tienes que adquirir la técnica para después dosificarla y que te sirva de recurso para tocar lo que quieres tocar.

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MIQUEL JURADO: ¿En qué medida es importante la técnica para interpretar jazz?

TETE MONTOLIU: Muy importante, pero no para utilizarla siempre, sino para desarrollar las ideas que tienes.

MIQUEL JURADO: Sabes perfectamente que entre los músicos de jazz, y sobre todo en los principios de esta música, un gran número de intérpretes era totalmente autodidacta.

TETE MONTOLIU: Eran, eran, eran [repite, haciendo mucho hincapié]. Los tradicionalistas sí, los tipos como Armstrong y gente así. Pero cuando un señor quiere expresarse en el lenguaje de hoy, tiene que hacerlo correctamente, hablando bien ese lenguaje. La técnica ha cambiado, la música ha evolucionado, la vida ha evolucionado. Actualmente no hay más narices que tener recursos para poder tocar. Si después los utilizas o no, eso es otra cuestión. Si piensas que mañana hará buen día, puedes decirlo en muchas palabras o en pocas; si quieres decirlo en muchas, has de tener recursos para poder hacerlo.

MIQUEL JURADO: En los últimos años se ha hablado mucho de la crisis de los Conservatorios en España. ¿En qué aspectos te sirvió esa enseñanza a ti, como músico de jazz?

TETE MONTOLIU: ¿Concretamente me preguntas si me sirvió como músico de jazz? [piensa detenidamente la contestación]. La respuesta es no. Me sirvió como pianista, para saber tocar el piano, y de todas maneras no demasiado, pues al finalizar en el Conservatorio comprendí que no sabía tocar bien y tuve que seguir estudiando con un profesor particular, el maestro Caminals.

MIQUEL JURADO: ¿Cómo era el ambiente jazzístico en la Barcelona de tu juventud? ¿Con qué intensidad se vivía el jazz… ?

TETE MONTOLIU: Con mucho interés, era mucho más bonito que ahora [contesta muy rápido, practicamente sin dejar concluir la pregunta]. Buenos o malos, había músicos que siempre actuaban. Yo era muy pequeño, pero lo recuerdo perfectamente. Había orquestas de baile que tocaban temas americanos. Bien o mal, supongo que sería mal, esto no lo recuerdo. Pero lo importante es que lo hacían. Entre los músicos había una inquietud que, por el contrario, no existía entre el publico. Ahora es al revés: la inquietud está en el público, entre los músicos no la hay.

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MIQUEL JURADO: ¿Y por qué crees que se ha perdido?

TETE MONTOLIU: Por culpa de los guitarreros y de los pelos largos. Sí, verás: cuando aparecieron los conjuntos de guitarreros en Londres o en donde fuera y dieron pie a que los chicos de aquí formasen conjuntos iguales, imitándoles, dejándose melena y empezando a ganar cuatro mil duros cada músico por bolo… ¡Imagínate, veinte mil pesetas por músico y por actuación! Cuando esto pasa, el jazz se va a la mierda. Aquí el jazz nunca produjo dinero a nadie, o al menos a ningún músico. Mi padre nunca vivió de esta música.

MIQUEL JURADO: Se habla mucho del jazz, pero ¿qué es exactamente el jazz para Tete Montoliu?

TETE MONTOLIU: Es muy difícil responder a esa pregunta, muy peliagudo. Yo vivo de esta música; entonces, ante todo, debo decir que para mí el jazz es un modus vivendi. Si no pensase así, me moriría de hambre. Todo lo demás ya son tópicos… El jazz es mi modo de expresión, la forma más sencilla que tengo de expresarme, el lenguaje musical que más me gusta. ¿Qué es la música de jazz? Simplemente música, y la música es ilimitada; los que somos limitados somos nosotros. Que yo diga: «esto es el jazz, esto no es el jazz», sólo tiene valor para mí. A lo mejor lo que para mí no es jazz, para ti o para cualquier otro sí que lo es, y entonces yo no tengo nada que discutir.

MIQUEL JURADO: ¿Cómo fueron tus inicios en el campo del jazz?

TETE MONTOLIU: Mal o bien, yo siempre había intentado tocar jazz. Mi primer contacto real fue a través de Don Byas, que vivió durante dos años en Barcelona. Llegó con la orquesta de Bernard Hilda y después estuvo actuando, solo, en todo tipo de locales y con la orquesta de Lluís Rovira… Don Byas venía casi cada día a comer a mi casa. Allí tuve ocasión de tratarle a fondo. Yo tenía doce o trece años cuando le conocí, y lo primero que me enseñó fue a beber coñac. Fue más que un amigo: fue un padre, musicalmente. Cuando venía a comer a mi casa, siempre se ponía a tocar el saxo con el nene pequeño de la familia, que era yo, y tocaba el piano. Sin decirme nunca: «esto es así» o «esto es de la otra manera», me enseñó a hacer las cosas como tienen que hacerse.

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Tete Montoliu y Miquel Jurado en 1992,
durante el descanso de la grabación
de un programa para la televisión francesa.
De la colección privada de Miquel Jurado

MIQUEL JURADO: ¿Actuasteis juntos en público?

TETE MONTOLIU: Sí, en muchas ocasiones. En el Bolero, un club de la Rambla de Cataluña que ya no existe, y en el Rigat, que tampoco existe.

MIQUEL JURADO: ¿Y cuál fue tu debut como músico de jazz? ¿Es cierto que comenzaste en una formación llamada El Lirio Campestre, que tú rebautizaste como Quartet Be-bop?

TETE MONTOLIU: Nunca toqué realmente con El Lirio Campestre. Era un grupo de estudiantes pedantes, antipáticos… Sí, sí, esto puedes publicarlo con letras bien grandes: pedantes, antipáticos, presumidos, presuntuosos, «paveros». Cuando los conocí me quedé con el guitarrista, que era tan antipático como ellos, pero tocaba mucho mejor. Se llamaba Jordi Pérez y al final llegamos a ser buenos amigos, porque yo también soy antipático, presuntuoso y todo eso. O al menos lo era, pero tocaba mejor que ellos. El Quartet Be-bop nació en 1950 y duró hasta 1954. Además de Jordi Pérez estaban: al contrabajo, un hermano de la pianista Alicia de Larrocha, Ramón, al que llamábamos Jerry y, a la batería, un dibujante muy bueno que ahora vive en París, Juli Ribera.

MIQUEL JURADO: En 1955 conociste a Lionel Hampton en Barcelona…

TETE MONTOLIU: Yo tocaba cha-cha-chás con Pilar Morales en un club de maricas de la plaza Calvo Sotelo, el Atelier Club…

MIQUEL JURADO: ¿Allí conociste a Hampton?

TETE MONTOLIU: No, no. Fui a escucharle al Teatro Windsor y al finalizar el concierto, bajé al escenario. Los músicos se quedaron allí y siguieron tocando; yo me senté al piano y me uní a la fiesta [I]. Hampton me invitó a participar con su orquesta en una gira de tres semanas por Francia. Al finalizar teníamos que viajar a los Estados Unidos, pero la mujer de Hampton, que además era la que llevaba los asuntos de la orquesta, se opuso diciendo que en América no podía presentarse con un pianista blanco. Tuve que volver a Barcelona y seguir tocando comercial en salas de fiesta como el Bikini de la Diagonal.

MIQUEL JURADO: Por esa época, grabaste dos discos como jazzman para una editora llamada Saef.

TETE MONTOLIU: Sí, aunque un poco antes había grabado, en un disco con Pilar Morales, dos temas de jazz; los otros dos eran boleros [II]. Los discos para Saef [III] vinieron después. En el grupo, que nunca fue un conjunto estable, estaban Francesc Burrull, Ricard Roda, Ramón Farrán y un contrabajista que actualmente trabaja en Madrid para la televisión, Eduard Gracia. Entonces todos trabajábamos en lugares diferentes, y al acabar el trabajo, a las tres de la madrugada, íbamos al estudio y nos encerrábamos hasta las nueve de la mañana. Los dos discos se grabaron igual.

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MIQUEL JURADO: Por cierto que en el segundo de ellos hay un solo de piano: «Willow Weep For Me». El primero de tu carrera.

TETE MONTOLIU: Exacto, fue el primer tema que me atreví a tocar en solitario. Supongo que se lo escuché a Art Tatum y me dije que yo también quería hacerlo.

MIQUEL JURADO: ¿Consideras que éstos fueron tus primeros pasos importantes en el jazz?

TETE MONTOLIU: No. Sin duda, el primer paso importante fue el Festival Internacional de Jazz de Cannes de 1958, porque allí se me brindó la gran oportunidad de hacer lo que verdaderamente quería. Inmediatamente vino el Festival de Jazz de San Remo, en febrero de 1959 (1) [IV]. Gracias a estos dos festivales pude, al año siguiente, actuar en Frankfurt con el quinteto del trombonista Albert Mangelsdorff. Cuando regresé a Barcelona empecé a tocar en el Jamboree con una serie de individuos que acabaron todos en la cárcel, complicados en un famoso crimen. Por fin, en 1961 me invitaron a participar en el Festival de Jazz de Berlín, y éste fue realmente mi lanzamiento. El Festival contaba con importantes figuras americanas como Monk, pero además se formó una orquesta con un músico de cada país europeo: había suecos, daneses, ingleses, franceses… Los pianistas éramos dos: Martial Solal, que actuaba con la orquesta, y yo, que actuaba con el pequeño conjunto. Allí debutamos verdaderamente como músicos de jazz, una cantante danesa, Monica Zetterlund, y yo (2) [V].

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© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: En este mismo año, 1961, actuaste en el fin de fiesta del III Festival de la Canción Mediterránea con la Orquesta Maravilla, interpretando dos temas del entonces representante oficial de Tailandia en España: Suwit Bowornwathan. ¿Cómo se montó esta historia?

TETE MONTOLIU: Sí, pero antes, al regreso de Berlín, tuve ocasión de formar mi propio quinteto regular (3). En cuanto a lo del festival barcelonés, todo vino porque aquel año se produjeron unas grandes inundaciones en Cataluña, que causaron grandes estragos. El cónsul en cuestión compuso dos temas y quiso que los fondos que se recaudaran fuesen para los damnificados. Supongo que nunca nadie vio ni un céntimo de ese dinero, desde luego yo no vi ni cinco. Pero, en fin… Cuando me lo pidieron, yo le dije a Francesc Burrull que preparase los arreglos para la Orquesta Maravilla, incluyendo a los músicos de mi grupo. Burrull dirigió la orquesta. Fue todo muy bien. Después ya no supe nada más.

MIQUEL JURADO: Posteriormente apareció un disco con cuatro temas, Fantasía Musical Tailandesa, a nombre de la Orquesta Montoliu.

TETE MONTOLIU: Sí, era la orquesta de mi padre y el pianista era Burrull. Yo no pude tocar porque en aquel momento tenía un contrato en exclusiva con otra firma. En junio de 1962 se disolvió mi quinteto y ese mismo año acompañé a Stéphane Grappelli en Jamboree, con Eric Peter al contrabajo y un batería del que no me acuerdo en absoluto; debía de ser muy malo, cuando no lo recuerdo. Yo con los baterías tengo siempre problemas muy grandes. Normalmente se creen que están en una riña: no saben que la batería es un instrumento que también hace música y solamente la golpean de un modo impresionante.

MIQUEL JURADO: ¿Has tocado con algún batería del que guardes un buen recuerdo?

TETE MONTOLIU: Por supuesto. Del que guardo mejores recuerdos es de Billy Higgins, que me ha acompañado durante mucho tiempo.

MIQUEL JURADO: ¿Y Elvin Jones, con el que también has actuado?

TETE MONTOLIU: Una experiencia muy interesante, pero Elvin se considera un concertista de batería acompañado por otros dos señores. Actuar en trío significa que las tres personas formamos un equipo, algo compacto, sin molestarnos los unos a los otros. Hemos de pensar igual, tener el mismo sentimiento musical. Si no es así, no se puede hacer nada.

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MIQUEL JURADO: Estábamos en junio de 1962, en el momento de la disolución de tu quinteto…

TETE MONTOLIU: Al disolverse el quinteto fui a Madrid para actuar en el Whisky Jazz con varios músicos americanos, entre ellos uno muy bueno, Chuck Israels. Había también un clarinete llamado Perry Robinson. Permanecí en el Whisky Jazz hasta que, en 1963, Peter Trunk me llamó para inaugurar un club en Berlín, el Blue Note. Estuve actuando allí desde febrero hasta agosto, con Albert Mangelsdorff, Herb Geller, Benny Bailey, Sahib Shihab. Gracias a estas actuaciones pude presentarme durante quince días en el Montmartre Jazzhus de Copenhague [VI]. En aquel entonces conocí a Dexter Gordon, pero no llegamos a tocar juntos. Dexter era la estrella, mientras que yo era el malo del programa, y el malo tocaba con músicos daneses; por ejemplo Ørsted-Pedersen, que tenía 17 años y utilizaba el contrabajo igual de bien que ahora. Después de una pequeña experiencia en Berlín, en octubre regresé al Montmartre para quedarme durante un año. Empecé actuando con un quinteto llamado New York Contemporary Five [VII], compuesto por Archie Shepp, Don Cherry, John Tchicai, Don Moore y un batería ya fallecido, J. C. Moses; estuvimos tocando juntos durante veintidós días. Con este grupo me sucedió una anécdota muy divertida: la primera noche que actuábamos juntos, Archie nos dijo que tocáramos un blues. Pues bien, marcamos el tiempo y empezaron los cinco a hacer unas cosas extrañísimas; aquello no era un blues ni nada. Yo estaba totalmente desconectado, sin saber que hacer… Decidí hacer escalas y arpegios como si estuviera estudiando, do-re-mi-fa-sol, y así todo el rato. Al finalizar, vino Don Cherry muy contento y me dijo: «Ahora tienes el mensaje, ahora hascomprendido esta música». Después actué con el quinteto de Roland Kirk, con Kenny Dorham y con Dexter Gordon, a quien acompañé durante casi seis meses junto con Pedersen y un batería danés llamado Alex Riel.

MIQUEL JURADO: ¿En esta época grabaste con Dexter Gordon?

TETE MONTOLIU: Sí, pero no. No hicimos ningún disco, pero actuábamos varias veces en la radio, y hace algunos años el Sr. Winther, de SteepleChase, compró esos programas y nos pidió permiso para publicarlos, por supuesto pagando. En Copenhague es muy común hacer programas de radio en directo: nosotros actuábamos los jueves por la noche.

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© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: Fue entonces cuando acompañaste a Chet Baker y Benny Golson.

TETE MONTOLIU: Sí, por separado. Chet Baker llegó una noche al Montmartre con un contrato por dos semanas. Llegó totalmente pinchado, tan pinchado que ya no le quedaba ni un solo trozo de piel donde vaciar la jeringuilla. Hicimos el primer set juntos; al acabar nos pidió que le esperáramos un momento y ya no volvió. Armó una bronca en una farmacia y le metieron en la cárcel. Tuvimos que acabar el contrato en trío. Nunca más he vuelto a verle [VIII]. En cambio, con Golson fue muy diferente. Una experiencia inolvidable. Actué en el Festival de Molde, en Noruega, dos días con Golson y dos días con Dexter. Estaban también Pedersen y Riel. Luego fuimos juntos al Festival de Lugano y al acabar éste recibí un telegrama de George Wein explicándome que Roland Kirk quería tenerme en su grupo para la gira del Newport Jazz Festival. Recorrimos toda Europa, menos España. Fue horroroso, 21 conciertos en 21 días consecutivos con 25 viajes en avión.

Nosotros actuábamos con Tommy Potter y Kenny Clarke. Además estaban Coleman Hawkins, el quinteto de Miles Davis, Dave Brubeck, Roy Eldridge, Sister Rosetta Tharpe, un tradicionalista que se llamaba Oscar Papa Celestin o algo así, el Charlie Parker Memorial con Sonny Stitt, J. J. Johnson y Howard McGhee… [IX] Éramos 53 músicos en total. Después volví al Whisky Jazz de Madrid para tocar con Dexter, Jean-Luc Ponty, Donna Hightower, que todavía cantaba jazz, y con muchos otros. Aquí fue la primera vez que actué en trío con Eric Peter y Peer Wyboris.

En mayo de 1965 regresé a Barcelona, al Jamboree, con Booker Ervin y Pony Poindexter. Pony era un músico formidable. Actualmente está muy enfermo, presentó una trombosis cerebral y le han trasladado a San Francisco, muy grave, con medio cuerpo paralizado. Después vinieron Art Farmer, Ornette Coleman…

MIQUEL JURADO: Por cierto, Ornette actuó en Jamboree con su trío habitual de entonces: Moffett e Izenzon, ¿verdad?

TETE MONTOLIU: Sí, pero también tocó con nosotros, con Eric Peter al contrabajo y Billy Brooks a la batería. Después volvió Dexter y un trombonista sueco muy interesante, Eje Thelin. Tras lo cual, en 1966, acompañé a Johnny Griffin en el Festival de Bolonia, y luego, siempre con Peter y Billy, fui al Festival de Antibes para acompañar a una señora que está totalmente loca, como una cabra: Anita O’Day. En realidad todas las cantantes están locas. No pienso acompañar nunca más a ninguna. Por ejemplo, te dicen: «Tete, guapo, este tema me lo haces demasiado alto, se ha de tocar medio tono más bajo». Entonces, yo se lo toco medio tono más alto todavía y ellas reaccionan exclamando: «Estupendo, ahora está perfecto». No me ha fallado nunca.

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MIQUEL JURADO: Pero tú has actuado con otras cantantes como Núria Feliu.

TETE MONTOLIU: Bien, sí. Pero estamos hablando de cantantes de jazz. Núria es muy buena chica, pero no canta jazz. Haciendo cuplés o cosas de la Mistinguet está muy bien, pero jazz no. Por cierto que grabamos dos discos juntos y en uno no pone mi nombre porque tenía contrato con la casa Concentric y la Núria, con Edigsa [X]. Yo toco en varios temas y todo el mundo preguntaba: «¿A quién me recuerda este pianista?». En fin, la única cantante con clase a la que he acompañado es Cleo Laine: es un pozo de música, algo absolutamente distinto a las otras cantantes. También acompañé a Elia Fleta, la única cantante de jazz que hemos tenido. Si se hubiese cuidado, hubiese aprendido inglés y se lo hubiese tomado en serio, podría haber llegado lejos.

MIQUEL JURADO: ¿Y los cantantes masculinos?

TETE MONTOLIU: Recuerdo sobre todo a uno que se llamaba Winn Morris. Era un tipo muy especial, que antes de cantar tenía que chupar un limón y rezar. Actuamos juntos en Jamboree y dimos algunos conciertos. Un día, en Granollers, en un teatro de gente muy seria, el tío salió a cantar con el limón…

MIQUEL JURADO: En el verano de 1967 [XI] fuiste a Nueva York, invitado por la Cámara de Comercio Española.

TETE MONTOLIU: Cierto, se celebraba la Semana de Barcelona en Nueva York y yo fui acompañado de Núria Feliu. Actuamos en dúo. Después, Núria se volvió a Barcelona y a mí me contrataron para actuar en solitario en el Village Gate, gracias a mi amistad con Willis Conover, el productor de programas de jazz de La Voz de América. Fui por dos semanas y me quedé dos meses y medio. Constituyó una experiencia muy interesante para mí. En Nueva York tuve ocasión de escucharlo todo, lo bueno y lo malo. Recuerdo especialmente la orquesta de Thad Jones-Mel Lewis, y, por supuesto, Bill Evans, que actuaba con su trío en el Village Vanguard. Scotty LaFaro ya había muerto y el contrabajista era un antiguo amigo mío del Whisky Jazz de Madrid, Chuck Israels. En la batería estaba Philly Joe Jones. Un conjunto formidable. Yo iba a escucharles todos los domingos, mi día festivo y él me devolvía la visita todos los lunes por la noche. Bill era un tipo estupendo. Lloré mucho cuando murió. Di un concierto en su memoria en Zeleste, donde además de tocar explicaba anécdotas. Desde entonces, al contratarme quieren que también hable. Pero en general no me gusta hablar, porque no tengo nada que decir.

MIQUEL JURADO: Este contacto con Bill Evans ¿te influyó musicalmente de alguna manera?

TETE MONTOLIU: Musicalmente, no [respuesta rápida y taxativa].

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 12
© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: ¿Cuáles consideras que son tus verdaderas influencias musicales?

TETE MONTOLIU: No tengo ningún inconveniente en reconocerlas. Aunque pueda sorprender, no hay ningún pianista. Si miras en mi discoteca verás pocos discos de pianistas. He tratado siempre de escuchar saxofonistas, trompetistas, trombonistas… El piano es un instrumento muy engolosinador [«llaminer»] es como un pastel grande, muy grande, de chocolate y hojaldre, que uno se comería entero. Quiero decir que el pianista toca siempre como un pianista. Un pianista de jazz, con la mano derecha tendría que hacer lo que haría un saxofonista, y con la mano izquierda acompañarse. Teniendo en cuenta esto, mis influencias fueron, ya de muy joven, Lester Young, después Parker, Dizzy, Miles y, la más grande de todas, Coltrane.

MIQUEL JURADO: ¿Y realmente ningún pianista, en ningún momento?

TETE MONTOLIU: Sí, pero no… Hay uno en especial al que todos los pianistas hemos copiado, y si alguno dice lo contrario, es un embustero. Todos estamos amargados porque ninguno llegará a tocar nunca como él. Es Art Tatum. Al decir copiar me refiero a intentar tocar como él, tan bien como él. Si encuentras un pianista de jazz que te dice que esto no es cierto, contéstale que «ja, ja».

MIQUEL JURADO: Veo, por tus comentarios, que consideras el saxo o la trompeta como instrumentos más arraigados en el jazz que el piano.

TETE MONTOLIU: Lo que ves es que yo, cuando improviso, no lo hago como un pianista, sino como un saxofonista o un trompetista.

MIQUEL JURADO: ¿Nunca has tenido la tentación de tocar otro instrumento?

TETE MONTOLIU: Nunca. Ni lo he pensado ni he sentido la necesidad de hacerlo. Soy de los que creo que es mejor tocar un instrumento, pero bien, que dos mal.

MIQUEL JURADO: ¿Consideras la improvisación como la base del jazz?

TETE MONTOLIU: Lógicamente, si no tocaríamos música sinfónica.

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MIQUEL JURADO: ¿Y crees en la improvisación total?

TETE MONTOLIU: ¿Sin tema y sin nada? Entonces vamos a parar al jazz libre. Una improvisación total sería «porquemirahoydíaluneshacebuentiempojuevestranvíasabadoalassietedelatarde», y esto no tiene nada que ver con el jazz. Normalmente, los músicos que tocan libre son unos estafadores. Son unos señores que tocan el instrumento así para ocultar su ignorancia del instrumento. O al menos eso creo, en general.

MIQUEL JURADO: Entonces, ¿qué opinas de pianistas como Cecil Taylor?

TETE MONTOLIU: No me gusta nada, nada, nada. Y no me gusta nada porque no lo entiendo. Se engaña a sí mismo. Si se cree lo que toca, es que está loco, y si está loco que lo encierren. Ha grabado un solo disco que me guste, ¡uno solo! Con Kenny Dorham, John Coltrane y Chuck Israels (4). Después está el disco que grabó con Mary Lou Williams en EE.UU., pero no lo he escuchado… Debe de ser como tomar horchata con almejas o algo así (5).

MIQUEL JURADO: Otros pianistas, como por ejemplo, Keith Jarrett…

TETE MONTOLIU: ¡Ojo! [cortando la frase]. Jarrett no toca libre. Keith toca muy bien el piano. Además, aparte de gustarme mucho, se trata de un verdadero amigo. Incluso hemos tocado juntos en una ocasión. En 1966, en el Festival de Antibes/Juan-Les-Pins, me acompañó a la batería. Toca también el saxo, la flauta y, muy bien, la batería, además del piano, por supuesto. Actuamos con Charles Lloyd, Cat Anderson y un contrabajo cuyo nombre no recuerdo. Era el que iba con Lloyd y Jarrett en aquella época [XII]. También actuó con nosotros, en otros temas, Jack DeJohnette. Es un caso curioso este individuo. Si le escuchas tocar el piano lo hace como Jarrett, igual.

MIQUEL JURADO: En grupo, ¿ves factible la improvisación total?

TETE MONTOLIU: No. Sólo si el grupo se entiende muy bien musical y humanamente. Y si antes se han puesto de acuerdo, aunque sea muy poco, en detalles como el tempo o qué tipo de cosa piensan hacer. Si no es así, no puede existir entendimiento. Sería como una conversación en la que tú hablases en francés y yo en alemán, otro tipo en inglés y otro en italiano; no nos entenderíamos nunca. Debemos meternos en la cabeza que la música de jazz es un lenguaje y el que toca está explicando cosas al público; no se limita a tocar, sino que trata de decir algo, de hacer llegar un mensaje al público. Yo, por ejemplo, he cambiado con la experiencia, con el paso de los años. Gracias a la posibilidad de poder tocar con gente mejor que yo, al conocimiento de la vida, de la gente, de la psicología de la gente. Gracias a que he aprendido a dejar todos mis problemas en casa, cuando los tengo, y a entregarme por completo a lo más respetable que hay en el mundo, que es el público. Mi aspiración máxima es tocar cada día más humanamente, a lograr que la gente me entienda. No quiero descubrir nada nuevo, porque me gusta lo que hago. El día que deje de tocar jazz, abandonaré la música.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 14

MIQUEL JURADO: Antes has mencionado a una pianista. ¿Qué opinas de las mujeres que practican el jazz?

TETE MONTOLIU: A mí, por ejemplo, Mary Lou Williams me gusta mucho; es una gran pianista, lo mismo que la japonesa Toshiko Akiyoshi. Yo soy feminista, quiero decir que no tengo ningún prejuicio a este respecto, ninguna clase de discriminación. En cambio no he tocado nunca con ninguna mujer instrumentista, sólo con cantantes. Musicalmente nunca me he relacionado con ninguna mujer.

MIQUEL JURADO: Pero sí has dedicado temas a varias mujeres, y esto es un tipo de relación musical, ¿no?

TETE MONTOLIU: Sí, pero muy pocos: dos [y vacila] no, tres. Uno a una niña de mi colegio que se murió. Otro a una danesa, «Apartament 512», y el último, que por otra parte es el que mejor me ha salido, a la mujer real de mi vida. Es una tema que se titula «Jo Vull Que M’Acariciis».

MIQUEL JURADO: ¿Te consideras un compositor de jazz?

TETE MONTOLIU: No, en absoluto [contundente]. Mis composiciones no están nada pensadas. Por ejemplo, «Jo Vull Que M’Acariciis» nació porque la mujer a quien se lo he dedicado me dijo un día esa frase y yo pensé: «Mira, esto tiene título de tema», y empecé a cantarlo y ya está, salió así.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 14

MIQUEL JURADO: Estábamos en el verano de 1967, en Nueva York. En esta época grabaste un disco con Richard Davis y Elvin Jones para el sello Impulse que todavía no se ha publicado. ¿Por qué? [XIII]

TETE MONTOLIU: No se ha publicado, ni se publicará nunca, porque lo he prohibido. Yo toqué rematadamente mal y ellos dos muy bien. La grabación no me gustó en absoluto. Y era lógico que fuese así. A mí me preguntaron con quién me gustaría grabar y yo les dije los dos tíos que más me gustaban, creyendo que me contestarían que no podía ser, pero me dijeron que no había ningún inconveniente. ¡Hostia! ¡Richard Davis y Elvin Jones! Era la primera vez que me encontraba con dos personajes que, en aquel momento, eran muy superiores a mí. La verdad es que me vinieron muy grandes. Ellos tocaron muy bien y quedaron muy contentos con la grabación; pero yo lo hice fatal. Ahora sería todo diferente… Hasta he destruido las copias que tenía.

MIQUEL JURADO: A propósito de la gente con que has tocado, existía la leyenda de que Tete Montoliu no quería actuar con músicos españoles. ¿Qué hay de cierto en ello?

TETE MONTOLIU: Esto es una mentira como una casa. Si hubiera dos o tres Tete Montoliu, yo lo que más querría es tocar con músicos españoles, y a poder ser catalanes. Entendámonos, aquí músicos hay a patadas y muy buenos; ahora bien, jazzman no conozco a ninguno, y si existe, que me lo presenten y estaré encantado de tocar con él.

MIQUEL JURADO: Al regreso de Nueva York viajaste a Copenhague para acompañar a Griffin y, después, a Yusef Lateef.

TETE MONTOLIU: Así es. Y luego, en 1968, volví a Alemania para grabar un disco con Ben Webster y Don Byas. [XIV]

MIQUEL JURADO: ¿Qué recuerdas de Ben Webster?

TETE MONTOLIU: Era un tipo magnífico, muy amable con todos. La pena es que yo le conocí al final, casi acabado. Tenía que tocar sentado, estaba muy viejo y fastidiado, pero conservaba toda su dulzura. Era una gran persona.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 16Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 17

MIQUEL JURADO: En 1968 también estuviste acompañando a Joan Manuel Serrat. ¿Por qué?

TETE MONTOLIU: Fue una etapa en que, por motivos políticos y sentimentales, de amistad y hermandad («germanor«), estuve con Joan Manuel, ayudándole a que no hiciera más el burro y a que el público lo aceptase. Esto duró desde abril a septiembre, hasta que el chico («nano«) pudo ir solo otra vez y yo volví a lo mío. Fueron días muy agradables, en los que lo pasé muy bien, muy bien. Incluso tuvimos que correr en alguna ocasión delante de la policía. Recuerdo que una vez, en Pamplona, nos perseguían y nos insultaban: «Perros catalanes, hijos de puta». Muy bonito, muy bonito… Ayer noche estuve en el Palau, en la presentación del «nano«. Fantástico, sensacional. Ya sé que no puedo hablar imparcialmente de él: lo único que te puedo decir es que pasé toda la noche llorando. Me emocionó mucho.

MIQUEL JURADO: ¿Qué diferencias encuentras entre acompañar a Joan Manuel Serrat o hacerlo con otros cantantes?

TETE MONTOLIU: Existe una diferencia muy grande, la diferencia entre la persona que es un poeta y la que no lo es. Joan Manuel es un verdadero poeta, hace sus canciones sin saber música. Es un autodidacta, un verdadero fenómeno social y musical, y él no lo sabe; por esto debe de serlo todavía. Es un tío que de loco no tiene nada, que hace exactamente lo que quiere hacer. Cuando estábamos juntos, él hacía su música y yo me limitaba a acompañarle, a decirle cómo sentía un determinado tema. Entonces, claro, las cosas salían como yo las sentía; siempre me hacía caso.

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© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: ¿Por qué no grabasteis juntos?

TETE MONTOLIU: No hubo ninguna razón especial. A nadie se le ocurrió, nadie nos lo propuso. Pero creo que hubiese sido un éxito, hubiéramos hecho la primera peseta. Hablando de Serrat, ayer noche, en el concierto, me presentaron a un chico de Boston que me había visto tocar en América. Me dijo que hace muy poco han publicado allí el disco Tête À Tete de SteepleChase y que en el último número de Down Beat [XV] le han dado cinco estrellas, la puntuación máxima. Down Beat es una revista manipulada, pero mientras no se demuestre lo contrario, es la más importante del mundo, y no deja de ser interesante que le den cinco estrellas a un disco mío.

MIQUEL JURADO: ¿Te interesa la crítica, en especial cuando trata de tus discos o de tus actuaciones?

TETE MONTOLIU: A los críticos siempre les escucho. Si la crítica es constructiva y hablan de la música que yo hago, lógicamente debo tener un respeto muy grande por lo que dicen. Ahora bien, cuando el crítico deja de serlo para convertirse en un señor que se mete con la vida privada, entonces ya no. De todas maneras, existe poca gente preparada para hacer bien una crítica musical. Es la misma historia de la que ya hemos hablado: no comprendo por qué los señores que hablan de arte o de cualquier manifestación artística, no estudian ese arte

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 19

MIQUEL JURADO: ¿Qué pasó después de la experiencia con Serrat?

TETE MONTOLIU: Volví a Berlín para unas actuaciones, esta vez con Slide Hampton. Después vagué por toda Europa, sin acompañantes fijos, tocando con todo tipo de músicos, buenos y malos. Por suerte, casi siempre eran buenos.

MIQUEL JURADO: ¿No te ha planteado problemas cambiar tan a menudo de acompañantes?

TETE MONTOLIU: Por supuesto. Pero siempre depende de quiénes sean los acompañantes. Si son dos personas que no piensan como tú, por muy buenos que sean, no hay posibilidad de hacer nada. En ocasiones es mejor encontrar dos desconocidos sin nombre ni fama, pero que se adapten a lo que yo toco, que por algo soy el solista. Ha de crearse una inteligencia más o menos afín, adaptándonos los tres a lo que estamos haciendo.

MIQUEL JURADO: Sigamos adelante, 1969…

TETE MONTOLIU: Empecé el año en Madrid, en el Whisky Jazz con Eric y Peer. Al llegar el verano tenía ganas de nadar y me fui a Mallorca para tocar en un piano-bar en solitario. Vacaciones bien pagadas. Tocaba jazz, hacía lo que quería y nadie me molestaba. Tenía un apartamento con piscina y me pasaba todo el día en el agua.

MIQUEL JURADO: ¿Por qué piano solo?

TETE MONTOLIU: Si no encuentro dos músicos que puedan pensar como yo, prefiero tocar solo. La primera vez que lo hice, durante una larga temporada, fue en Nueva York, en el Village Gate. Después en Mallorca.

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© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: Al año siguiente actuaste en el Domicile de Munich.

TETE MONTOLIU: Así es, a principio de año viajé a Munich. Allí toqué con Dusko Goykovich, Ferdinand Povel, Slide Hampton, Art Farmer y Jon Hendricks, uno de los componentes del conjunto Lambert, Hendricks & Ross. Estuve en este club hasta junio, en que marché a Yugoslavia con Dusko y Ferdinand Povel. Después volví a casa, concretamente a Sitges, para tocar también en solitario. Fui a Sitges por la razón que puedes imaginar: ¡había piscina! Allí conocí a una señora danesa de la que estuve muy enamorado. Le compuse un tema: «Apartament 512», que después incluí en un disco muy malo: Songs For Love, para Enja. Es un disco realmente malo [«una merda lligada amb un cordill«, puntualiza], que grabé con mucha ilusión, pero rápidamente dejó de gustarme. Ahora sería distinto. Yo me critico mucho, soy muy exigente conmigo mismo. Empiezo cada día a tocar de nuevo. En fin, al terminar en Sitges fui otra vez a Munich, y así pasaron el 70, el 71…, viajando de Barcelona a Munich, de Munich a Holanda, de Holanda a Barcelona.

MIQUEL JURADO: En esta época, otro habitual del Domicile de Munich era el pianista Friedrich Gulda, ¿coincidisteis alguna vez?

TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. Somos muy buenos amigos. Todos los pianistas del mundo somos, por lo general, muy amigos. La razón es un poco ofensiva para los demás músicos. Verás, los pianistas tenemos más cultura que el resto de músicos. Pero, volviendo a Gulda, creo que es un jazzman frustrado. Lo que más hubiese querido es tocar jazz, pero no tiene swing, y él lo sabe. Ahora bien, como le gusta hacer esta música, la hace a pesar de todo, y me parece muy bien… aunque no tenga swing, repito.

MIQUEL JURADO: ¿Y qué es el swing para ti?

TETE MONTOLIU: El swing es una cosa muy subjetiva, cada cual la interpreta a su manera [duda un largo rato]. El swing, para mí, puede ser una tortilla de patatas bien hecha. Es muy difícil hacer tortilla de patatas. Unos la hacen pasada, otros cruda y jugosa. Para muchos, la tortilla pasada tendrá swing, para mí no. En cambio, una tortilla jugosa tiene mucho swing. Resumiendo, cualquier cosa que te llega puede tener swing. Porque el swing es la base del jazz y de todo. Por ejemplo, conozco personas que tienen mucho swing. Las calles de San Francisco tienen swing. Barcelona tiene mucho swing, cosa que no sucede con Madrid, al menos para mí.

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MIQUEL JURADO: Bien, estábamos en 1971, en el Domicile de Munich…

TETE MONTOLIU: Sí, en el 71 y el 72 estuve en Alemania y por toda Centroeuropa, y en 1973, fui a Bilbao, a la Casa del Loco, un club de jazz que se montó ese año. El primer mes tocamos Lou Bennett y yo. Luego, ya con mi trío, acompañé a una chica brasileña, Erica Norimar. Fue medio protegida mía, le enseñé a cantar jazz. Lo hace muy bien. No pasa nada, pero lo hace muy bien… En agosto participé en el Festival de Chateauvallon, en solitario, y después vino una época de vacas flacas en que me quedé en casa.

MIQUEL JURADO: En 1974 realizaste un disco con Jordi Sabatés [XVI] en el que tocas el piano eléctrico. ¿Qué dio lugar a esta experiencia?

TETE MONTOLIU: Jordi me dijo que tenía varias composiciones para dos pianos y me preguntó si quería colaborar con él. Me pareció una cosa interesante y acepté. Fue una experiencia curiosa, porque yo no había tocado nunca el piano eléctrico y probablemente no lo volveré a hacer. Es como un juguete, y como tal resulta muy divertido, pero yo no puedo tocarlo seriamente. Tengo una pulsación de pianista, de piano de verdad, y para tocar el piano eléctrico se han de acariciar las teclas. Si aprieto fuerte no suena nada y tengo que estar todo el tiempo concentrado recordando esto. Es un verdadero martirio. Sin embargo, en ese disco no hicimos jazz; hicimos música «sabatera». En otra ocasión, en 1976, colaboré en dos temas de otro disco de Sabatés [XVII]. No sé exactamente quién más tocaba. Yo fui un día al estudio, me puse unos auriculares y, mientras escuchaba lo que los otros habían grabado anteriormente, fui haciendo mi parte. No sé ni lo que toqué, ni con quién toqué.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 22Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 23

MIQUEL JURADO: Pero hay pianistas que utilizan con frecuencia el piano eléctrico e incluso el sintetizador. ¿Qué opinas?

TETE MONTOLIU: No tengo nada en contra. A priori soy abierto a todo tipo de música y a todo tipo de músicos. No soy racista en ese sentido. Mientras lo hagan bien, me parece bien todo.

MIQUEL JURADO: También en 1974, grabaste dos discos con Anthony Braxton [XVIII]. ¿Qué recuerdos tienes de ellos?

TETE MONTOLIU: Cuando los oigo, me tiro por el suelo de risa. Aquello fue una juerga. Aquel tío está más loco que las cantantes, está como una cabra. Los discos tenían que grabarse con Dexter, pero se puso enfermo y en el último momento vino Braxton. Pedersen, Heath y yo estábamos muy asustados, esperando a ver qué haría. Ya sabíamos que le gustaba tocar libre y un poco raro. Llegó, dijo que quería tocar sólo standards, y nosotros pensamos que menos mal. Empezó la sesión. El primer tema que propuso fue «What’s New». Tocó el tema bien; un poco raro, pero todavía se entendía. Y al acabar el tema empezó a soplar como un loco [Tete realiza numerosas muecas y se contorsiona sobre su silla] dejándonos asustados y pensando: «¿Y ahora qué?». Todo el disco fue así.

MIQUEL JURADO: Sin embargo, has acompañado a músicos de esa misma línea, como Cherry o Shepp.

TETE MONTOLIU: Sí, toqué con Shepp en varias ocasiones, después de lo del New York Contemporary Five, y Shepp sabe tocar normal si quiere. Lo que pasa es que no quiere. Últimamente toca más o menos normal otra vez; como mínimo el tema se entiende, aunque luego empieza a hacer el burro.

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MIQUEL JURADO: ¿Estableces una diferencia entre Braxton, Shepp o Mangelsdorff?

TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. Shepp y Braxton son negros y americanos, por lo tanto tocan en negro; en cambio, Mangelsdorff [XIX] es un científico, y además es alemán, lo cual aunque él no tiene ninguna culpa, se le nota mucho.

MIQUEL JURADO: Hablando de nombres propios, ¿nunca coincidiste con Albert Ayler?

TETE MONTOLIU: Ayler [repite con evidente desazón], Ayler es lo más malo, lo más horrendo, lo más espantoso tocando que he oído en toda mi vida. Toca tan mal, pero tan mal, que no se puede aguantar. No hay derecho. Es la antimúsica. Horroroso.

MIQUEL JURADO: ¿Y Ornette Coleman?

TETE MONTOLIU: Éste es diferente. Ornette, cuando quiere, hace el burro; pero sabe tocar blues y eso es muy importante. La evolución de Ornette ha sido de bueno a peor. Tengo un disco suyo del año 59 o 60, donde toca con Don Cherry, pero están también Shelly Manne y Red Mitchell. Es una verdadera maravilla (6). Después ha ido a buscar cosas. Si las ha encontrado o no, él lo sabrá, pero siempre ha ido a buscar cosas.

MIQUEL JURADO: Al hablar de tus influencias has citado nombres como Miles Davis o John Coltrane, cuyas carreras se caracterizan por tocar de manera cada vez más libre, lo que se contradice con tu opinión general sobre los músicos libres.

TETE MONTOLIU: Es que, en realidad, Miles Davis, para mí, ahora no hace jazz. Así lo pienso. Coltrane ya es otra cosa, lo que hizo Trane poco antes de morir podía ser de tendencia más o menos libre, pero siempre se sabía dónde estaba, qué deseaba hacer. Son trayectorias muy diferentes. La evolución de Miles al hacer lo que yo llamo no-jazz, o anti-jazz, o como quieras, se debe a que el tío tenía ganas de hacer dinero. Y lo ha conseguido, ¡qué duda cabe! O al menos, así lo reconoce él mismo. Pero ahora está muy enfermo, aunque no se le note… Últimamente también toca el piano eléctrico y el órgano. ¡Está loco!

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 25
© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: En 1975 regresaste a casa y actuaste con Eric y Peer…

TETE MONTOLIU: Sí, fue en el verano y después volví a Holanda. Prácticamente, viví en Holanda hasta finales de 1977, tocando con gente muy diferente, sobre todo acompañando a artistas americanos. Por cierto que 1977 fue un año musicalmente muy interesante. De entrada me contrató el Ronnie Scott’s de Londres, un club en el que es muy difícil para un europeo actuar. Empecé mis actuaciones en cuarteto con George Coleman, pero acabamos actuando él y yo en dúo, porque no nos gustaban el contrabajo ni el batería ingleses que nos habían puesto. Fue muy interesante, tanto desde el punto de vista musical como humano.

Al acabar en Londres, Coleman y yo hicimos un disco en dúo [XX]. Puedo decirte que todavía me gusta escucharlo. Lo encuentro musicalmente muy bueno y, además, se ha vendido como caramelos en todo el mundo. Quedamos tan contentos los dos, que después hicimos juntos una gira por Alemania y Holanda. Terminada la gira volví a Londres, otra vez al Ronnie Scott’s, a petición del público, esta vez para actuar en solitario.

Luego vino la experiencia japonesa. A ciencia cierta no sé exactamente qué hice en el Japón, sólo sé que fui del avión al hotel, del hotel a la sala de conciertos, de la sala de conciertos al avión, y así sin parar durante treinta y un días. Recorrí todo Japón, siempre actuando en solitario y con un éxito increíble. Pienso volver el próximo marzo, pero con un poco más de tranquilidad, porque no conozco nada, no tuve tiempo. Lo que sí pude apreciar es que tienen una gran cultura musical y un increíble respeto por todo. Allí, por ejemplo me hablaron de Raimon, que había hecho una gira antes que yo, y lo apreciaban mucho. Lo que no he conseguido comprender es cómo le entendían. Me explicaré: Raimon decía cosas que nosotros podíamos entender…, y que ahora ya no es necesario decirlas porque las dicen todos. ¡Pero aquella gente las comprendía! Y no es cuestión de traducir las palabras… Otro detalle que me sorprendió en Japón: una chica me pidió que tocara «Paraules D’Amor» de Serrat. Y este tema sólo se ha publicado aquí, en un antiguo Discophon. ¡Increíble!

Al regreso del Japón actué un mes en Bélgica, con músicos nativos y, en ocasiones, con Kai Winding. En octubre, estuve en Holanda y París junto a Dexter Gordon. Y en diciembre me cansé de oír hablar holandés y me volví a Barcelona.

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MIQUEL JURADO: Recuerdo que, a primeros de 1978, tocabas en un pequeño club de la calle Balmes, el Satchmo, actualmente cerrado.

TETE MONTOLIU: Cierto, permanecí en el Satchmo hasta marzo y, luego, en agosto y octubre. En marzo, al acabar en el Satchmo, fui a París de la mano de Michel Roques. Estuve casi un mes, pero no pienso volver más. Tuve mucho éxito, pero tocaba en una cueva horrorosa, con un piano horrible, un martirio. El club se llamaba Riverbop. Lo que sucede exactamente en París es que hay demasiados franceses, y eso es terrible. Después de París viajé a Madrid y actué en el Balboa, pues el Whisky ya no hacía jazz; se dedicaban a las sambas, con Jaime Marques. Hablando del Satchmo, debo confesar que fui muy feliz allí, tanto musical como anímicamente. Era un local muy pequeño y, por lo general, cuando no había borrachos, la gente venía a escuchar música. Y los músicos podíamos tocar a nuestro aire, muy relajados, sin problemas. A veces los problemas eran a la hora de cobrar.

MIQUEL JURADO: ¿No crees que, precisamente en este tipo de local, sobra la batería porque rompe la intimidad?

TETE MONTOLIU: Eso dependía, en este caso concreto, de si Peer se había peleado o no con su mujer. Yo, por ejemplo, los problemas personales me los dejo en casa cuando voy a actuar; nadie sabe si me sucede alguna cosa especial o no. Pero hay tipos que no son así y que, cuando van a tocar, se llevan todos sus problemas consigo. Cuando esto pasaba, Peer se peleaba con su batería y todo cambiaba.

MIQUEL JURADO: Al año siguiente, 1979, cerraron el Satchmo.

TETE MONTOLIU: Fue una lástima. Nosotros estuvimos actuando casi hasta el último día. Cuando la policía lo clausuró la primera vez, todos nuestros instrumentos estaban dentro. Llegamos y lo encontramos cerrado y sellado por orden gubernativa. Era un local demasiado pequeño para ser rentable y, además, dependía del Crazy Horse, un restaurante con espectáculo que no funcionaba nada bien. La batería y el contrabajo se quedaron dentro del Satchmo y no pudieron recuperarse hasta cinco días después.

MIQUEL JURADO: Las situaciones sociales o políticas, ¿en qué medida afectan a tu música?

TETE MONTOLIU: Nunca he tenido problemas de este tipo [responde tajante]. Siempre he dejado estas cosas al margen de mi música.

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© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: En mayo de 1979, en un concierto que diste en el Palau de la Música Catalana –del que después se publicaría un disco doble– [XXI], interpretaste varias canciones tradicionales catalanas. Ya anteriormente habías grabado algunas en diversos discos. ¿Qué te llevó a plasmar esos temas tradicionales de tu tierra en el lenguaje del jazz?

TETE MONTOLIU: Yo hablo un idioma, el idioma del jazz. Es el único que sé hablar. Por lo tanto, es normal que en todo lo que interprete salga a relucir el idioma que yo hablo. Tocar jazz no significa que se tengan que tocar exclusivamente temas de jazz. El lenguaje jazzístico es una manera de expresarse, un lenguaje que puede comunicarse igualmente tocando «La Comparsita», la «Cançó De Matinada», «Rosó», un bolero o un tema de lo que quieras. Por ejemplo, yo he tocado infinidad de boleros, me gustan mucho los boleros. Hice un disco con boleros y otros dos con temas sudamericanos y brasileños [XXII]. De estos discos estoy muy contento. Toqué lo que me gustaba y me divertí mucho. Lo que toco aquí es verdaderamente jazz, aunque los temas sean latinoamericanos.

MIQUEL JURADO: Muchos músicos y críticos han comentado que tu mejor disco es Catalonian Folksongs. ¿Qué opinas tú?

TETE MONTOLIU: Está bien. Me gusta, aunque se podría mejorar. Todo puede mejorarse, pero este disco está muy bien. De todas maneras, hay un disco en trío que me gusta mucho más. Es Tête À Tete; en una cara hay canciones tradicionales catalanas y en la otra temas americanos. Este es el disco que yo más he disfrutado haciendo, y el que todavía me gusta más de todos los míos. Lo grabamos muy rápido. Yo grabo los discos en una hora. Cuando ya han probado todos los instrumentos y todos los aparatos, y los técnicos ya están preparados, entonces yo me siento al piano y les digo: «Señores, pongan el aparato en marcha y cuando tengan material suficiente, avísenme». No repito nunca nada, sería peor [XXIII]. La segunda vez siempre es peor. Además, prefiero que haya errores humanos porque todos somos humanos y un error es algo natural, incluso bonito. Es mucho mejor cometer equivocación que tocar excesivamente perfecto, conseguir una cosa perfecta, pero aburrida. Yo no soy una máquina. Personalmente, trato siempre de grabar un disco cuando todos los músicos llevamos varios días juntos, tocando, ensayando. Con Pedersen y Tootie Heath, antes de realizar los SteepleChase, llevábamos más de una semana tocando juntos. Era una situación muy bonita. Para nosotros, ensayar era tomar el café o ir a comer a un restaurante chino, y luego tocar. No hablábamos nunca de lo que tocaríamos, pero tocábamos después de haber hablado de la vida, de cualquier cosa.

MIQUEL JURADO: ¿Cuál es tu método de trabajo? ¿Practicas regularmente el piano en tu casa?

TETE MONTOLIU: No, no practico nunca o casi nunca. Tengo mucha pereza y, además, me aburro mucho. Cuando trabajo regularmente no necesito practicar; el hecho de trabajar ya me sirve. Si no trabajo, intento tocar un poquito cada día, para desentumecer los dedos. Sólo ejercicios mecánicos. Nunca me ha gustado estudiar. Si hubiese estudiado lo que tenía que haber estudiado, ahora tocaría el doble mejor de lo que lo hago.

MIQUEL JURADO: ¿Existe un estilo Montoliu?

TETE MONTOLIU: Sí, por dos razones: tengo una pulsación especial al tocar el piano, todos reconocen enseguida que soy yo el que toca, y en segundo lugar, después de tantos años de tratar de hacerlo lo mejor posible, lógicamente tengo que haberme formado un estilo. Bueno, malo, bonito o feo, tengo que haber conseguido un estilo.

MIQUEL JURADO: ¿Existen imitadores del estilo Montoliu?

TETE MONTOLIU: Sí, pero prefiero no hablar de ellos.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 28

MIQUEL JURADO: Nos hemos desviado un poco del tema. Estábamos en mayo de 1979, después del concierto del Palau.

TETE MONTOLIU: Después de eso me fui a la Bienal Musical de Zagreb, para actuar en solitario. En estos conciertos toqué temas tradicionales catalanes y el público respondió muy bien. Los temas tradicionales de Cataluña son tan tristes como los yugoslavos y el público los entendió muy bien. En otros muchos países he tocado temas catalanes y la reacción del público es siempre muy buena. Además, en Zagreb también interpreté temas tradicionales yugoslavos. Dejé al público paradísimo. Me los había enseñado Dusko Goykovich.

A continuación viajé a Londres, de nuevo al Ronnie Scott’s, y tras un paréntesis aquí visité otra vez los Estados Unidos. Actué en el Festival de Monterrey con un contrabajista blanco cuyo nombre no recuerdo. Solía acompañar a Gerry Mulligan. En fin, si no consigo recordar su nombre es una señal de que no debió gustarme demasiado. Luego me presenté en el famoso Lighthouse de Hermosa Beach, en Los Angeles, con John Heard y Tootie Heath, y más tarde en San Francisco, con Billy Higgins, en Seattle, Nueva York, Canadá y varios lugares más.

Fue en este viaje cuando conocí a Chick Corea. Me telefoneó, estuvimos hablando largo rato y me dijo que le gustaría mucho tocar conmigo. Así fue como grabamos el dúo de pianos que aparece en mi disco para Contemporary. Lo grabamos entre mis actuaciones en San Francisco y Seattle. No sé si lo han titulado Blues After Lunch Blues Before Lunch, y no recuerdo ni uno solo de los temas que grabé. Nunca recuerdo los títulos de los temas, para estas cosas tengo muy mala memoria. Todavía no me han enviado el disco, aunque sé que ha salido porque lo escuché el otro día en Valencia. Fui a tocar y había un tío que lo tenía. Es la hostia tener que ir a Valencia a escuchar un disco tuyo (7). No conozco ninguna compañía discográfica que funcione bien, son todas un desastre.

MIQUEL JURADO: ¿Estás contento de tu trabajo con Corea?

TETE MONTOLIU: Chick toca muy bien el piano y además es una gran persona. Lo que pasa es que se dedica a ganar dinero. Toca la música que cree que debe tocar para ganar dinero y ya está. Pero es un gran músico de jazz, cuando quiere. Conmigo tocó jazz.

MIQUEL JURADO: Corea también ha actuado a menudo con Braxton.

TETE MONTOLIU: Sí, hacían burradas juntos.

MIQUEL JURADO: Aparte de esta experiencia con Corea y la que tuviste con Jordi Sabatés, no has participado en ningún otro dúo de pianos, ni en disco ni en público. ¿Por qué?

TETE MONTOLIU: No me gustan los dúos de pianos. Considero que ya es suficiente con un piano. ¿Para qué quieres dos? Es terrible, ¡dos pianos! A mí, a veces, me sobra con la mitad. Hay días en los que te levantas mal y te sobra la mitad del teclado. Corea suele tocar en dúo porque gana mucho dinero con ello. Es muy efectista, al gran público le impresiona mucho, pero musicalmente no pasa nada en absoluto.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 29
© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: Estábamos en Estados Unidos, ¿nunca has pensado en quedarte a vivir allí? Teóricamente es el centro del jazz.

TETE MONTOLIU: Nunca, nunca [repite, casi exaltado]. La música es sólo una parte de mi vida. Yo necesito pan con tomate, necesito las mujeres catalanas, necesito estar aquí y poder escuchar el fútbol los domingos. Nunca podría vivir con los americanos. La lástima es que en Barcelona no haya un club de jazz serio, pero no hay duda de que lo habrá en un futuro inmediato, seguro. Y si no, lo montaré yo mismo. Simplemente «Tete’s», es una idea que me agradaría mucho. Aquí lo que la gente no quiere es a ir a escuchar al Pepe, al Juan, o al Ramiro, pero si vienen músicos que valgan la pena hay bofetadas para entrar.

MIQUEL JURADO: ¿Y qué opinas del panorama de aquí? ¿Crees que se hacen cosas interesantes?

TETE MONTOLIU: A lo mejor sí, pero yo no las conozco. Sabatés, Música Urbana y todos éstos, para mí, no hacen jazz; para mí [recalca]. No conozco a ninguno que haga jazz de verdad. Gente como Jazz-Om hace una copia de Coltrane o de Rollins, y eso lo hacen bien, me parece muy válido, pero no pasarán de lo que están haciendo porque no hay calidad musical personal. En Madrid está Iturralde, con el que he tocado en muchas ocasiones. Es un músico que domina muy bien su instrumento.

MIQUEL JURADO: Te gusta vivir aquí. ¿Has sido profeta en tu tierra?

TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. No puedo quejarme, todo lo contrario.

MIQUEL JURADO: ¿Qué hiciste al regresar de América en 1979?

TETE MONTOLIU: Descansé unos días en mi casa, aquí en Barcelona, y empecé otra gira por Europa. Fue una gira criminalmente larga y pesada. Hacíamos viajes de Lisboa a Finlandia para una actuación y cosas así. Me acompañaron Billy Higgins y Herbie Lewis, y de tanto en tanto se nos unía Jackie McLean. Después pasé las Navidades otra vez en mi casa y regresé a los Estados Unidos para una gira, en solitario, los dos primeros meses de 1980. Había días en que no sabía dónde estaba.

Tete Montoliu: entrevista con Miquel Jurado (Quàrtica Jazz #1, Abril 1981) [Tomajazz recupera... una entrevista de jazz] 30
© Quàrtica Jazz, 1981

MIQUEL JURADO: ¿Qué escucha Tete Montoliu en su casa cuando está solo?

TETE MONTOLIU: El fútbol en la radio todos los domingos [contesta rápido]. Soy socio honorario del Barça. En cuanto a música, depende del momento de ánimo en que me encuentre. Lo que puedo asegurar es que no escucho nunca a Tete Montoliu.

MIQUEL JURADO: ¿No te gusta ese pianista?

TETE MONTOLIU: Sí, mucho. Pero he hecho muchas planchas escuchando a Tete Montoliu. Una vez toqué en las Atarazanas con el trío y me grabaron, sin que yo lo supiera. El día que Dexter Gordon actuó en Zeleste, durante el intermedio, oí un trío que me gustó y le dije a mi compañera: «¿De dónde habrán sacado este disco? Este pianista es estupendo». Y ella, todos, se morían de risa. No me reconocí.

MIQUEL JURADO: Como hemos podido comprobar, has recorrido prácticamente todos los escenarios jazzísticos del mundo en estos últimos 25 años. ¿Crees que ha cambiado el público de jazz desde que tú empezaste hasta ahora?

TETE MONTOLIU: Por supuesto. Antes ya he dicho que el público, a diferencia de los músicos, ha cambiado para mejorar. Ahora la juventud se está reencontrando una música en la que no se había fijado por culpa de la invasión rockera. Una música que les hace vibrar, que les gusta y, de paso, les hace pensar. En estos momentos la juventud se interesa por el jazz bastante más que antes. El público de jazz ya no es el mismo. Me estoy refiriendo exclusivamente a Cataluña, pues el resto de España no lo conozco tanto. En los demás países del mundo el problema es muy diferente. Mejor dicho, no existe problema, porque escuchan jazz desde pequeños en los colegios. Yo mismo he actuado en varios colegios de Copenhague, en Bruselas y en otros lugares de Europa.

MIQUEL JURADO: ¿Has notado alguna diferencia en el hecho de actuar en los Estados Unidos o en Europa?

TETE MONTOLIU: Existen diferencias esenciales. En América están más acostumbrados, saben más lo que están escuchando.

MIQUEL JURADO: ¿Y tú tocas diferente allí que aquí?

TETE MONTOLIU: En absoluto. Para mí es tan importante tocar en Matadepera como en Nueva York.

 


Notas de la entrevista en Quàrtica Jazz

  1. Los acompañantes de Tete fueron, al contrabajo y la batería respectivamente, Doug Watkins y Art Taylor en Cannes, y Arvell Shaw y J. C. Heard en San Remo.
  2. Esta orquesta, bautizada con el nombre de European All Stars, la integraban (además de los músicos ya citados) Hans Koller (saxo tenor), Arne Domnérus (saxo alto), Ronnie Ross (saxo barítono), Dusko Goykovich y Maffy Falay (trompeta), Albert Mangelsdorff (trombón), Fats Sadi (vibráfono), Franco Cerri (g), Eric Amundsen (contrabajo), William Schiöpffe (batería) y Francy Boland (arreglos).
  3. Con Dick Spencer (saxo alto), Bent Jaedig (saxo tenor), Peter Trunk (contrabajo) y Alfonso Bleses (batería)
  4. Cecil Taylor: Hard Driving Jazz (1958), United Artists
  5. Mary Lou Williams – Cecil Taylor: Embraced (1970), Pablo.
  6. Ornette Coleman: Tomorrow Is The Question! (1959), Contemporary.
  7. Tete recibió el disco de muestra dos semanas después de nuestro primer encuentro. Una vez escuchado, comentó simplemente: «Me gusta cómo ha quedado». El título definitivo es Lunch In L.A.

Notas añadidas en la publicación en Tomajazz en 2007

[I] La jam-session a la que se refiere Tete, organizada por los miembros del Hot Club de Barcelona, tuvo lugar el 12 de marzo de 1956, tras el primero de los tres conciertos de la orquesta de Lionel Hampton en el Teatro Windsor. Al día siguiente, Tete fue invitado a tocar dos temas en el concierto de la orquesta, «Oh! Lady Be Good» y «Tenderly». Ambos eventos fueron grabados por los miembros del Hot Club, que editaron unas pocas copias en vinilo para uso privado con esas grabaciones.

[II] Philips EP 7″: 421 262 PE — Tete Montoliu Y Su Conjunto: Canta Pilar Morales.

[III] Saef EP 7″: SP 1000 — Tete Montoliu Y Su Cuarteto, Volumen 1 y Saef EP 7″: SP 1001 — Tete Montoliu Y Su Conjunto, Volumen 2, grabados en noviembre de 1958.

[IV] Según los registros de la televisión francesa (RTF), en el Festival de Jazz de Cannes de 1958 Tete tocó tres temas el 11 de julio, acompañado por Doug Watkins y Art Taylor y dos temas el 12 de julio, acompañado por Riccardo Galeazzi y Ditto Edwards. Además, tomó parte en una interpretación de «Boogie Woogie Blues» a cargo de seis pianistas, distribuidos en tres pianos.

[V] Parte del concierto de 21 de mayo de 1961 del Festival de Berlín se editó en Telefunken LP 12″: BLE 14206-P — The European All Stars 1961. Tete interviene en cuatro temas.

[VI] En realidad, según los registros del Jazzhus Montmartre, la primera estancia de Tete duró todo el mes de agosto (librando los lunes). Tete tocaba a la una de la madrugada, acompañado por el bajista Benny Nielsen y el batería William Schiöppfe, tras la actuación del cuarteto de Dexter Gordon.

[VII] John Tchicai, consultado al respecto, niega categóricamente que Tete Montoliu tocase con el New York Contemporary Five de forma estable durante ese período. Lo cierto es que, según los registros del Jazzhus Montmartre, Tete seguía tocando en el turno de noche, acompañado por Nielsen y Schiöppfe.

[VIII] Tete tocó el 21 de enero de 1964 con Chet Baker en el club Blue Note de Berlín. Además, existe una grabación privada de un concierto en la Plaza Porticada de Santander, el 30 de julio de 1983, en el que Tete se incorpora al cuarteto de Chet Baker en cuatro temas, posterior a la fecha de esta entrevista.

[IX] Además, formaban parte de ese festival ambulante el cuarteto de Dave Brubeck y el sexteto de George Russell. Oscar «Papa» Celestin no intervino en dicho festival, puesto que había muerto en 1954. En realidad, se trataba de una banda homenaje a dicho cornetista, la Tuxedo Jazz Band Revival (el nombre era un tributo a la Original Tuxedo Jazz Orchestra, que dirigiera Papa Celestin desde la década de 1910).

[X] El disco es Edigsa LP 12″: CD 150L — Núria Feliu, Lou Bennett I Els Seus Amics.

[XI] Según los listados de conciertos en clubes de la época (del semanario The New Yorker) y las reseñas aparecidas en los principales periódicos neoyorquinos, la estancia de Tete en Nueva York comenzó a principios de abril de 1967 y finalizó a mediados de junio de ese mismo año.

[XII] Se trata de Cecil McBee, que luego sería sustituido por Ron McClure en el grupo liderado por Charles Lloyd.

[XIII] El disco se grabó el 21 y el 22 de abril de 1967 en directo en el Top Of The Gate (Village Gate), siendo el ingeniero de sonido Rudy Van Gelder. En el registro de esa sesión existente en los archivos de Impulse, no aparecen listados los temas interpretados (como curiosidad, en ese registro el apellido de Tete aparece como «Montilu»). No se ha encontrado copia de la grabación en dichos archivos.

[XIV] MPS LP 12″: 15 068 — Ben Webster Meets Don Byas (1968)

[XV] Down Beat, 47/10 (Oct.1980), pág. 33-34.

[XVI] BASF LP 12″: 3553859 — Vampyria.

[XVII] Edigsa LP 12″: ESP 76 — Tot L’Enyor De Dema (1976).

[XVIII] Se trata de los discos SteepleChase LP 12″: SCS 1015 — In The Tradition (1974) y SteepleChase LP 12″: SCS 1045 — In The Tradition, Volume 2 (1975), reeditados como CD individuales (SteepleChase 31015 y 31045) y como doble CD:SteepleChase CD: SCCD 37003/04 — What’s New In The Tradition (1991).

[XIX] La única grabación conocida de Tete Montoliu con Albert Mangelsdorff está recogida en el single Opera EP 7″: 4362 — Deutschen Jazz-Salon Berlin 1961. La cara A es una versión del tema «Goldie» de Lee Morgan, a cargo del septeto de Mangelsdorff con Tete Montoliu. La cara B incluye a The Spree City Stompers, un grupo de dixieland alemán.

[XX] Timeless LP 12″: SJP 110 — Meditation (1977), reeditado en CD como Timeless CD: SJP 110 — Dynamic Duo (1992).

[XXI] Zeleste-Edigsa LP 12″: UM 2057/58 — Al Palau (1979)

[XXII] Se trata de Ensayo LP 12″: ENY-305 — Boleros (grabado en 1977) y Ensayo LP 12″: ENY-302 — Temas Latinoamericanos y Ensayo LP 12″: ENY-303 — Temas Brasileños (grabados en 1973).

[XXIII] En realidad, sí existen tomas alternativas en algunas grabaciones de Tete Montoliu, si bien es cierto que en menor cuantía que otros músicos de jazz. Como ejemplo, en la sesión de 28 de Mayo de 1974, Tete grabó hasta cinco versiones de «Body And Soul», dos de las cuales han sido publicadas.

Más información sobre Tete Montoliu

http://www.jazzdiscography.com/Artists/Montoliu/

Pere Pons ‘Round About Tete. Entrevista por Pachi Tapiz [Entrevista de jazz]

Publicación de «’Round About Tete. Una mirada coral a la vida y obra de Tete Montoliu» de Pere Pons Macias [Noticias de jazz]

https://tomajazz.com/web/?s=tete+montoliu&submit=Search

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