- Fecha: 03 de Marzo de 2017.
- Lugar: Bogui Jazz, Madrid.
- Componentes:
Yul Ballesteros 5Tet
Yul Ballesteros: guitarra
Ariel Brínguez: saxo tenor
Moisés Sánchez: piano
Demian Cabaud: contrabajo
Carlos López: batería
Resulta esperanzador constatar que, tras arduos esfuerzos, nuevas generaciones de jazzistas españoles empiezan a recibir el respaldo del público. El grancanario Yul Ballesteros, tras reunir como sidemen en sus trabajos en solitario a nombres como Joe Magnarelli, Dave Santoro, Andrea Michelutti, Gary Versace o Johannes Weidenmueller, retornó al foro llenando el Bogui de aficionados deseosos de disfrutar de los temas de su más reciente grabación, Nine Tales From The Inner Space, grabado en Nueva York en 2015.
Para la ocasión el protagonista sustituyó al elenco, en su mayoría de norteamericanos, de la grabación, por una colección de estrellas más cercanas que insufló en directo nueva vida a las piezas del disco. Al tenor del maestro cubano Ariel Bringuez, el piano del madrileño Moisés Sánchez y la batería del gallego Carlos López se sumó como nueva incorporación a la banda el contrabajista argentino afincado en Portugal Demian Cabaud.
Comenzó el primer pase con “Bulli”, que también abre su último trabajo, una melodía contagiosa construida sobre dos acordes, cuya forma sustentó los primeros solos, en especial el del tenor de Bringuez, cuya intervención permitió abrir espacios en la sección rítmica, permitiéndola respirar cada vez con mayor libertad. Siguió la exposición ondulante, compleja pero muy cantábile –una seña de identidad de Ballesteros- de “Kinetic Cynicism”, donde el protagonista se lució en un gran solo, interpretado con brillantez sobre una métrica endemoniada que la base rítmica hizo caminar ligera como el aire. La intervención del piano trajo consigo un cambio de ritmo y la banda comenzó a empujar elevando la dinámica hasta desembocar en el riff del tema, el cual, interpretado cíclicamente y al unísono por la mano izquierda del piano, la guitarra y el contrabajo, sostuvo un magnífico discurso melódico protagonizado por la batería de Carlos López.
A continuación, llegó la calma con la balada “I Love The Way You See The world”, cantada al unísono por la guitarra de Ballesteros y el tenor de Bringuez, en cuya sección de solos fuimos testigos de un interesante cruce de guiños entre el contrabajo de Cabaud y el piano de Sánchez. Puso final al pase la melodía juguetona y el trepidante swing de “Nexus”, donde se vivió un brillante intercambio solista, con el tenor llevado en volandas por el resto de la banda antes de dar paso a la guitarra de Ballesteros, quien con su exquisita articulación llevó a los asistentes de viaje por distintas épocas y registros de la guitarra de jazz, moviéndose con maestría entre la tradición y la modernidad del instrumento, pues ha asimilado en sus recursos desde Wes Montgomery o Pat Martino hasta Pat Metheny o Kurt Rosenwinkel, sin dejar de ser Yul Ballesteros en su concepción de melódica. Llegó el turno de Moisés Sánchez, rivalizando en brillantez con su jefe de filas, aportando la pimienta necesaria, tocando a ambos lados de la frontera de la disonancia mientras respondía a las incansables llamadas de la batería de Carlos López. La sección rítmica echaba leña al fuego cuando el quinteto desembocó en el tema para finiquitarlo en su punto álgido de intensidad.
Tras el descanso de rigor, la banda volvió al escenario con el toque urbano y cool de “Brooklyn And Everything Else”, donde el piano acústico tomó el lugar que ocupa el Fender Rhodes en la versión grabada, y deleitó al respetable con su fluido intercambio de ideas con sus compañeros, antes de dar el relevo a un Ariel Bringuez que de nuevo elevó la temperatura del Bogui, tirando de toda la banda, labor que remató el solo de batería de Carlos López. Continuó la velada por los senderos sombríos e introspectivos de “The Story Of Your Lips Over Mine”, cuyo final “a la libre” se fusionó con el electrizante “Silence”, sin duda una de las piezas cumbre del disco, donde Demian Cabaud protagonizó sus mejores momentos de la noche en una intervención donde jugó magistralmente con el tiempo y el silencio, antes de que guitarra, tenor y piano se enfrascaran en un vibrante ejercicio de llamada y respuesta que culminó en un final explosivo en forma de improvisación colectiva.
Los aplausos arreciaban en el Bogui, y el quinteto no dejó pasar la ocasión de agradecerlo con el desenfadado “Just In Case”, en el que Moisés Sánchez despachó un solo de fantasía lleno evocando espacios abiertos, durante el cual uno hubiera jurado sentir la presencia del espíritu de Debussy flotando por el club, antes de que la guitarra de Ballesteros conversara consigo mismo preguntándose con la guitarra limpia y respondiéndose empleando los efectos, en un monólogo que fue creciendo en intensidad hasta incendiarlo todo.
Una noche mágica en Bogui para descubrir al quinteto de Ballesteros, no sólo como una escuadra de solistas de primera línea, sino como una entidad orgánica donde la dinámica de las interpretaciones y el entorno que rodea cada solo ha sido preparado con mimo y un intenso trabajo de ensayo para lograr un perfecto engranaje donde la interacción entre las piezas es fundamental y hace de la música una creación viva y cambiante.
Texto y fotos: © 2017 Sergio Cabanillas