La vida fue cruel con Thomas Chapin: murió a los 40 años de leucemia y su breve existencia nos has dejado un puñado de grabaciones a su nombre, algunas colaboraciones y el recuerdo de un directo arrebatador.
Alternaba el saxo alto, en el que mostraba un sonido ácido que recuerda al de Jackie McLean (que fue profesor suyo) y la flauta, con influencias de Eric Dolphy y Roland Kirk (en algunas ocasiones también tocaba el saxo soprano y sopranino). Su personalidad, extravertida, generosa y alegre, se reflejaba en su música, siempre estimulante y con un estilo que pasaba con total naturalidad de la tradición a la vanguardia.
A su nombre, grabó principalmente en trío acompañado de sus fieles Mario Pavone al contrabajo y Michael Sarin a la batería, a los que en ocasiones se añadieron solistas invitados, cuerdas o una sección de metal (como en el magnífico directo Insomnia).
Pero si hay que recomendar un único disco, ése sería Sky Piece. Fue su última grabación, publicada –morbosa curiosidad- la misma semana en que falleció. En ella, el trío formado por Chapin, Pavone y Sarin ofrece una música intemporal de una enorme fuerza poética.
© Adolphus van Tenzing
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