Por Adolphus van Tenzing.
Esta grabación, editada originalmente por el sello Fat Cat (CR-120) y dedicado a su esposa Annette, nos presenta a Wild Bill Davison en plena forma a sus 74 años y es, probablemente, su disco más completo y redondo en mucho tiempo.
Acompañado por una sección rítmica de calidad (John Eaton al piano, Steve Jordan a la guitarra, Jack Lesberg al contrabajo y Cliff Leeman a la batería), Davison se enfrenta a una serie de temas poco explorados a lo largo de su dilatada carrera, entre ellos el que da título al disco, que se ofrece completo con el verso. Sin renunciar a un variado uso de la dinámica, su fiera y temperamental corneta no ha perdido un ápice de ese característico y legendario drive y su tono es quizás más rico y redondo que nunca. Y, por suerte, nos sigue regalando alguna de sus famosas codas, con esos insinuantes gruñidos en el registro bajo de la corneta, “el equivalente musical a un inocente guiño maligno” (Charles Champlin dixit).
Quien una vez definió a Davison como “el menos pretencioso, menos introspectivo y menos farsante” de todos los músicos de jazz no se equivocaba. Emoción en estado puro.
© Adolphus van Tenzing, 2009
Disponible en Lady Of The Evening (Jazzology JCD-143)