Más allá de la jerga italiana utilizada para indicar el tempo de una pieza en música clásica, la terminología jazzística se basa en los bpm (beats per minute), o número de notas negras (las que toca el contrabajo cuando camina en walking bass) por minuto. El segundero de un reloj se mueve a 60 bpm, más o menos el tiempo de una balada («a sesenta la negra», se diría en un ensayo). Un medio tiempo iría a 120-140 bpm. Por encima de 200 bpm el tema se considera rápido, y dicha rapidez crece de forma endiablada a medida nos acercamos a la frontera de los 300 bpm. Pocos grupos pueden mantener la compostura a esas velocidades similares, y poquísimos contrabajistas pueden soportar tamaño esfuerzo sin lesionarse.
Pues escuchen el «I Know That You Know» que grabó Bud Powell en su Blues In The Closet (1958): ¡380 bpm! Todo ello por obra y gracia del batería Osie Johnson y de un Ray Brown inconmensurable. Y lo mejor de todo: más allá de la pirotecnia el tema suena que da gusto.
© Adolphus van Tenzing, 2014
Bud Powell Trio: Blues In The Closet (Verve B00123474-02)