Tom Waits: Rain Dogs (Island Records; 1985) Por Pachi Tapiz [Clásicos atemporales] - Tomajazz - Rain Dogs (Island Records; 1985) es el disco elegido por Pachi Tapiz para la sección clásicos atemporales

Tom Waits: Rain Dogs (Island Records; 1985) Por Pachi Tapiz [Clásicos atemporales]

Publicado en 1985, Rain Dogs es una de las obras cumbre de Tom Waits y el centro de una trilogía creativa que incluye Swordfishtrombones y Franks Wild Years. En este álbum Waits consolida su cambio estético: abandona en buena medida el cantautor de café-bar y se entrega por entero a una música de ensamblaje, hecha de objetos, percusiones exóticas, vientos populares, dobles bajos y guitarras que parecen surgir de un vertedero urbano. El resultado es una maquinaria sonora que recrea —como una fotografía en procesado cruzado— la ciudad y sus perdedores, pero también el teatro, el vodevil y la improvisación.

Tom Waits: Rain Dogs (Island Records; 1985) Por Pachi Tapiz [Clásicos atemporales] - Tomajazz - Rain Dogs (Island Records; 1985) es el disco elegido por Pachi Tapiz para la sección clásicos atemporalesLo que hace a Rain Dogs particularmente fascinante desde una perspectiva musical amplia es su mezcla de tradición y experimentación. Waits toma materiales populares —blues, jazz, tango, música callejera— y los reconfigura con procedimientos más cercanos a la vanguardia: la instrumentación inusual, la manipulación de timbres, el uso de pequeños ensambles que funcionan como mini-orquestas de “objetos” y la libertad interpretativa que deja espacio para el gesto. Esa tensión entre forma y desborde es, en muchos sentidos, la misma que anima el jazz moderno y el free jazz: no sólo la nota sino la actitud.

En la raíz de esta renovación está la figura de Kathleen Brennan, compañera y colaboradora de Waits, cuyo empeño en empujar al autor fuera de sus costuras precedentes fue decisivo. Pero hay otro elemento imprescindible: los músicos que lo acompañan. Entre ellos destaca la llegada de una guitarra singular, la de Marc Ribot, cuyo toque —a veces punzante, a veces áspero, a veces melancólico— abre una vía hacia las afinidades con escenarios del jazz de vanguardia y la improvisación libre. Ribot no es un “solista” tradicional; su guitarra aporta color, mordiente y un sentido del riesgo que conecta con el ethos improvisador de muchas escenas jazzísticas.

La paleta instrumental del disco es amplia: marimba, acordeón, trombón, saxo, violín, banjo, dos bajos (tanto eléctrico como acústico), percusión de tipo ritual y uso ocasional de técnicas extendidas (saw, objetos percutidos). Esa mezcla produce texturas que oscilan entre lo pintoresco y lo inquietante. En “Clap Hands” o en “Cemetery Polka” late un sentido del ritmo que parece rescatar el pulso de las calles; en “Blind Love” o “Gun Street Girl” aparece un dramatismo teatral que recuerda a alguna ópera popular o a ciertos procedimientos del jazz teatralizado.

Desde la perspectiva del jazz, la importancia de Rain Dogs no reside en el uso de improvisaciones extensas tipo solo largo, sino en cómo la improvisación se integra en la textura colectiva: la guitarra de Ribot, los vientos de Ralph Carney y John Lurie, las líneas de contrabajo de Larry Taylor o Greg Cohen generan diálogos que funcionan como pequeños cuadros improvisados dentro de una dramaturgia compuesta. Es un modelo donde la improvisación aparece como conversación con la materia sonora, no como exhibición técnica.

Keith Richards, invitado en varios cortes, aporta una veta más roquera y cruda; su presencia subraya el carácter ecléctico del disco y su capacidad para convocar intérpretes de distintos mundos. Sin embargo, el corazón del álbum está en esa alianza entre Waits y sus colaboradores de la “nueva escuela” —Ribot, Michael Blair, Stephen Hodges, Greg Cohen— que aportan sensibilidad percutiva y una ideología sonora basada en la experimentación y la economía de medios.

Musicalmente, Rain Dogs funciona como una colección de escenas: hay canciones-microcuento, interludios instrumentales y piezas cuyo narrador es la ciudad. Waits escribe en registro narrativo, pero su voz misma es un instrumento: rasposo, teatral, juguetón y, en ocasiones, frágil. Esa voz se inserta en arreglos que apuestan por la inmediatez —grabación en sala, sonidos naturales, respiraciones— y renuncian a la pulcritud de la producción pop. En ese rechazo de la pulcritud hay una filiación estética con el jazz “de verdad”: lo importante es la presencia, la toma, la verdad del instante.

El disco también muestra una relación fructífera con tradiciones no-estadounidenses: el tango aparece retorcido (en “Tango Till They’re Sore”), la polka se deforma para convertirla en macabra (en “Cemetery Polka«) y la música callejera de Nueva Orleans asoma en la instrumentación de metales. Esta fusión multiplica las posibilidades expresivas y hace de Rain Dogs una obra con alcance global y local a la vez.

En cuanto a su legado, Rain Dogs ha sido citado por músicos de múltiples géneros: desde artistas de rock alternativo hasta productores de electrónica y jazz contemporáneo. Su influencia sobre guitarristas que privilegian el color y la narración por encima de la técnica pura es clara —Marc Ribot es parte de esa historia, pero también la inspiró—. Asimismo, la manera en que Waits convierte el estudio en taller ha servido de modelo a generaciones que buscan autenticidad y riesgo por encima de la corrección comercial.

Escuchar Rain Dogs hoy es entrar en una ciudad sonora donde la belleza y la suciedad coexisten, donde la forma se hospeda en el caos y donde la improvisación no es un sucedido ocasional sino un principio de organización musical. Es, en definitiva, un disco que resume lo mejor del cruce entre tradición popular y experimentación contemporánea: un lugar en el que el jazz encuentra aliados inesperados y en el que la guitarra de Marc Ribot ofrece un pulso contemporáneo que dialoga con la historia del jazz en su vertiente más libre.

Por todo ello, Rain Dogs ocupa un puesto de honor en cualquier lista de grabaciones esenciales. No sólo por su calidad compositiva y de arreglos, sino por la lección que ofrece: que las fronteras entre géneros son porosas y que la verdadera innovación suele nacer en la intersección de mundos sonoros aparentemente dispares.

Texto: © Pachi “Stiawmot” Tapiz, 2025


Tom Waits: Rain Dogs

Tom Waits (vocales, guitarra, piano, órgano, harmonium, banjo); Marc Ribot (guitarra); Larry Taylor (contrabajo / bajo eléctrico); Greg Cohen (contrabajo); Michael Blair (percusión, marimba, bateria, congas, bowed saw); Stephen Hodges (batería, parade drum); Ralph Carney (saxofones, clarinete); Bobby Previte (percusión, marimba); «Hollywood» Paul Litteral (trompeta); Bob Funk (trombón); William Schimmel (acordeón); Chris Spedding (guitarra); Tony Garnier (contrabajo); Keith Richards (guitarra, coros [invitado]); Robert Quine (guitarra); John Lurie (saxo alto);  G.E. Smith (guitarra); Mickey Curry (batería); Tony Levin (bajo); Robbie Kilgore (órgano); Ross Levinson (violín); Arno Hecht (tenor sax); Crispin Cioe (saxo); y además: Uptown Horns y otros colaboradores en secciones de vientos y coros.

«Singapore» (Tom Waits) — 2:46; «Clap Hands» (Tom Waits) — 3:47; «Cemetery Polka» (Tom Waits) — 1:51; «Jockey Full of Bourbon» (Tom Waits) — 2:45; «Tango Till They’re Sore» (Tom Waits) — 2:49; «Big Black Mariah» (Tom Waits, Kathleen Brennan) — 2:44; «Diamonds & Gold» (Tom Waits) — 2:31; «Hang Down Your Head» (Tom Waits, Kathleen Brennan) — 2:32; «Time» (Tom Waits) — 3:55; «Rain Dogs» (Tom Waits) — 2:56; «Midtown» (instrumental) (Tom Waits) — 1:00; «9th & Hennepin» (Tom Waits) — 1:58; «Gun Street Girl» (Tom Waits) — 4:37; «Union Square» (Tom Waits) — 2:24; «Blind Love» (Tom Waits) — 4:18; «Walking Spanish» (Tom Waits) — 3:05; «Downtown Train» (Tom Waits) — 3:53; «Bride of Rain Dog» (instrumental) (Tom Waits) — 1:07; «Anywhere I Lay My Head» (Tom Waits) — 2:48.

RCA Studios, New York City. Productor: Tom Waits. Ingeniero principal y mezclas: Robert Musso. Grabación / asistencias: Tom Gonzales, Dennis Ferrante, Jeff Lippay (mezclas/registro en algunos cortes).  Mastering: Howie Weinberg. Publicado en 1985 por Island Records.


Curiosidades sobre Rain Dogs

Durante la gestación del disco, Waits vivía en Manhattan y solía caminar largas distancias por barrios degradados de la época. Llevaba una pequeña grabadora portátil en la que improvisaba ideas: ritmos que escuchaba en la calle, fragmentos de melodías, conversaciones oídas al pasar. Varias líneas de Rain Dogs nacen literalmente de esas caminatas nocturnas. Él mismo dijo: “Todo lo que oía podía ser parte de una canción. Nueva York era una orquesta completa.

”Waits ha contado que la expresión “rain dogs” —perros de lluvia— le vino de ver esa frase garabateada en una pared cerca de su casa. Le llamó la atención la idea de perros callejeros que pierden su rastro cuando llueve; para él, esa imagen resumía a la perfección el tipo de personajes del álbum: gente desplazada, perdida, sin rumbo claro tras un temporal emocional o literal.

Waits conoció a Ribot a través de John Lurie. Ribot no era todavía una figura reconocida: era un joven guitarrista de la escena experimental del downtown neoyorquino. Cuando apareció por el estudio, Waits escuchó uno de sus fraseos “desafinado” y dijo: “Ese sonido es exactamente lo que necesito.” Gran parte del tono áspero, cubista, cortante del disco nace de que Waits le daba indicaciones muy abstractas: “Toca como si te hubieras caído por las escaleras”, “Toca como una alarma de incendio”, “Haz sonar la guitarra como si resbalara en aceite”. Ribot ha dicho que Rain Dogs fue “una de las sesiones más libres” de su vida.

En vez de usar una batería convencional, Waits y el percusionista Michael Blair exploraron el estudio golpeando tuberías, paredes, sillas, marcos de ventanas, cajones metálicos… Cualquier objeto que hiciera ruido servía. A veces grababan varias capas de golpes “domésticos” para generar ritmos que luego se completaban con marimba o percusión exótica. Esto dio al disco ese aire de música callejera industrial que lo caracteriza. Michael Blair lo resumió así: “Era como trabajar en un taller de coches, pero con arte.”

“9th & Hennepin” se grabó prácticamente a oscuras para crear un clima cinematográfico. Para captar el tono tenso, casi noir, del monólogo, Waits pidió bajar las luces del estudio hasta dejar sólo una tenue lámpara. Grabó la voz casi susurrando, sentado muy cerca del micrófono y sin separarse de él en ningún momento. El ambiente tan teatral se nota en cada respiración y en el silencio del fondo; Waits dijo que quería que el oyente sintiera que estaba “en la misma habitación que un tipo muy raro contándote algo muy raro”.

El tema “Downtown Train” casi no entra en el disco. Waits lo consideraba demasiado “pulido” y estuvo a punto de excluirlo por pensar que no encajaba con el tono callejero del resto del álbum. Finalmente Kathleen Brennan le convenció de mantenerlo porque equilibraba el conjunto. Años después, Rod Stewart hizo una versión que se convirtió en un éxito mundial —lo que convirtió este tema en una de las canciones más lucrativas de Waits— pero él siempre insistió en que prefería la atmósfera más sucia de su propia versión.Keith Richards grabó sus partes muy rápido y con enorme afinidad con Waits. Waits y Richards se admiraban mutuamente desde hacía años. Al grabar juntos para Rain Dogs, hubo una química inmediata: Richards entendió el espíritu crudo del álbum sin que Waits tuviera que explicar demasiado. A Waits le sorprendió la rapidez con la que Richards grabó sus guitarras: “Dos tomas y ya está. No hacía falta más.”

Las secciones de metales se construían como si fueran personajes de una obra de teatro. Waits daba instrucciones muy pictóricas: “Tocad como si estuvierais borrachos y fuera carnaval”, “Imaginad un desfile que se deshace”, “Esto es una polka de un circo fantasma”. Ralph Carney decía que trabajar con Waits era “como actuar en una película que aún no existe, pero que se está rodando en tu cabeza”.

Waits llamó al estudio “su laboratorio de monstruos”. En varias entrevistas de los 80, Waits afirmaba que el estudio para él era “como un laboratorio donde se fabrican criaturas”. Prefería mantener objetos extraños, artefactos y sonidos incongruentes para luego usarlos como elementos narrativos. No buscaba sólo grabar canciones: buscaba “crear escenas”.


Más información de Tom Waits

Thomas Alan Waits (nacido en 1949) es un compositor, cantante, músico y actor estadounidense cuya carrera abarca desde los años setenta hasta hoy. Comenzó como crooner urbano, con tempranos discos de piano-bar que mostraban su fascinación por la noche y la ciudad; sin embargo, a principios de los ochenta su obra dio un giro radical gracias, en parte, a la influencia de Kathleen Brennan y a la voluntad de experimentar con arreglos no convencionales.

Tras Swordfishtrombones (1983) y sobre todo Rain Dogs (1985), Waits consolidó un lenguaje propio: teatro musical, ruidos, orquestaciones con objetos, texturas percutivas y una voz que se convirtió en herramienta dramática. A lo largo de su carrera ha publicado discos tan celebrados como Bone Machine, Mule Variations o la tetralogía de proyectos con Robert Wilson (The Black Rider).

Su influencia es enorme y transversal. Bandas y músicos de ámbitos tan distintos como el rock alternativo, el indie, la electrónica y el jazz lo han citado como referencia. Artistas como Nick Cave, PJ Harvey, Elvis Costello, Keith Richards, Marc Ribot, Wilco, y productores de la escena experimental reconocen la deuda con su radicalidad tímbrica y su ética de estudio-taller. En particular, guitarristas y arreglistas interesados por el color y la narración han encontrado en Waits un modelo para pensar la canción como escena.

En paralelo a su carrera musical, Tom Waits ha desarrollado una actividad actoral notable: protagonizó Down by Law (Jim Jarmusch, 1986), y ha participado en películas como One from the Heart, Rumble Fish, The Fisher King, Bram Stoker’s Dracula, Short Cuts (Robert Altman) y Coffee and Cigarettes (Jim Jarmusch), entre otras. Aunque siempre ha matizado que no se considera actor profesional, sus interpretaciones —gritadas, contenidas o absurdas— han enriquecido su figura pública y han reforzado el sentido teatral de su música.

En definitiva, Tom Waits es una figura clave de la música contemporánea: un creador que situó la experimentación sonora en el centro del relato popular y cuyo legado atraviesa géneros y generaciones.


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