Pat Metheny Group – The Way Up Composiciones: Opening; Part
One; Part Two; Part Three Músicos: Pat Metheny (guitarras
acústica, eléctrica, sintetizada y slide), Lyle Mays (piano,
teclados), Steve Rodby (contrabajo, bajo eléctrico, chelo), Cuong
Vu (trompeta, voz), Gregoire Maret (harmónica), Antonio Sánchez
(batería). La historia: Cuenta la leyenda (hoy en día en forma de foro de Internet) que, cuando Warner Brothers decidió poner fin a su aventura como productores de buen jazz, ofrecieron a Pat Metheny la posibilidad de continuar en el sello, siempre y cuando su estilo se volviera algo más comercial. La respuesta: una obra ininterrumpida de 68 minutos de duración. La consecuencia: Pat y todo su arsenal pasan al sello Nonesuch (filial, no obstante, de WB). No sabemos si esa leyenda fue o no verdadera, pero en caso afirmativo: bendito momento aquél en que la Warner planteó al guitarrista cuestiones sobre la rentabilidad económica de su trabajo. Y es que The Way Up es una obra maestra. Una obra maestra comparable a clásicos como Offramp, Letter From Home o Imaginary Day, una obra maestra que marcará, indudablemente, un nuevo punto de inflexión en la carrera del ya cincuentón Metheny, hasta el punto, en palabras de Doug Collette (http://www.allaboutjazz.com/), de hacer que “el oyente se alegre de estar vivo al mismo tiempo que un artista tan creativo como Pat Metheny”. Finalizada ya la etapa de Richard Bona en el PMG (aunque aparece como colaborador en el disco), el grupo presenta ausencia de percusionistas y cantantes natos en su formación, quedando pues las ideas melódicas de Cuong Vu y el recién incorporado Gregoire Maret a merced del cuarteto base, esa rocosa unidad donde Metheny, Mays y el ultrasobrio Steve Rodby descansan sobre un Antonio Sánchez tan integrado que parece llevar toda su vida en la banda. El line-up se verá incrementado en la próxima gira (con paso por España a finales de junio) por Nando Lauria, quien ya colaborara en los directos del Group de los últimos 80, reforzando voces, percusiones y segundas guitarras. El disco: 1. Opening [5:17] Comienza la obra con sonidos urbanos de Manhattan y un motivo minimalista ya presente en el Electric Counterpoint que Steve Reich compusiera para Metheny en 1987 (no en vano Reich aparece destacado en el apartado de agradecimientos del disco). El minimalismo y la repetición y desarrollo de frases van a ser componentes básicos en el desarrollo de la composición, dando a la misma cohesión estructural. Un movido ritmo de batería da lugar a los primeros obligados rítmicos, muy al estilo de Proof (del anterior trabajo Speaking of Now). Pat presenta sus primeros timbres de guitarra, con especial mención para el sonido eléctrico de su guitarra sintetizada, más lírico que nunca, siendo centro de atención del conjunto sonoro en más de un pasaje. Tras la tarjeta de presentación, un pequeño interludio y de lleno a la primera parte del CD. 2. Part One [26:27] Una simple melodía de pocas notas (lo que va a ser constante en todo el disco) se ve reforzada por distintas repeticiones tímbricamente distintas a cargo de otras guitarras (a destacar la slide guitar), provocando un incremento de dinámicas marca de la casa. Los teclados de Lyle Mays se muestran atrevidos y precisos a la vez, y el primer solo viene de mano de la guitarra sintetizada con sonido eléctrico, al estilo de Half Life of Absolution (The Road to You, 1991) o The Roots of Coincidence (Imaginary Day, 1997). La improvisación hace juego con la composición: notas largas, motivos bien definidos, repetidos hasta la saciedad e incluso posteriormente orquestados (y vuelve a aparecer el minimalismo en ese nuevo contexto que es el PMG). Vuelta a la melodía, subidón de dinámicas y espacio para el lucimiento de la sección rítmica. En general, desde el punto de vista de la interpretación, The Way Up puede considerarse música difícil, compleja y que requiere de gran compenetración entre los músicos. Tras lo que podría considerarse el primer gran “tema” de la suite (concepto que ha negado el propio Metheny, pero que parece bastante claro en ciertos momentos, a pesar de las continuas recapitulaciones), aparece por vez primera la guitarra acústica de cuerdas de nylon como sonido principal, en un interludio hacia la primera parte rápida del disco, en tiempo ternario y con más obligados rítmicos. Prima el arreglo sobre composición e improvisación, los diversos instrumentos entran y salen continuamente y las dinámicas siguen jugando el papel tan importante que siempre han tenido en este grupo. Se escucha la trompeta de Cuong Vu con claridad y Antonio Sánchez hace de las suyas, volviendo a poner de manifiesto su excelente nivel técnico. Hacia el minuto 12 de este corte aparece un nuevo tema al estilo del “Quartet” de 1996, con presencia de la armónica de Gregoire Maret y nuevo cambio de métrica. A pesar de los mencionados conceptos minimalistas, si de algo carece The Way Up es de monotonía. Vuelta a la base de Steve Reich y enganche con la parte rápida, esta vez bajo un clásico solo de Pat con su timbre de toda la vida, recordando en concepción y ejecución a The Gathering Sky (Speaking of Now, 2001). El de Missouri surca la armonía como pez en el agua, y vuelve al medio tiempo en 3x4: primer solo de Lyle Mays al piano, tan elegante y medido como siempre, en la parte del disco más cercana al jazz clásico. Turno para que Cuong Vu improvise, con mucho estilo pero poco atrevimiento. De momento. Los teclados de Mays orquestan por detrás, mientras Steve Rodby sigue, disco tras disco, dando lecciones de calidad al contrabajo. Fuera batería: nuevo interludio de guitarra acústica en arpegio y solo de elétrica recordando al Metheny más folk, el de New Chautauqua (1979) o Beyond the Missouri Sky (1996). Casi sin darnos cuenta se van incorporando instrumentos. Los platos de Sánchez y las guitarras slide van elevando poco a poco las dinámicas, mientras el solo se va haciendo más y más rápido y enrevesado, pero sin dejar de ser melódico. ¡Qué maestría tiene esta banda para variar la intensidad progresivamente durante intervalos de tiempo tan grandes! Vuelta a la rapidez, continúa la improvisación, Mays acompaña al piano y nos aproximamos al final de esta primera parte con una explosión final de batería. 3. Part Two [20:29] Más arpegios, texturas y colores de todo tipo inundan el paisaje sonoro, por supuesto con motivos cortos. Intercambio de frases: Maret, Mays, Rodby al bajo eléctrico. En el 2º minuto aparece el segundo gran tema de la suite, a cargo de la harmónica de Maret. La melodía, también formada de pocas notas, bien podría haber formado parte de los clásicos Still Life (Talking) (1987) o Letter From Home (1989). La frasecilla de Steve Reich vuelve a dar ligazón al devenir de la música y hunde el ritmo hasta dar paso a un pasaje ad libitum (o eso parece, que con este grupo nunca se sabe) a cargo de las delicadas teclas de Lyle Mays. Vuelve a incorporarse el ritmo de batería del corte introductorio para acompañar a Cuong Vu en una improvisación con mayor libertad y fidelidad a su estilo propio, mientras Metheny dialoga con el trompetista por medio de su sonido más eléctrico. Y qué mejor enlace a un solo de trompeta sobre ritmo rápido que la mítica guitarra sintetizada, presente en las grabaciones de la banda desde Offramp (1982). Llegamos, pues, a uno de los momentos más álgidos del disco, con diálogo entrecruzado entre dos improvisadores de altura como Vu y Metheny, con más intención de crear texturas que de demostrar técnica ni capacidad melódica. La ausencia de armonía muy marcada en esta parte eleva aún más la tensión del encuentro entre los dos monstruos, con Sánchez dando un soporte rítmico increible. 12:04: Parón y arpegio de acústica al más puro estilo de A Map of the World (1999), soporte ideal para una bonita melodía en boca de Gregoire Maret. Vuelven piano y contrabajo a tomar relevancia rítmica y la variada paleta del PMG nos ofrece otra pintura distinta, tranquila, sosegada. Un rato para la relajación y nuevo pasaje de groove repetitivo con melodía a cargo de Maret rellenada por Vu. Aparece nuevamente el espíritu de Reich, deviniendo en una interpretación de Steve Rodby preguntando al chelo y obteniendo respuesta de Lyle Mays al piano. 4. Part Three [15:54] ¿Será un homenaje a Debussy? La línea de bajo tocada al piano lo sugiere, y abre paso al tema final, con la sonoridad estándar del cuarteto base y la presencia destacada de la harmónica. Preciosas progresiones cordales habituales en la larga vida del Group vuelven a acercarnos a la melodía del segundo gran tema del disco, sobre línea de bajo latina. Solos: Pat a la eléctrica, Lyle al piano, Pat a la sintetizada. Interludio de arreglo rítmico y otra vez a la melodía, esta vez (por fin) con voces. El Pat Metheny Group en todo su apogeo, incluso con guitarras rítmicas de fondo, mientras la melodía es viselada por referencias al primer tema del CD. Momento de piel de gallina para los más fans del grupo, y nuevo descenso de intensidad hacia el minuto 7, donde se recupera nuevamente la melodía de la primera parte sobre fondo Reichiano, a modo de recapitulación final. 9:38. En ese punto finaliza la obra, si la concebimos con total continuidad. Desde ahí hasta el final, más sonidos de Manhattan, fondos pseudo-Electric Counterpoint, arpegios, frases sueltas y, en definitiva, una especie de epílogo para reflexionar sobre lo escuchado y amortiguar la vuelta al duro mundo real. La edición: Tres portadas diferentes para el mismo CD. En este caso el PMG se aleja, aparentemente, de sus tradicionales carpetas en collage. Solo apariencia, ya que el collage se obtiene al desplegar la carpetilla, y observar un diseño tan urbano y minimalista como la propia música. Como adición al disco se va a publicar la partitura de la obra, algunos de cuyos fragmentos ya se pueden conseguir en Internet, y cuya versión completa (editada por Hal Leonard) se podrá obtener en los conciertos de la gira, de momento los siguientes: 24 de Junio: La Coruña (Coliseo) Recapitulación: El tiempo dará y quitará razones, nuestra humilde opinión es la de que The Way Up es ya uno de los mayores momentos en la trayectoria de Pat Metheny y su Group, y eso generalmente ha implicado fuertes influencias en público y músicos. Pero en este caso el concepto va más allá, refundiendo toda la música que el PMG nos ha ofrecido en casi treinta años de existencia, ofreciéndola ampliada (nunca corregida) y con el planteamiento más ambicioso hasta la fecha. Si, habitualmente, los discos de la formación suponen recorridos musicales, viajes a bellos paisajes virtuales, e incluso los títulos de los CD’s así lo sugieren (Offramp, Travels, The Road to You, Imaginary Day), en este caso tanto la estructura musical de la obra como su título (The Way Up) recalcan aún más ese concepto de viaje por un mundo paradisíaco donde todo es positivo y las sensaciones se relajan hasta estados de absoluto disfrute. Es el mundo del Pat Metheny Group. Más información: http://www.patmethenygroup.com/ Arturo Mora
Rioja, 2005 Geffen Músicos: Dante Smith ( Mos Def ) con Shuggie Otis, Paul Oscher, Minnesota, Kanye West, Raphael Saadiq, Warryn Campbell, Psycho Les, Molecules, 88 Keys, Will Calhoun, Doug Wimbish, Gary MILLER, Bernie Worrell, L.Mitchell, Easy Mo Bee Comentario: Mos Def apareció como un huracán hace unos años con su compinche Talib Kweli como la esperanza para el Hip Hop más serio, artístico, comprometido y no comercial, sustituyendo en parte la perdida confianza en anteriores artistas de este tipo, como Nas, que no pudieron resistirse a la tentación de caer en lo comercial y dejarse devorar por la industria del "entertainment". Su primer disco en solitario después del realizado con Kweli como parte de Reflection Eternal supuso un despegue absoluto de la mayoría de lo conocido en esa música hasta entonces, y en él ya se intuía que su camino iba a ser bien diferente del tomado por su antiguo colega, cuyo último trabajo muy reciente ha sido una auténtica decepción. La extraordinaria portada de este nuevo trabajo ya nos da muchas pistas: Mos Def aparece suicidándose figuradamente con un dedo apuntando a su sien (¿o conciencia?), en una actitud ambigua de esas que tanto le gustan que por unos será interpretada como un suicidio creativo al apartarse de lo habitual en el Hip Hop... samplers, riffs y evolución de las dos partes fundamentales de esta música, el arte del giradiscos y el otro de la rima. Otros, lo interpretamos también como una broma siniestra y brillante sobre su suicidio comercial, muy posible al reflexionar sobre la aceptación que puede tener un trabajo tan creativo, arriesgado y comprometido: resumiendo, tan brillante. Otra pista evidente es la relación de esta portada con la no menos espectacular de aquel "Mistaken Identity" fabuloso de hace ocho años de su colega Vernon Reid, de quien varios colaboradores habituales aparecen en este disco de Mos Def. Aquel extraño, oscuro y fenomenal disco fue un resumen de todos los principios por los que se regía la Black Rock Coalition fundada por Reid, principios que parecen la influencia mayor sobre el Mos Def actual. En este disco, como en aquel, aparecen todas las formas imaginables de música negra conocidas, Jazz, Hip Hop, Funk Rock, Soul y un enorme trasfondo Blues sobre el que se monta todo el edificio musical sobre el que Mos Def unas veces rapea, otras canta en plan crooner a la vez que imita a Marvin Gaye, cuyas preocupaciones sociales en la época del "What's Going On" son otra gran influencia en esta obra (y en la mayoría del buen Hip Hop), y para más pistas el propio Gaye aparece sampleado varias veces al fondo... La música va pasando de un estilo a otro y de un productor a otro pero a todos se les ve muy involucrados en la idea del disco, y como soporte fundamental la soberbia banda Black Jack Johnson con la rítmica de Living Colour (Wimbish y Calhoun), más el guitarrista de los Bad Brains y el genio absoluto de Bernie Worrell a los teclados, da una unidad al asunto que evita la dispersión. El Jazz, al menos en parte, sigue teniendo una relación evidente con la cultura y la música afroamericanas, y este disco, al igual que la música que hacen hoy día otros artistas de este estilo, como Mike Ladd, los Roots, Saul Williams, Carl Hancock Rux, Hanifah Walidah ( Shä-Key ), los Antipop Consortium y tantos otros artistas alternativos a la música popular negra más comercial, me parece fundamental para entender las mejores expresiones de la cultura afroamericana actual...y futura. Obligatorio para espíritus inquietos, los más conformistas siempre pueden dedicarse a evitar contaminar su radical purismo con estas cosas... tan sanas. Jorge LG e.s.t. (Esbjörn Svensson Trio) - Viaticum
Músicos: Esbjörn Svenson (piano), Dan Berglund (contrabajo), Magnus Östrom (batería) Composiciones: Tide Of Trepidation 7:12 Eighty-eight Days In My Veins 8:22 The Well-wisher 3:47 The Unstable Table & The Infamous Fable 8:32 Viaticum 6:51 In The Tail Of Her Eye 6:55 Letter From The Leviathan 6:56 A Picture Of Doris Travelling With Boris 5:40 What Though The Way May Be Long 6:20 Todos los temas compuestos, arreglados, ejecutados y
producidos por e.s.t. Comentario: Viaticum es la séptima grabación oficial de e.s.t. en act. Octava si se cuenta un bonus-disc en directo y novena incluyendo el dvd que editaban el pasado año. A lo largo de los años el trio del pianista sueco Esbjörn Svensson ha metamorfoseado su nombre en e.s.t. con razones más que fundamentadas. La pregunta ante esta nueva grabación puede ser: ¿a qué suena lo nuevo de estos suecos? Pues ni más ni menos que a un e.s.t. en plena forma, como acredita su paso (y habitualmente triunfo) por multitud de festivales lo que conlleva que sea uno de los grupos más admirados por todo tipo de aficionados. Entrando en esta nueva grabación, en las diez piezas que conforman viaticum no hay mucho espacio para la sorpresa... o sí... los elementos siguen siendo los mismos que en sus propuestas anteriores... melodías con un tratamiento obsesivo unas veces y en otras dotadas de un precioso y delicado lirismo... aportes provinientes de un pianismo jazzístico plenamente clásico... y también del rock, del pop y de propuestas de la música electrónica... y por supuesto ejecutado por tres músicos más que competentes. El "líder" es un más que notable pianista (que también sabe pegar esos grititos que tan bien acompañan a la música y tan bien sientan a unos oyentes mientras enervan a otros en los momentos de intensidad contenida). El contrabajista y el batería forman una rítmica perfecta para las propuestas del trio (de cuya pluma provienen todos los temas). Mención especial merece el contrabajista Dan Berglund y su toque distorsionado al contrabajo con una sonoridad más próxima en algunos momentos a Jimmy Hendrix que a la de un contrabajista al uso. El peor parado en cuanto a la vistosidad de su trabajo (apenas tiene espacio para lucirse en algún solo) resulta el batería Magnus Örström, a pesar de lo cual su aporte resulta fundamental con un toque variado cuando se precisa: no podría ser de otra manera para un trío tan bien asentado. En cuanto a las composiciones, el disco resulta mucho más redondo que el anterior Seven Days Of Falling (2003). Tide Of Trepidation, The Unstable Table & The Infamous Fable, el tema que da título al disco o el tema que falsamente cierra el disco son buenos ejemplos. Como no podría ser de otro modo, la grabación encierra alguna que otra sorpresa. Esperemos que a pesar del título este disco sea un sustento para continuar con su camino y no nada relacionado con la extrema unción para este magnífico trio. José Francisco Tapiz Steve Swallow & Ohad Talmor Sextet – L’histoire Du Clochard (The Bum’s Tale) Composiciones: Making Ends Meet;
Sweeping Up; Chelsea Bells; Some Echoes; Ladies In Mercedes; Hullo Bolinas;
I’m Your Pal Músicos: Steve Swallow (bajo acústico), Ohad Talmor (saxo tenor), Russ Johnson (trompeta), Meg Okura (violín), Greg Tardy (clarinete), Jacob Garchik (trombón). Grabado en Maggie’s Farm, 23 de Agosto de 2002. Comentario: No entraremos en si L’histoire du clochard se trata o no de un disco de jazz. Etiquetas aparte, parece evidente que el papel de la improvisación en este CD es secundario (existe, no obstante), y que el aspecto es más bien de música clásica. Liberémonos de etiquetas y veámoslo sin los habituales prejuicios. Esta “historia del vagabundo” es un trabajo fino y delicado, de apetecible escucha y que se sale de lo común. Las composiciones del gran Swallow (quien, como siempre, aparece muy comedido en el capítulo interpretativo), algunas de ellas rescatadas de épocas pasadas, se convierten en bailarines coreografiados por el israelí Ohad Talmor, padre de todos los arreglos del disco, y que ha intentado conducir la obra en base al arreglo de la Historia del Soldado de Stravinsky, con similar formación (percusión aparte). Precisamente la ausencia de percusión dota a la música de mayor dificultad y capacidad de sorpresa ante el oyente. La aparición del violín de Meg Okura sobre la sección de vientos otorga un timbre característico e inquietante, así como el acercamiento en algunos pasajes a formas tradicionales del jazz. Si bien puede desorientar en cierta medida a jazzistas estrictos, L’histoire du clochard es un disco más que recomendable por su alejamiento de tópicos patrones, por lo curioso de su formación y por las excelentes composiciones de Swallow y arreglos de Talmor. Arturo Mora
Rioja, 2005 Dave Douglas, Louis Sclavis, Peggy Lee & Dylan Van Der Schyff - Bow River Falls Premonition Records. Comentario: Dave Douglas y su nuevo
disco, esperado con ansiedad por muchos aquí en Europa, sabiendo
como sabíamos todos que está involucrado en su nuevo proyecto
una de las estrellas de esta música en nuestro continente, Louis
Sclavis. El olfato de Douglas para conectar con su público es
agudo, ya que él sabe muy bien además que la misma gente
que sigue la carrera de este clarinetista es la que tiene puesto el
oído últimamente a lo que hace la pareja canadiense formada
por la superdotada chelista Peggy Lee y su marido el batería
Dylan Van Der Schyff. De ello no hay que deducir un interés comercial
en el asunto, porque aparte de que Douglas vende muchísimos menos
discos de lo que parte de los aficionados a su música creen,
y de lo que debiera, y además si el disco fuese destinado al
mercado europeo fundamentalmente lo hubiese hecho con cualquiera de
los sellos de este lado del charco que lo hubiesen producido encantados
estando Sclavis en él. Pero las intenciones artísticas
de Douglas son una cosa, admirable siempre, y otra, el resultado: si
hay algo en lo que ya ha caído dos veces este trompetista ( la
otra fue en el homenaje a la música de Miles en los sesenta )
es en lo contrario de lo que con su actitud y su música pregona...el
adalid de lo innovador en lo que no puede caer es en lo previsible.
Y eso es lo que este disco, tan bien tocado, con un repertorio tan bien
elegido, en parte es. La maestría de Douglas con su instrumento
es innegable, con esas frases larguísimas a lo largo de las cuales
el timbre y el tono están admiarblemente en su sitio; su juego
constante, muy a la "Booker Lttle", en el in & out, perfecto
de equilibrio, pero a veces un poco demasiado frío. Y eso...él,
porque Sclavis está aquí más frío aún
de lo que en el es frecuente ; su sonido, maravilloso, rotundo, como
siempre, especialmente con el clarinete "pequeño",
su ritmo, más debil, como siempre, con esa ligera tendencia a
tocar cada nota demasiado en el sitio exacto, un poco robótico.
De Peggy Lee no se para de hablar, porque además el número
de grandes chelistas en la música improvisada en aquel lado del
charco es menor que en Europa, donde desde Reijseger tenemos una cantera
más que respetable de solistas free en el instrumento, pero tampoco
es para tanto ruido: esos furiosos arranques con el arco los hemos escuchado
demasiadas veces, y esa tendencia al contrapunto en el pizzicato también,
aunque sí es cierto que es una excelente músico no exenta
de una magia melódica bien peculiar, muy en la línea del
últimamente desaparecido Abdul Wadud. El más flojo de
la sesión, y sobre todo porque es en gran parte culpable del
frío ambiente de la misma, es su pareja, Van Def Schiff: el típico
batería free que aborda su instrumento como percusionista más
que como batería, como hay legión, y mucho más
personales, desde que Sunny Murray y sobre todo Beaver Harris definiesen
ese estilo con unos licks que yo, al menos, empiezo a estar un poco
empachado de escuchar en tanta música de hoy clavaditos unos
de los otros. Los temas de Douglas, en su línea, cada vez mas
y mejor influídos por el "Pope" de su generación
y líder en Masada, Zorn. Los de Sclavis, también en su
línea, con su tendencia tan europea a bucear en la músiva
con origen en el impresionismo. Lo mejor, los temas del líder
claramente pensados para que desarrolle en todo su esplendor ese sonido
tan peculiar que tiene, extraño sonido casi barroco y con ese
vibrato tan metálico y peculiar que encaja tan bien con su música,
el compuesto entre todos que aparece en penúltimo lugar y, sobre
todo, la excelente versión, cortita y nada fría, muy concentrada,
del "Blink" de Steve Lacy que abre el disco. Jorge LG Blue Note Records / EMI. Músicos: Joe Lovano con Hank Jones, George Mraz y Paul Motian. Comentario: Parece mentira el tiempo
que se ha tomado Lovano para hacer un disco así... lo esperábamos
los que apreciamos a ese Lovano tan melódico, lesteriano como
pocos hoy día, y a la vez heredero de Coltrane (puede parecerlo,
pero no está reñido lo uno con lo otro, Lovano es a veces,
como aquí, la prueba de ello), como el que recordamos por ejemplo
de aquel trío maravilloso con Frisell y con Paul Motian, que
aquí le acompaña, como líder, concretamente en
las cinco perlas dedicadas tres a standards ("On Broadway"),
y otras dos a Monk y Bill Evans, grabadas hace unos años para
JMT. Bonito hasta lo increíble: eso es este disco. Cinco standards
de los de siempre, auténticos "must" para un tenor,
aunque no esté "Body & Soul" (que ya lo remató
impecablemente en uno de sus mejores discos, "From The Soul"),
más un "Monk's Mood" a un tempo hasta más lento
de lo habitual (perfecto para Motian, que reparte sus susurros a base
de caricias con las escobillas en una lección magistral de cómo
combinar eso con un bombo con vida propia), dos standards modernos como
son el "I Waited For You" de Gillespie (¿por qué
se toca tan poco esta joya?) y el precioso "The Summary" de
Thad Jones, en los que un abismal Thad Jones hace dos solos de esos
que pasan a la historia : el primero, una obra maestra de concisión
y pulcritud, y en la segunda, un ejemplo de esa elegancia apabullante
de uno de los tesoros de la música que es lo que este pianista
es a sus 86 años. Jorge LG Winter & Winter. Comentario: Un homenaje a Sonny Sharrock
por Akchoté a la guitarra, en solo... es como para temerse un
disco árido y abrasivo como pocos. Pues no os va a decepcionar,
porque vaya si lo es, pero también es espeluznante. Aquí
que nadie se espere a Noël tocando suavecito para desconcertar,
que eso lo hace muy bien, como aquí, tocando a todo trapo. Eso
sí, arido, pero de monótono o aburrido, nada de nada...
no es para nada un disco de esos horribles de guitarra para guitarristas.
Yo de hecho, no lo soy, y me encanta: me parece variado, con un repertorio
muy inteligente en el que Akchoté al combinar los sonidos de
sus distintas guitarras de manera muy amena encuentra efectos muy diversos
que encajan perfectamente con los temas de Sharrock alternados con composiciones
suyas que están muy, pero que muy bien, más una divertida
interpretacion de "There Is A Mountain" de Donovan Leitch
y una auténtica deconstrucción de "Young And Foolish",
convertida en un ejercicio creativo sorprendente superpuesto a unas
voces de gente charlando sin hacerle ningún caso, en una especie
de broma siniestra sobre el interés de la buena música,
como era la de Sharrock. Jorge LG Spring Heel Jack - The Sweetness Of The Water Thirsty Ear Blue Series. Músicos: Spring Heel Jack (John Coxon y Ashley Wales) con Wadada Leo Smith, Evan Parker, John Edwards, y Mark Sanders. Comentario: La música va y viene... como las olas. Cuando en los sesenta Miles termina con su quinteto tocando casi como el cuarteto de Ornette, se le critica por despotricar tanto de aquello mismo que decían estaba copiando. Cuando a mediados de los setenta Ornette agota su concepto en parte y buscando renovarse hace exactamente lo que había hecho Miles años antes al electrificar su música y bucear en el Funk y el Soul, se produce un silencio atroz entre la misma crítica que había denostado a Miles, que distingue así con una hipocresía deleznable a unos creadores de otros. Años después, aparecen unos músicos en Inglaterra que partiendo del Techno de Detroit, que tiene unas raíces tan evidentes en el Disco europeo como en la música de Miles, van desenmarañando el asunto hasta llegar como conclusión final a una simbiosis poco menos que evidente entre lo que venden como innovador y esa música de aquel gran innovador que ahora descubrimos que fue Miles, ya que esta nueva música suena exactamente igual a veces, aunque no siempre, que aquella que hacía Miles hace treinta años, y suena... contemporánea. Mérito de estos músicos el de destilar aquella música tan densa y depurarla para hacerla digestible... y poco más: exactamente lo que hacen otros músicos al otro lado del Atlántico con la música que Miles hizo hace cuarenta años, ante el espanto de la misma crítica europea que ante este caso más cercano, calla...y otorga. Y cuando la música que aquí se escucha no suena a la de Miles es cuando se pone grave la cosa, porque entonces sigue pareciendo una copia de otra cosa, pero ni siquiera ya contemporánea. La diferencia está, exactamente igual que en el caso de los Neo Boppers, en que Miles y sus increíbles músicos estaban descubriendo un lenguaje que estos otros igual que aquellos, no hacen más que reproducir. Cosa que a mí, que desde luego no voy a presumir aquí de profeta de la vanguardia europea, me da exactamente igual: mientras se toque tan bien como Wadada Smith lo hace, con esa mezcla tan original de Don Cherry y Lester Bowie, me lo paso como un enano. Cuando toca Evan Parker, con un lenguaje también reproducido pero esta vez mal y con ostentación de una falsa vanguardia, sí que me molesta, y echo de menos mucho en esta música alguien que imite bien a DeJohnette, Lenny White o Al Foster, y a Michael Henderson, en vez de tener que soportar a los dos sin sal que tocan el bajo y la batería. Por lo menos en algunos temas no inetervienen, que para que no se note, prefiero que no estén... y punto. Los Spring Heel Jack aportan su granito de arena nada desdeñable con todo el buen gusto del que siempre han hecho gala, y la verdad es que molestan bastante poco, pero crear música, lo que se dice crear... poco. Son malos tiempos para los creadores ; si Miles viviese, a saber lo que estaría haciendo, pero seguro que sería incomprendido. Lo que es seguro es que no estaría haciendo esto: no le gustaba mirar hacia atrás. Jorge LG Composiciones: Tribute (Gunnarsson, Karlsson, Asmundsson, Haffner, Briem), Nightfall (Gunnarsson, Karlsson), Hard Wired (Asmundsson), Forward Motion (Karlsson), Beyond the Horizon (Karlsson), Four Corners (Gunnarsson, Asmundsson, Briem, Karlsson), Cruisin’ (Asmundsson, Gunnarsson, Briem), Quartier Latin (Karlsson), Funky Staircase (Asmundsson), Weather Ahead (Gunnarsson, Asmundsson, Briem), Sizzle (Asmundsson), Gratitude (Gunnarsson) Músicos: Johann Asmundsson (bajos),
Fridrik Karlsson (guitarras), Eythor Gunnarsson (teclados), Gulli Briem
(batería). Comentario: Más de 20 años han tenido que pasar para que encontrar un disco de Mezzoforte en España sea algo normal. La pena es que la era de la fusión ya pasó, y lo que nos ofrece hoy en día la excelente banda islandesa suena muy, muy antiguo, aunque también muy, muy bueno. Arropados por la producción de Wolfgang Haffner, en lo que podríamos llamar “Mezzoforte meets Metro” y con la vuelta de Chris Cameron a los arreglos de vientos, el grupo retoma su formación original, la del legendario No Limits de 1985, y nos ofrecen un menú basado en el funky con base rítmica machacona, sonidos de teclados extravagantes y solos cortos muy medidos, casi escritos. Todo ello sobre armonías cuasi-pop y melodías pegadizas, muy en línea con lo que fue el ya mencionado fenómeno de la fusión en los 80. Y el estancamiento en esa época parece incluso algo forzado, ya que se pueden localizar varios homenajes a lo largo del disco. Weather Ahead es un evidente (y bastante bonito) tributo a Weather Report y Steps Ahead, los que fueron para muchos (me incluyo) los mejores grupos de jazz fusión, cada uno en su década. Pero no creemos que sea casualidad el hecho de que haya títulos como Hard Wired (CD que presentó Dave Weckl allá por 1994), Four Corners (Yellowjackets, 1987) o Cruisin’ (¿Crusaders?). Más aún, el primer corte lleva por título Tribute, e incluso el propio nombre del disco obedece a la grabación que Elements nos dejó en 1985. A veces se dice haber encontrado una gran solución al problema equivocado. En este caso tenemos un inmenso trabajo que llega con 20 años de retraso. Música que envejece mal y se adentra sin remedio en el lamentable terreno del smooth jazz. Sólo para nostálgicos. Arturo Mora Rioja, 2005 Fela - The Underground Spiritual Game
Músicos: Fela Anikulapo Kuti mixed by Chief Xcel. Mahogany Sun / Quannum Records. Comentario: De Fela no hace falta hablar
: tan importante para la música del siglo XX, en mi opinión,
como Duke Ellington, Charlie Parker, Miles Davis, Coltrane, Monk, James
Brown, Bob Marley, Sly Stone o Ray Charles. Uno de esos creadores que
como Sun Ra, The Residents, Roland Kirk, Frank Zappa o George Clinton,
están siempre ahí, durmientes, para que cada cierto tiempo
la gente inquieta de cada generación los redescubra y disfrute
con la originalidad y la personalidad que les caracteriza. Chief Xcel
es uno de los dos integrantes de Blackalicious, uno de los grupos más
interesantes de Hip Hop de la costa oeste americana, de cerca de San
Francisco: MC y DJ a la vez, es además un buen músico
que toca más que decentemente un carro de instrumentos. En principio,
yo mismo soy muy reacio a este tipo de discos de "deejay mezclando
música de...", en parte porque como con las "blowing
sessions" en el Jazz, son cosas estupendas para ver en directo,
que muchas veces en plástico o vinilo pierden su sentido. Esta
no: de las diferentes recopilaciones de música de Fela, ésta
es de las mejores, y es además algo con una característica
nada desdeñable. Yo se la he puesto a gente que tengo alrededor
muy joven, y he comprobado que es para ellos la mejor introducción
a esta maravillosa música. Eso sí, es... lo que es. Jorge LG
Músicos: Omar Sosa, piano, Fender Rhodes, harmonium, marimba, vibráfono, tubular bells, todas las percusiones, samples, voz; Dhafer Youssef, oud; Renaud Pion, clarinete, clarinete bajo, clarinete contrabajo; Dieter Ilg, bajo; Philippe Foch, tabla, bowl; Steve Argüelles, batería, scratches; Aziz Arradi, guembri, qarqabas, voz. Paquito D'Rivera, clarinete en "Ternura", "Nuevo Manto" y "Dos Caminos." Composiciones: Ternura; Nuevo Manto; La Tra; Reposo; La Llamada; Dos Caminos; Iyawo; L3zero; El Consenso Duración: 55:27 Editado por Otá Records en octubre de 2004.
“Ternura” realiza las funciones de una obertura de ópera, presentándonos sobre un mismo tema las bases de las culturas presentes en el disco. Retales de percusión cubana, arreglos de viento con aire andalusí y momentos jazzísticos un tanto descafeinados se van encadenando de forma poco homogénea, con las prisas de quien quiere decir demasiado en poco tiempo, y obteniendo como resultado final una prenda a la que se le notan demasiado las costuras. “Nuevo Manto” o “La Tra” podrían incluirse en cualquier disco de chillout, con el agravio de que la melodía principal del primero de éstos se acerca demasiado al hilo conductor de “Ternura”. “La Llamada” e “Iyawo” son los momentos más íntimos del disco, aunque a mi parecer, con una excesiva brillantez de notas. Y “L3zero” es la carnaza perfecta de un buen DJ para, una vez remezclado, disfrutar en las pistas de baile. En definitiva, de forma completamente pretenciosa, mis instrucciones para disfrutar con Mulatos son las siguientes:
Sergio Masferrer Anthony Wonsey Trio - Blues For Hiroshi Sharp Nine Records. Músicos: Anthony Wonsy, Richie Goods y Tony Reedus. Comentario: Hard Bop. Casi ni Neo, porque esos detalles que distinguen las mejores producciones en los últimos tiempos y en ese estilo aquí casi ni aparecen: rearmonizaciones muy curiosas de standards, anomalías en los tiempos, toques de Funk o incluso de algo de Free en los solos...eso es todo lo que aquí, no hay. Así que quien lo busque, que sea en otro sitio : eso sí, aquí lo que hay es tres músicos de los enciclopédicos, que pueden pasar de una influencia a otra en cada tema o incluso en el mismo, pero partiendo de su estilo personal y el buen gusto de los tres. Eso sí que aquí hay a raudales. Wonsey, curtido los últimos años en la banda de Nicholas Payton, es un pianista de esos forjados en ese mainstream moderno a partir del estudio exhaustivo de todos los pianistas desde Tatum y Hines hasta McCoy y Hancock, evidentemente previo paso por Powell, Hank Jones Flanagan, Wynton Kelly, Ahmad Jamal y todo el resto de estilistas Be Bop y Hard Bop más los habituales toques de esa otra línea de Brubeck, John Lewis y Bill Evans, aquí evidentes en "Waltz For Debby" y "The Peacocks" de Jimmy Rowles, al que podríamos encuadrar en esa escuela o "vía". La gracia, para quien tenga ganas de buscarla, puede estar en el brío inusual más Hard Bop utilizado en los temas más de este otro estilo comentado, o la complejidad armónica y tímbrica utilizada en cambio en los habituales caballos de batalla más Be Bop, como "Relaxin' At The Camarillo" o los tres temas muy "McCoy" del líder, que evidentemente está muy influído por Mulgrew Miller, el más "tyneriano" de la anterior generación, cuya rítmica a menudo habitual es la que Wonsey utiliza en este disco. Richie Goods tocando en un estilo muy parecido a Ron Carter, pero con briznas de absolutamente todos los maestros del contrabajo en su receta, similar a la del líder, como suele ser habitual en él, una pena, porque el día que empiece a hacer una simbiosis entre este estilo tan correcto pero poco original, y el "otro" Goods, el bajista acústico y eléctrico visto en muchas bandas de Funk, Soul y Hip Hop, probablemente la cosa sea más interesante. De Tony Reedus sólo se puede decir que es impecable, tal vez con Cindy Blackman y Lenny White el otro batería capaz de tocar más parecido a Tony Williams, eso sí, sin la originalidad y la "vida" de su idolatrado maestro, aunque hay que reconocer que cada vez toca mejor, y sigue teniendo ese buen gusto que en esta situación y en ese instrumento es más que adecuada. Correcto, bonito, impecable, pero uno más de esos discos que nos parece haber escuchado muchas veces antes, por mucho que nos guste este tipo de música. Se puede hacer tal vez no mejor, pero sí más interesante: que busquen en un recetario menos habitual. Jorge LG Real World. Músicos: Skip McDonald, Keith Le Blanc, Doug Wimbish, Bernard Fowler, Ghetto Priest, Alan Glen, Junior Delgado, Prithpal Rajpur, Shara Nelson, Chris Difford, Denise Sherwood, Dorie Jackson, Dave Foster, Bernard O'Neil y Clubfoot. Comentario: Cuarta entrega de Little Axe, o lo que es lo mismo, el proyecto de aplicar las técnicas Dub al Blues de Skip McDonald y sus dos amiguetes Keith Le Blanc y Doug Wimbish. O sea : rítmicas Reggae, muy en estilo del mejor Roots de los años setenta, para mí como para ellos la era dorada de esta música, con riffs y sampleos, solos de guitarra y harmónica muy "roots" también Blues puro y duro, más voces en ese estilo alternadas con las de glorias vivientes del Funk ( Fowler ), Reggae ( Delgado ) y otras provenientes de otros estilos más actuales. La rítmica histórica que formaban Wimbish al bajo y Le Blanc a la batería en los discos de Sugarhill Records y en muchos otros de aquel precioso periodo del primer Hip Hop recién entrados en los ochenta, sigue sin perder nada de la gracia y la magia que tenían,auque aquí se ciñan a tocar esta otra música que ya sabemos todos que dominan como pocos desde su reunión con McDonald en Tackhead y Dub Syndicate. Poco se puede decir de los tres "jefes" en este asunto : aunque a quién los escuche no le vaya mucho el Reggae, lo hacen tan distinto y tan increíble que no aburren ni al más reacio a esta música. La conexión entre el Blues y el Reggae está logradísima, y esto tampoco es tan sorprendente...al fin y al cabo, los coros que escuchamos en este disco tan curioso suenan mucho a Gospel ( como en el mejor Reggae de esa época de los setenta ) o a ese espacio difuso entre éste y el Blues (Fred McDowell, Blind Willie Johnson), o a la clara evolución de ello en el posterior Soul y Funk, evidente en los P-Funk cuyo espíritu, al igual que en muchas otras producciones en parte por ello interesantes, planea sobre este disco también. En resumen, un disco maravilloso, con la fórmula de los tres anteriores, que también lo eran, nada agotada, si acaso evolucionada y refinada a base de lo mejor de todas las músicas metidas en esta estupenda coctelera. Jorge LG Marc Copland With Greg Osby - Night Call Nagel Heyer. Comentario: Segunda parte del dúo
tan curioso entre estos dos músicos de hace apenas un año,
y vaya si han madurado la cosa... así como en aquél el
concepto del dúo se veía un poco diluido por la colisión
entre sus dos estilos tan diferentes, tanto como compositores como en
el aspecto solista, aquí la cosa es otro cantar. El otro, a pesar
de todo y debido a la talla enorme de estos dos músicos, de lo
mejorcito del panorama, era un discazo: éste es una obra maestra.
Este sí que merece estar en la balda de honor cuando consigáis
sacarlo de la pletina, junto a esos dúos saxo y piano maravillosos
grabados en los últimos veinte o treinta años, como los
de Adams y Pullen, Marion Brown o Archie Shepp y Waldron, Art Pepper
y George Cables, Stan Getz y Kenny Barron, Murray y Arvanitas...esto
es una maravilla. Se reparten los temas entre los dos como la otra vez,
menos un final apoteósico con un impresionante "Soul Eyes"
de Waldron, pero así Jorge LG Fes (Flat Earth Society) – Isms Ipecac Recordings. Músicos: Stefaan Blancke, Benjamin Boutreur, David Bovée, Jan De Vacker, Leonard De Graeve, Anja Kowalski, Pieter Lamotte, Bart Maris, Michel Mast, Marc Meeuwissen, Eric Morel, Roel Poriau, Kristof Roseeuw, Peter Vnaderberghe, Danny Van Hoeck, Luc Van Lieshout, Bruno Vansina, Teun Verbruggen, Peter Vermeersch, Wim Willaert, Tom Wouters y Heliogabal Cast Choir. Comentario: Esto sí que es el más potente Jazz que he escuchado hecho por europeos en mucho tiempo... impresionante. Una banda al parecer dirigida desde Bégica, llena de músicos jóvenes casi desconocidos, y producida por el omnipresente Mike Patton para su sello. Patton está que no para...sobre todo desde que anda haciendo cosas en los últimos años con John Zorn (cuya influencia es aquí evidente), con quien debe de compartir el camello que les suministra esa estupenda droga desconocida que les debe permitir no dormir ni descansar, para meterse en la multitud de proyectos dispares en los que andan los dos, que parece que tienen una competición particular en ver cual de ellos nos arruina más rápido a base de sacar al mercado más cosas increíbles. El día que otros músicos descubran esa sustancia que los hace hiperproductivos se va a saturar el mercado...de maravillas. Este artefacto es prodigioso : suena a veces a Zorn ( y a Patton ), pero también recoge muchas influencias de los últimos años a las que por lo general aquí en Europa no les hacemos mucho caso, más por una barrera de prejuicios que por una distancia que ya no existe en este mundo tan "pequeño". Retazos de Hal Wilner, también del mejor Gil Evans, a veces incluso la música puede recordar a George Russell y a la Carla Bley más divertida y menos pretenciosa. Los músicos están impresionantes: los "scores" no tienen ninguna pinta de fáciles de interpretar, y los tíos lo hacen con una soltura que ríete tú de la Lincoln, y las secciones encuentran en todo momento el sonido perfecto para cada episodio, que en este tipo de desarrollos muy "a la Zorn", son muy cambiantes. La rítmica es especialmente asombrosa, sobre todo el bajista, Kristof Roseeuw, pero también hay que decir que el sonido es tan impactante, la grabación tan perfecta que lo que asombra es la claridad con la que la rítmica se escucha siempre para ser una formación tan grande. Mérito también de quién ejerza de arreglista, que aquí ha hecho un trabajo soberbio, impecable. Lo mejor que hemos escuchado por estos sitios donde la música está tan estereotipada en años... basta que aparezca un disco tan original para que la sensación de aburrimiento que transmite mucho del Jazz hecho en nuestro continente se haga más evidente. Que siga funcionando tan bien el camello ese de Patton y Zorn...por muchos años. Esa droga sí que no hay que prohibirla, hay que subvencionarla. Y la compra de discos como estos también, porque si no sólo ellos dos, Patton y Zorn, nos pueden hacer estragos en la economía de cada cual. Jorge LG Monk Hughes & The Outher Realm - A Tribute To Broyher Weldon Stones Throw Records Comentario: Weldon Irvine nació en 1943 en Hampton, Virginia, donde se crió muy influenciado por su abuela, pianista y violinista. De niño empezó su carrera musical como cantante soprano en un coro de gospel, música que le marcó desde entonces para siempre. Enseguida empezó a tocar el piano, y aún estudiante, y ya muy centrado en componer música además de tocarla, entra en la banda de Nina Simone en el 68 como organista y se convierte en su "Billy Strayhorn". Componen juntos "(To Be) Young, Gifted And Black" y "Revolution" entre otras muchas cosas a lo largo de los seis o siete años en los que colabora con Simone como arreglista, co-compositor, co-director de su banda, y tocando el órgano y los teclados eléctricos en muchos de sus mejores discos para RCA en esos años. Al mismo tiempo graba al principio en un sello pequeño sus autoproducciones extrañas, mezcla de Jazz espiritual, Hard Bop y Soul Jazz con su peculiar trasfondo Gospel, y después tres discos más ambiciosos en una línea Soul Jazz o Funk muy personal, ya en RCA...son discos que entre los coleccionistas de ese periodo tan creativo dentro de la música popular afroamericana, mediados de los setenta, se han vuelto míticos. No tuvieron mucho éxito comercial, así que de la RCA pasó enseguida a sus autoproducciones de nuevo, y a continuar una oscura carrera como pianista ocasional y arreglista de gente como Richard Groove Holmes... en esos años lo que sí hacía era componer extrañas canciones como decía él a medio camino entre la música de James Brown y Miles Davis. En los noventa, el mundo del Hip Hop lo redescubrió: primero los autores de la vertiente más creativa en el área de la bahía de San Francisco, por ejemplo Greyboy y sus colegas que publicaron en el 95 una recopilación de algunos de sus temas para su sello Ubiquity, y al poco empezó a colaborar con lo mejor del Hip Hop de la costa este, sobre todo con Mos Def y Talib Kweli, en cuyos discos tocó y metió mucha mano como arreglista. Se rumoreaba que estaba haciendo cosas increíbles en ese campo de la fusión con ese tipo de artistas, cuando de repente, en pleno redescubrimiento de su música, en parte por los aficionados japoneses que disfrutaban de las reediciones de sus discos de RCA, murió. Este homenaje es un disco extraño, como todos los de su autor. Monk Hughes se supone que es el bajista del Yesterdays New Quintet de Madlib, alias Quasimoto, en realidad Otis Jackson Jr, batería y líder del grupo que completan el teclista Joe McDuphrey y el percusionista y también teclista Morgan Adams III... que como Hughes, no existen, ya que en realidad el grupo es un invento del multiinstrumentista, deejay y productor, que es quien toca toda la música del disco. Y es que Jackson es un músico asombroso, muy buen batería, excelente teclista y bajista, y además, un percusionista con una gran debilidad por las kalimbas, y todas las especies de vibráfonos, marimbas y hubkaphones, que domina de forma apabullante. De casta le viene al galgo, porque es sobrino de John Faddis y miembro de una familia plagada de buenos músicos. Como DJ tampoco tiene desperdicio, ya que además de un prodigioso scratcher, es el autor de una de las mejores recopilaciones con mezclas jamás creada, en concreto la que hizo como Madlib dedicada al sello mítico del primer Reggae, Studio One. En este estilo hizo hace un par de años otro disco estupendo con versiones galácticas de Stevie Wonder, donde ya se intuía otra gran influencia que aquí resulta evidente: adora a Sun Ra, y no sería extraño que fuese el mítico músico de Saturno el siguiente adjudicatario de otro precioso homenaje como este, que si hay que describirlo de alguna forma yo diría que es un cruce entre la música más extraña y vanguardista de Ra con el sonido también muy galáctico de producciones de los setenta como las de los hermanos Mizell (esas cosas fantásticas que hicieron en Blue Note con Bonald Byrd, por ejemplo), pero personalizado con los ritmos más rotos y descompuestos del Hip Hop, sello del autor. Y la música de Irvine no es una disculpa, la interpreta originalmente pero con un inmenso respeto. No es un disco nada fácil, pero es más que interesante, pero que nadie busque aquí música de fondo...a esto o le prestas atención o no te enteras de nada, porque está plagado de ideas, y entre las que tienen Jackson, Quasimoto, Madlib, y sus tres colegas, aunque no existan, aquí hay mucha sustancia. Y si os gusta Sun Ra, este el disco que estará poniendo más este mes en su emisora radiando buenas radiaciones desde Saturno. Seguro. Jorge LG Lincoln Center Jazz Orchestra with Wynton Marsalis - A Love Supreme Palmetto. Músicos: Wynton Marsalis, Lew Soloff, Ryan Kisor, Marcus Printup, Wes Anderson, Ted Nash, Walter Blanding, Victor Goines, Joe Temperley, Ronald Westray, Vincent Gardner, Andre Hayward, Eric Lewis, Carlos Henriquez, Herlin Riley Comentario: Este disco sí que hay que abordarlo sin prejuicios: la Lincoln interpretando con arreglos de Marsalis algo como "A Love Supreme" es algo como para que cualquier aficionado un poco inquieto se tema lo peor. Sobre todo porque aunque todos estemos de acuerdo en que esta música maravillosa se toque como homenaje, el asunto de trasladar la "pieza" a una gran formación que al final es una Big Band, con todo lo bueno y lo malo que esto tiene... es más discutible. Yo intento no rechazarlo sin más. Me lo pongo, y lo que siento es indescriptible, me puede hacer gracia escuchar esta música, que ya está impresa en nuestro ADN de aficionados al Jazz, durante diez segundos en una forma tan distinta de la original, pero estos arreglos donde el peso de una tradición que desde Ellington y Fletcher Henderson fue desapareciendo como cuerpo fundamental de la música, que ya en la era del Be Bop, y no digamos en la que se creó la obra maestra de Coltrane, tenía poco que ver con por dónde iban los tiros es... como poco, incongruente. Es una sensación extrañísima, como si a alguien le diese en el mundo de la clásica por interpretar la música de Steve Reich intentando que sonase en parte como la de Mozart. Sobre todo lo que al final de la cuarta o quinta escucha pienso es que así como esto puede tener mucho sentido en directo tocado en el nuevo auditorio del Lincoln Center, como homenaje o mejor dicho, que la palabra que utilizaría Wynton expresa mejor lo que quiero decir, "rendition" a una obra por la cual el respeto de Marsalis es como poco respetable (valga la redundancia) pero...¿en disco? No entiendo cual es el objetivo, aparte de que unos cuantos enfermos que lo compran todo, como un servidor, dejen unos duros (perdón, euros) al comprárselo para al final de unas cuantas escuchas, dejarse de tonterías y ponerse el original, que es el mejor homenaje que podemos hacerle a Coltrane, escuchar las maravillas que nos dejó grabadas como legado. Eso sí... bien tocado es poco, el trabajo de hacer semejantes arreglos, ímprobo, grabado impecable... pero en eso no consiste la cosa, humildemente... creo yo. Y también creo que no voy a ser el único en pensarlo. Jorge LG David Murray & The Gwo-Ka Masters featuring Pharoah Sanders – Gwotet Justin Time Records. Músicos: David Murray, Pharoah Sanders, Klod Kiavue, Christian Laviso, Hervé Sambe, François Ladrezeau, Jaribu Sahid, Hamid Drake, Alexander Brown, Carlos Sonduy Dimet, Angel Ballester, Leonardo Alarcon, Moises Marquez Leyva, Elpidio Chappotin Delgado. Comentario: David Murray en su nuevo
disco con los maestros de la música criolla de Guadalupe, pero
esta segunda vez todavía más lioso el asunto, buscando
una mezcla entre su música de siempre, la de invitados muy amigos
del panfolklorismo como Pharoah Sanders, y músicos de todo el
caribe, y además con el líder empeñado en hacer
discos basados en unir cuantos más elementos de esa diáspora
de la música en la que él cree, desde Africa hasta todas
las formas criollas o relacionadas con la santería. Peligro:
posible dispersión. Resultado: de eso nada. Murray está
soberbio, y la alternancia entre sus solos y los del gran "faraón"
es sublime, e inteligente por su parte, porque no imagino otro saxofonista
de la generación de Sanders más diferente y parecido a
la vez a Murray. La rítmica elegida es perfecta, con un equilibrio
entre un Jaribu Sahid del que yo al menos desconocía esta capacidad
para tocar Funk al bajo eléctrico, un Hamid Drake cuyas múltiples
influencias y su capacidad de tocar como nadie ritmos africanos, funk
y lo que sea con unidad es apabullante, y esas guitarras de Laviso y
Sambe ejecutando la variación africana de los juegos a dos guitarras
de la banda de James Brown que dieron origen a lo mejor de la música
de ese continente en los sesenta y setenta, forman una unidad asombrosa.
Los "detallitos" que aportan los saxofonistas y trompetistas
que tan poco decían en la Big Band latina de Murray tampoco son
a despreciar, salpimentando un disco que tal vez sea el mejor desde
que Murray, tras su época gloriosa con los cuartetos, octetos
y big bands clásicos, y sus encuentros a lo largo de los ochenta
y noventa con otras figuras de la "transvanguardia" del Jazz,
pasase unos años buscando en la música eléctrica
de Miles, el Soul, el Soul Jazz, lo africano y lo latino, y tantas otras
cosas con las que ha intentado salir de su anterior periodo. Aquí
todo ello da fruto, en uno de los mejores discos del año, lleno
de ritmo, solos preciosos, arreglos sorprendentes y una jovialidad que...
eso sí que ha estado siempre en la gran música que Murray
ha hecho. Y como punto final, siempre hemos discutido sus fans si como
clarinetista bajo era o no era tan brillante, ya que a algunos nos parecía
que en realidad lo único que hacía era trasladar su lenguaje
personalísimo al tenor a este otro instrumento, pero rectificar
es de sabios, dicen, y tengo que admitir que las veces que aquí
coge ese instrumento, la personalidad que le imprime a la decisión
es increíble. Sobre cómo toca el tenor hace años
que no me quedan adjetivos superlativos para describirlo... es uno de
los grandes, muy grandes, de la historia del Jorge LG Tzadik Músicos: Jennifer Choi, Jesse Mills, Richard O'Neill, Fred Sherry, Mike Lowenstern y Tim Smith Comentario: Y seguimos arruinando a sus fanáticos sacando discos a ese ritmo infernal sobre todo desde su 50 cumpleaños tan bien celebrado... ahora toca una especie de suite para cuarteto de cuerda en cinco partes, más una pieza de casi nueve minutos para dos clarinetes bajos. La primera es una obra soberbia, con aquel espíritu de cambio o mutación de las piezas tan influída por la música de Carl Stalling y las bandas sonoras de dibujos animados como los de Hanna Barbera, pero más "reposado", más calmado, con menos brusquedad en los cambios que antaño, y más longitud en el desarrollo de las partes. Las melodías suenan como siempre en la música de Zorn, a esa tradición judía que él siempre ha defendido, pero también, como en toda su obra para instrumentos de cuerda, incluídas sus piezas para guitarras, a otros compositores de la generación anterior a la suya, como Reich y Riley. Armónicamente, es similar a la música de la mayoría de los compositores contemporáneos que indagan todas las posibilidades de lo armónico junto a lo no armónico o más disonante, en un espíritu muy cercano al de la variación de esta música que es gran parte de la llamada música improvisada europea, cuyos seguidores van a disfrutar mucho de este disco. Los instrumentistas son más que impecables, y sobre todo destaca ese sonido magnífico de Jennifer Choi hasta en las partes más disonantes, y su equilibrio en las entradas a las partes más "suaves", y Sherry aporta el caracter rítmico fundamental necesario en un chelista cuando aborda piezas con tantas partes en agersivos y rítmicos pizzicatos, con ese sonido grave y denso que sostiene "por debajo" toda la sección cuando tocan así. La otra parte del disco, el dúo para los clarinetes, es muy distinta, aunque ya hemos escuchado cosas en esa línea en, por ejemplo, algunas de sus bandas sonoras, reales o ficticias, o sea sus "Film Works". ¿Hay alguna faceta de la música que no hayamos escuchado en su inmensa obra? Suena a Dolphy (inevitable) interpretando música contemporánea, y sus dos intérpretes son, como no podría ser de otra forma, más que solventes. La música sube y baja de registro, con un ritmo saltarín poco novedoso pero con ese fondo imperceptible a veces pero que ahí está de toda la rica tradición del clarinete en la música kletzmer que es parte de lo que más ha "mamdo" Zorn, y como en la parte anterior, las melodías de Zorn se parecen todas, pero nunca son iguales, es un tipo lleno de música, y lo que le queda. Música contemporánea estupenda. No es Jazz, ni falta que hace, para eso tiene Zorn otros doscientos proyectos. Pero a los amantes de eso mal llamado (en mi opinión) Jazz europeo, les va a encantar. Y a mi también, por desgracia para mi bolsillo, otra vez, y van este año...¿cuantas, maldito Sr. Zorn ? Perdón: olvidaba que no le gusta este tratamiento, aunque ya hayamos celebrado tanto y tan bien, sus cincuenta añitos. ¿Los sesenta van a ser también así? Pues habrá que ir pidiendo un crédito al banco. Jorge LG Yohimbe Brothers - The Tao Of Yo Thirsty Ear. Músicos: Vernon Reid y DJ Logic con Latasha Nevada Diggs, Shantyman, Jared Nickerson, Deantoni Parks, Traz, Snook, Maya Jenkins, Graham Haynes, Eddie Hall, Taylor McFerrin, Bos Omega, Christian Castagno y Danny Blume Comentario: Vernon Reid y Jason Kibler ( Logic ) atacan de nuevo: amantes de las cosas categorizables y los proyectos suaves y homogéneos... abstenerse. Esto es para los que disfrutamos de las últimas mutaciones de la gran música negra, muchas de las cuales tuvieron su origen en la Black Rock Coalition organizada por Reid. A los que el anterior disco del dúo os pareciese "demasiado", aviso a navegantes... éste todavía va más allá. No se cortan un pelo: empiezan con una especie de perversión de un ritmo típico del "ragga", sobre el que las voces suenan como a esos coritos perversos también que hacía nuestro padre de nosotros todos George Clinton, luego aparece el típico himno moderno con ese sonido inimitable de Reid en un solazo casi sin improvisación ni falta que le hace... después en la siguiente pasamos a una colisión brillante entre el Rock más negro con el Hip Hop y siempre como fondo el universo de los P-Funk de Clinton, muy en la línea de lo que está haciendo Mos Def... No hay tregua. Un tema tras otro aparecen retazos del Miles más salvaje de los setenta, el más alucinado por las drogas Sly Stone, la música de Fela, el Funk, el Hip Hop, el Reggae... la salsa, y hasta el flamenco, por supuesto espléndidamente pervertido con sentido del humor con un Vernon Reid a la acústica haciendo "hispanoladas" a su manera, más cachonda de lo que lo hubiese hecho Sun Ra incluso, con un zapateado de fondo bien divertido. Solos de Graham Haynes y otros colegas, y no sé en que medida habrán colaborado los que faltaban, los dos "freaks" de Goodandevil, o sea, Christian Castagno y Danny Blume, pero el resultado de todo, aunque parezca increíble, tiene mucha unidad. Un discazo...además está bien que caiga una cosa tan rara como este disco para empezar bien el año. Para gente sin etiquetas. Sun Ra se lo tiene que estar pasando en grande viendo desde Saturno como se distribuye la esencia de sus espíritu por tantas y tan diferentes músicas. Me alegro... que siga así el año. Jorge LG Justin Time. Músicos: Hugh Ragin con Assif Tsahar, William Parker y Hamid Drake. Comentario: Somos muchos a los que se
nos alargan los dientes cada vez que vemos que Wiliam Parker y Hamid
Drake aparecen juntos en un disco o un concierto, ya que para muchos
esta es una de las mejores parejas rítmicas de la tierra, así
que las expectativas en este caso eran tremendas. Pues a mí me
ha decepcionado. No por ellos, que están sublimes, como no podría
ser de otra forma, ni por cómo toca el líder, que me parece
un fantástico solista, pero es que además las otras cosas
que ha hecho antes como líder fuera de la banda de David Murray
me han parecido más interesantes que este disco. Jorge LG Adam Lane & John Tchicai - DOS CIMP, 2003 Comentario: John Tchicai es un nombre con resonancias a free jazz. Histórico y actual. A contracorriente del flujo normal de emigración de músicos de jazz de América hacia Europa, con Tchicai sucedió precisamente lo contrario. De su Dinamarca natal, Tchicai emigró a Estados Unidos, donde desarrolló la parte más importante de su carrera, iniciada en los agitados años 60. En aquellos años, la New Thing era la principal consigna y Albert Ayler sacudía el confort en que el bop tenía acomodado al jazz. Era el tiempo de “New York Eye and Ear Control” y de “Ascension”. Del New York Contemporaty Five, formación capitaneada por Archie Shepp y que también integraban Don Cherry, Ted Curson, Ronnie Boykins y Sunny Murray, y del New York Art Quartet, con Roswell Rudd, Lewis Worell y Milford Graves. En todos esos proyectos Tchicai dejó huellas de su soplo vocalizado, su inventiva y su talento creativo. De regreso a Copenhague, Tchicai pasó a ser una referencia fundamental del modernismo vanguardista de los años 70 en Europa. En 1988, de nuevo en EE UU, participó en el estreno discográfico de Charles Gayle,”Always Born” (Silkheart). Desde entonces, ha alternado entre Europa (Francia) y el calor de la escena improvisadora californiana. De donde emerge Adam Lane, procedente de Los Ángeles. Nacido en 1968 en Nueva York, Adam Lane es un contrabajista de la nueva generación de improvisadores, con una gran formación académica y un amplio rodaje, que ha hecho con los grandes de su profesión y de las artes de la composición, entres los cuales figuran Anthony Braxton y Wadada Leo Smith. Su sonido combina múltiples referencias: un fuerte vínculo con el territorio de Charles Mingus y una calidad orquestal y de arreglos que procede de Duke Ellington y de la escuela europea, que tiene como una de sus características intrínsecas la utilización de las convenciones del jazz y de la música de cámara. Un caso paradigmático de la práctica musical de Adam Lane, ex alumno de la Wesleyan University es el trabajo de escritura que hizo en la fabulosa Full Throttle Orchestra, una big band free de altos vuelos. Omnívoro en sus gustos como oyente, en Adam Lane se notan unos hábitos de escucha diversos, que van del rock a la clásica contemporánea. A caballo entre San Francisco y Nueva York en esta fase de su carrera, Adam Lane participa en un sinfín de proyectos musicales y grabaciones de discos. Bob Rusch, productor ejecutivo de CIMP, produjo discos de Full Throttle y grabó al cuarteto liderado por Lane, lo que dio origen al disco “Fo(u)r Beeing(s)” con los veteranos John Tchicai, Paul Smoker y Barry Altschul. Tras este disco de Octubre de 2002 Adam Lane y John Tchicai se volvieron a encontrar para grabar en casa de Rusch, reunión que dio origen a una sesión cálida e intimista, sin ningún vestigio de algarabía free. En “DOS”, dos músicos pertenecientes a generaciones muy diferentes comulgan con el mismo ideario y práctica musical. Son capaces tanto de escuchar lo que el otro tiene que decir, como de responder a los motivos que van siendo lanzados sucesivamente para una discusión en torno a melodías de sabor más europeo que americano. Lane y Tchicai llevan al oyente al centro de operaciones, convirtiéndolo en un protagonista de la acción. Así pues, “DOS” es un disco agradable de escuchar y una buena oportunidad para confrontar, en 10 temas originales, los talentos de dos improvisadores notables. Uno, cuya aura viene del pasado, y otro que, vistos los pasos seguros que da en el presente, seguramente pertenece al puñado de constructores del futuro del jazz. Técnica, fuerza, confianza y autoridad y ganas de explorar es algo que no le falta a Adam Lane. Este disco es una buena prueba de ello. Quien no crea en el futuro del jazz y prefiera la glorificación del pasado también tiene aquí varios motivos de interés estético. Tampoco falta el swing. Incluso la grabación de CIMP, que en ocasiones son ingratas cuando se trata de captar pormenores que se pierden por falta de tratamiento sonoro en la postproducción, parece querer ayudar a la realización de esta tarea. Sorprendentemente, el sonido del contrabajo se presenta espeso y voluminoso como conviene, y no hay detalle, sutileza tímbrica o armónica que se pierda. Eduardo Chagas. Publicada en Portugués originalmente en http://jazzearredores.blogspot.com/ Traducido por Diego Sánchez Cascado y José Francisco Tapiz. Whit Dickey Quartet – Coalescence Clean Feed Comentario: Whit Dickey es un batería
free con muy buen gusto. Lo escuché por primera vez en 1998 liderando
el trío con el que grabó “Transonic” para AUM Fidelity
(con Rob Brown y Chris Lightcap). Después de eso, le seguí
la pista hasta el David S. Ware Quartet, formación que, a lo
largo de su existencia, ha tenido otros tres grandes baterías:
Marc Edwards, Susie Ibarra y Guillermo E. Brown. De los tres, Whit Dickey
fue el que mejor sirvió para construir el sonido de David S.
Ware, exponente del free jazz de la era postcoltrane. “Coalescence”
nos devuelve al maestro Dickey al frente de un combo energético
que incluye a Rob Brown, saxo alto de algunas de las formaciones más
importantes de Nueva York, entre las que destaca la Little Huey Creative
Music Orchestra de William Parker. Brown posee el timbre de saxo alto
que más aprecio; por varias razones, entre ellas la referencia
ornettiana, el estilo estridente que ya se notaba en la primera grabación
de Dickey, los espacios breves entre notas característicos y
una "llama" muy viva. Eduardo Chagas. Publicada en Portugués originalmente en http://jazzearredores.blogspot.com/ Traducido por Diego Sánchez Cascado y José Francisco Tapiz.
Rabih Abou-Khalil - Roots & Sprouts
Músicos: Rabih Abou-Khalil (oud); Selim Kusur (nay); Yassin El-Achek (violin); Glen Moore (bass); Glen Velez (frame drums); Mohammad Al-Sous (darabukka) Composiciones: Rememberig Machghara; Walking On Air; Nida; Revelation; Wordless; Sweet rain; Outlook; Caravan; Dreams of a Dying City Duración: 67:04 Grabado en 1990. Editado por Enja Records en 1994 ENJ-9373
Nuestro viaje al mediterráneo oriental se compone de nueve cortes. El viaje musical resulta fácil: la base rítmica a cargo de Mohammad Al-Sous (darabukka) y de Glen Velez (pandero o frame drum) son la alfombra mágica que nos transporta por los diferentes paisajes del disco. En los temas existe un permanente diálogo entre los instrumentos solistas: Rabih Abou-Khalil al laúd, Selim Kusur a la flauta y Yassin El-Achek al violín van interpretando de forma concatenada las melodías, consiguiendo temas de enorme belleza y juego musical como “Outlook”. El encantador comienzo de “Walking On Air”, o el melancólico arranque de “Nida”, lleno de notas sacadas de las cuerdas torcidas del violín, o el arrumbador ritmo del laúd en “Revelation”, al que se le van sumando la flauta y el violín, o el acercamiento al mundo occidental con una versión de “Caravan”, son sólo algunas de las peculiaridades que en este disco nos podemos encontrar. Cerrar los ojos, dormitar, dejar que la mente vuele. “Roots & Sprouts” nos transporta al norte de África en un viaje que carece de prejuicios, de ese lobo creado por Occidente, y que nos hace pensar que pertenecemos al primer mundo, y que por este simple hecho, nuestras raíces son más puras, que somos más persona. Un síntoma más de la estupidez humana. Sergio Masferrer Brad Mehldau - Solo piano Live in Tokyo (Edición Japonesa)
Músicos: Brad Mehldau (piano) Composiciones: Temas Edición Occidental: NOTA: Se ha incluido la relación de temas del CD de la Edición Japonesa (en negrilla los temas que sólo aparecen en esta edición), y del CD de la Edición Occidental, para una mejor comparación de los nuevos temas. Comentario: No se si se podría calificar de buena o de mala noticia para los aficionados del pianista americano Brad Mehldau, el hecho de que en Japón se haya publicado el nuevo trabajo en solitario de este músico en un doble compacto, es decir, con siete temas nuevos que no aparecen en el CD Occidental. Es bien sabido por todo aficionado a la música, con independencia del estilo musical que profese, que Japón resulta ser el paraíso para todo buen melómano (en especial de vinilos). Se puede llegar a afirmar, sin ningún tipo de duda, que la afición por la música en Japón roza los límites de la razón y de la sin razón, al profesar un amor casi reverencial por cualquier músico y estilo, lo que conlleva en muchas ocasiones, que aparezcan grabaciones en tiradas limitadas o con material extra (como en el presente caso), y que para su posible adquisición se deba de recurrir a la importación directa desde el Japón, con el consiguiente dispendio económico que ello comporta (en especial en portes). Esta circunstancia es aceptada por la gran mayoría de aficionados a la música (entre ellos los del jazz), que dirigen su mirada al país oriental, al efecto de poder adquirir estas joyas y bienes preciados, que revalorizan toda buena discoteca. En el caso de Brad Mehldau, en paralelo a la aparición en Occidente de su nuevo trabajo en solitario, Live in Tokio, se publicaba en Japón un doble compacto con lo que parece ser la actuación completa del concierto ofrecido en fecha 15 de Febrero de 2003, en el Sumida Triphony Hall de Tokio. Ello ha comportado como novedad, que en vez de un único compacto, la grabación pasará a ser un doble CD con siete temas nuevos. Su portada y estilismo no ha sufrido variación alguna, sólo la adición de un nuevo compacto con más música y el consabido comentario en hoja anexa “ininteligible” en japonés. Es por ello que al inicio de este comentario señalaba si era una buena o mala noticia la aparición de este compacto; se podría afirmar inicialmente que es una mala noticia por que su adquisición es difícil, complicada y cara para el aficionado, y buena por otra, por que ello nos concede la posibilidad de disfrutar, de material “extra” (temas todos ellos diferentes de los publicados) de este estupendo concierto por parte de Mehldau. La escucha de este doble compacto nos hace llegar a la conclusión definitiva que se trata de una estupenda noticia el poder disfrutar de este concierto, y presumiblemente al completo, pues parece ser que este compacto no tiene visos de salir publicado por estas latitudes, tal y como ha aparecido en Japón. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de criticar para este mismo portal el compacto que puede ser adquirido por todo aficionado en cualquier tienda de discos, y a cuyos comentarios me remito de entrada. Por lo que respecta a la presente edición japonesa y tras una atenta escucha, llegamos a la conclusión que los cortes que se llevaron a cabo para realizar el compacto occidental, cercenaron un concierto que se podría calificar de compensado por la música desarrollada en el mismo. La música adicional de este compacto es principalmente del gusto del pianista, música con claras influencias pop, y que desarrolla temas de Paul Simon “50 Ways To Leave Your Lover”, de Joni Mitchell “Roses Blue”, así como standards de Rodgers y Hart “My Heart Stood Still” o de Bacharach “Alfie”, todo ello aderezado con un par de temas de autoría propia. En ellos se puede apreciar de una forma clara el aire melancólico y trágico, entremezclado con un desarrollo sencillo pero muy sentimental que confiere Mehldau a su música, todo ello estupendamente ejecutado. La música de este compacto se muestra mucho más reflexiva y sin perder ningún ápice de profundidad y majestuosidad, consigue demostrarnos el carácter melancólico y a veces trágico de la música de Mehldau; así lo podemos apreciar en los primeros cortes del primer cedé “Intro”, “50 Ways To Leave Your Lover” y en especial el tema de Joni Mitchell. Se puede considerar el concierto ofrecido por la edición japonesa en su totalidad como más orgánico, compacto y más cabal. Por el contrario en el cedé occidental, los responsables de la casa discográfica han intentado escrutar el lado más espectacular del concierto, y no han dudado en elegir los cortes en donde la música es más enfática y efectiva, consiguiendo un efecto sonoro del concierto que no se corresponde con la realidad. Hay que realizar una crítica dura a estos responsables, y manifestar la más enérgica protesta por esta actuación que no presenta explicación alguna, pues la grabación podría haber aparecido en occidente en las mismas condiciones que en el mercado japonés. El total del concierto ofrecido por Mehldau (presumiblemente en su integridad), nos ofrece un músico comprometido con su música, y ante todo un músico comprometido con su forma de entenderla y principalmente de interpretarla. Nos presenta a un músico extraordinariamente maduro pese a su juventud, un músico que se encontró tocado por la varita de los Dioses de la creación, cómodo ante la audiencia a tenor de los extensos minutos de muchos de los temas interpretados y que vació sus dosis de creación en su total amplitud y sin reparos. La grabación japonesa del concierto de Mehldau nos brinda la posibilidad de escuchar una de las obras que con el tiempo se convertirá en pieza clave en la discografía de este sensacional pianista. Una grabación que todo buen amante a la música de Mehldau debe de buscar y escuchar. Imprescindible para los aficionados completistas de Brad Mehldau. Juan Carlos Abelenda. Zé Eduardo Unit - A Jazzar No Zeca Músicos: Jesus Santandreu (ts); Bruno Pedroso (bat); Zé Eduardo (double bass) Composiciones: Era de Noite e Levaram (5:35); Grândola Vila Morena (10:15); Canto Moço (5:59); O Que Faz Falta (6:30); Coro da Primavera (10:35); Traz Outro Amigo Também (6:49); Cantar Alentejano (9:44); Escandinávia-Bar (3:37); Clean Free (3:15) Duración: 1:02 Todos los temas compuestos por Jose Afonso, excepto "Clean Free", compuesto por Santandreu, Pedroso y Eduardo Grabado los días 5 y 7 de abril de 2004. Editado por Clean Feed Records, 2004. http://www.cleanfeed-records.com Comentario: Contrabajo, batería y saxofón tenor. Ésta es la explosiva combinación seleccionada por Clean Feed Records para sacar a la luz un trabajo de una formación no demasiado convencional. Los nombres: Zé Eduardo, Bruno Pedroso y Jesus Santandreu respectivamente. Tres nombres que se encargan de propagar a los cuatro vientos la máxima de este modesto sello portugués: la improvisación. Con sólo observar la formación se adivinan las intenciones de la grabación: elegir una línea melódica simple y dejar que el saxo tenor comience a arañar la superficie del tema hasta conseguir abrir las primeras grietas. Una vez conseguido esto, el resto del trabajo resulta sencillo: la gravedad de las notas del contrabajo continuará la ruptura del tema y la batería terminará por dejar sin caparazón la melodía inicial para que, en una segunda embestida, el tenor termine por dispersar el tema en el aire. Y éste, difuminado en gotas, volverá a converger sobre la melodía inicial tan sólo segundos antes de que el reproductor salte a la siguiente pista. Si bien la anterior fórmula no nos descubre nada del disco (siendo conservador, considero que éste es el pilar sobre el que se construyen el 70% de las grabaciones de jazz desde la aparición del hardbop), son los matices introducidos en cada tema los que consiguen hacer reseñable A Jazzar no Zeca. La contundente tarjeta de presentación “Era de Noite e Levaram”, o los diez minutos de “Grandola Via Morena”, un ejercicio de improvisación estructurado en varios bloques, sobre los cuales Santandreu nos va recordando a un Sonny Rollins desenfadado con melodías de perfil “Blues March”, a un Archie Shepp de timbre gruñón, o a un Coltrane con finales de frase de acento agudo sostenido; ritmos de soul para la batería y wah-wah para el saxofón en “Canto Moço”, o ambientes caribeños en “O Que Faz Falta”; la voz más coltraniana del trío en “Coro da Primavera” y “Cantar Alentejano” o más disonante a lo Ornette Coleman en “Escandinavia-Bar”; y el toque desenfadado de una despedida hasta la próxima grabación de “Clean Free”. No se me ocurre mejor colofón que concluir con la siguiente pregunta: demostrada la respuesta de este trío en el estudio, ¿cuál es el potencial del mismo en directo? Señores, vayan buscando Zé Eduardo en la agenda de conciertos de su ciudad. Sergio Masferrer
Músicos: Alex Sipiagin (trompeta, fluegelhorn), Chris Potter (saxos tenor y soprano), David Binney (saxos alto y soprano), David Kikoski (piano), Scott Colley (contrabajo), Gene Jackson (batería) Composiciones: Mood 2 (Alex Spiagin),
Equilibrium (Alex Sipiagin), Evidence (Thelonious Monk), Sonhando Com
O Meu Primeiro Amor (Toninho Horta), Free 1 (Alex Sipiagin / Chris Potter
/ David Binney), High (Alex Sipiagin), Good Morning (Alex Sipiagin),
Blues For Kids (Alex Sipiagin), Free 2 (Alex Sipiagin / Chris Potter
/ David Binney) Grabado el 16 de diciembre de 2003 en Brooklyn, NY, USA
por Max Bolleman Comentario: Lo bueno del Jazz, es que das una patada al suelo y salen 100 magníficos músicos, como este Alex Sipiagin que no tenía el gusto de conocer y al que seguro no me será fácil de olvidar. Trompetista refinado de sonido rotundo, claro, y excelente arrebato, Alex Sipiagin con este Equilibrium alcanza su 4º trabajo para el sello Criss Cross. Andadura que comenzó en el 2000 con el disco titulado Steppin' Zone contando en aquel entonces con músicos que hoy repiten como Chris Potter, D.Kikoski y S.Colley . Trompetista virtuoso de origen ruso afincado en New York ,cuenta para la ocasión con dos de los mejores saxofonista jóvenes de la actualidad, Chris Potter y David Binney. Mood 2, es el botón de muestra que no indica el camino a seguir. Ya desde las primeras notas percibo, que me encuentro antes un magnifico trabajo de virtuosismo instrumental con excelentes arreglos. Los metales abren, Sipiagin inicia los solos con el apoyo del fender rhodes de Kikoski y Potter nos lleva directamente a una orgía de notas en su solo de soprano delirante. En Equilibrium vuelven a destacar los solos de Sipiagin y el tenor de Potter (ambos formaron parte de la big band de Dave Holland poco antes de grabar este disco). La balada corre a cargo de una composición de uno de los compositores favoritos de Sipiagin, Toninho Horta, Sonhando com o meu primeiro amor. Este tema supone el punto de quietud que no tiene el resto del álbum interpretado a velocidad de vértigo en el que se suceden los solos como si de una placentera e interminable historia se tratase. Free 1 y Free 2, es un juego de improvisaciones colectivas de Sipiagin, Potter y Binny , en un perfecto diálogo de armonía y entendimiento. Good Morning, es digno de mención por la inclusión como instrumento solista del fender rhodes de Kikoski,( no mencionado en los créditos del cd, que solo señalan el piano) en un solo lleno de elegancia y buen gusto. Blues for Kids continua con la misma tónica de magníficos solos, Sipiagin, Binney, kikoski y termina con uno de batería de Gene Jackson. Sipiagin titula este su disco como Equilibrium y, ciertamente que acierta, pues no se pueden hacer mas “locuras” con tanto sentido como aquí se muestran. Tony Buck & Axel Dörner - Durch Und Durch
Músicos: Tony Buck (bat y percusión),
Axel Dörner (tr) Comentario: Grabación como la presente que nos proponemos criticar, nos hace plantear donde se encuentra la frontera de lo que se puede considerar música y de lo que no. Para el purista más recalcitrante, el presente trabajo de Tony Buck y Axel Dörner, se encontraría encuadrado dentro del apartado no musical. Craso error, pues hoy en día se encuentra demostrado que los silencios y las texturas que se extraen de los instrumentos, son tanto o más importantes en el jazz que la misma música. El presente trabajo de estos músicos de la libre improvisación, se encuentra conformado por un único tema que dura cuarenta minutos, y en donde tratan de extraer una atmósfera de sonidos aprovechando al máximo las posibilidades de cada instrumento. La interpretación se encuentra conformada por un manto de sonido computerizado que sirve de base para los experimentos tanto de Buck como Dörner. Lo más interesante de esta grabación es poder comprobar la consecución de sonidos de bajo relieve a través de instrumentos que no son ejecutados al estilo de interpretación tradicional. La trompeta y la batería como instrumentos con personalidad propia, son instrumentos fantasmas en la presente grabación, en pos de la búsqueda de sonidos y texturas diferentes, y que permiten a sus ejecutantes buscar posibilidades de expresión no convencionales, todo ello hará del aficionado, un esfuerzo adicional en su escucha. Discos como el presente, no resultan fáciles de digerir de entrada para un determinado aficionado al jazz y más concretamente a los seguidores que se han quedado anclados en estados jazzísticos ancestrales, pero no cabe duda de que bien vale un esfuerzo su audición. Juan Carlos Abelenda. Harvey Mason - With All My Heart
RCA Victor/BMG Con Kenny Barron,Ron Carter, Chick Corea, Dave Carpenter, Fred Hersch, Eddie Gomez, Monty Alexander, Charnett Moffett, Bob James, Charlie Haden, Cedar Walton, Brad Meldhau, Larry Grenadier, Dave Grusin, Mike Valerio, Herbie Hancock, Hank Jones y George Mraz. Comentario: A Harvey Mason le conocemos casi todos por su cosas en el ámbito de la fusión y de la música muy comercial con Bob James o Grusin, que aparecen en este disco, o Lee Ritenour, pero tiene unos orígenes bien distintos, en tríos de pianistas de la costa este y grupos como el de Gerry Mulligan, a la vez que una dilatada carrera dentro del Funk. Aquí se dedica exclusivamente a los tríos de piano, su gran pasión según reconoce en las notas del libreto, en un proyecto, lleno de nombres conocidos, de esos que a cualquier aficionado un poco experto le echan para atrás temiéndose lo peor. Pero es un disco honesto, de un gran músico, y muy respetado, que llama a sus amigos para hacer un homenaje sincero a ese formato que él adora y a su peculiar historia dentro del Jazz de los últimos cincuenta años. Hay cosas poco convincentes porque son demasiado evidentes y frecuentes en este tipo de proyectos, como Alexander haciendo un tema muy Tatum-Peterson o Grusin en plan Garner pero sin gracia, otras que no están nada mal aunque sean previsibles, por ejemplo Cedar Walton haciendo un tema en homenaje a la música de Blakey ( o sea, el más puro Hard Bop ) o Barron y Corea con esa pulcritud tal vez un poco aburrida que los caracteriza los últimos años, pero hay momentos sorprendentes. Uno no se espera, por ejemplo, que un músico como Mason haga tanto énfasis en la importancia de los tríos de Bill Evans, rememorados de manera sorprendente por Fred Hersch con un adecuado para algo así Eddie Gomez al contrabajo, o más aún un aquí espléndido Meldhau con su habitual compañero Grenadier, soberbios en un tema en 5/4 como "Dindi", en la más pura línea de un Evans evolucionado muy interesante. Y otros más sorprendentes aún, como por ejemplo el descubrir que Bob James puede ser un gran pianista, con un arreglo muy original de "Smoke Gets In Your Eyes", acompañado magistralmente por el contrabajista que uno menos imaginaría a su lado, Charlie Haden. Y momentos preciosos como siempre que aparece un Hank Jones para el cual ya no tenemos palabras para describir la magia que irradia cada vez que como aquí, deslumbra, que hacen que el disco sólo por un tema como el que toca ya merezca la pena. Y del líder, evidentemente, poco se puede decir de cómo toca, una especie de camaleón espectacular forjado en el trabajo de los estudios de Hollywood durante treinta años, que es perfecto para un proyecto del que sólo se puede decir que irradia honestidad y admiración por los músicos a los que tan bien acompaña y se adapta. Jorge LG
Dapp Theory - Y'All Just Don't Know Concord Records. Andy Milne con Grégoire Mret, Rich Brown, Sean Rickman, David Gilmore, Mark Prince, Rick Lazar, Vashon Johnson, Vinja Monica, Carla Cook, Bruce Cockburn y Kokayi. Comentario: Tercero del teclista de los últimos años en las formaciones de Steve Coleman, con otros dos acólitos del M-Base al bajo eléctrico y batería, Rich Brown y Sean Rickman, más la harmónica diatónica de Maret, espectacular como siempre, y un sorprendente Bruce Cockburn, famoso como cantante en su país, Canadá, y habitual patrón de Milne, que toca en su banda, que aquí sorprende como guitarrista, y el fantástico y polivalente Kokayi cantando, escateando y rimando como solo él sabe, aveces hasta las tres cosas a la vez en un mismo tema. En un par de temas otro batería del entorno M-Base, Mark Prince, sustituye a "The Rick", y en uno de ellos un desconocido Vashon Johnson toca, y muy bien, el contrabajo. Los temas son todos en esa línea en la que iba el M-Base de Coleman y Osby hace unos años, patrones rítmicos Funk muy sincopados sobre los que los músicos desarrollan unas armonías muy evolucionadas, a las que Maret se adapta con un sonido más bluesy de lo que es habitual en él, y Milne con solos muy "funkies". En uno de los temas aparece David Gilmore, otro que estuvo desde el origen implicado en esta música, a la que se adapta todavía con mucho oficio y frescura. Un disco M-Base, puro, que no aburrido, donde además las voces no molestan, como en otros de este estilo, sino que aportan un color bien diferente del que el líder de esta música, Steve Coleman, explora en sus últimas entregas con voces también. Los temas, todos menos una preciosa versión del "Con Alma" de Gillespie interpretada en un precioso dúo entre Milne y Maret, son del líder, y recogen lo mejor de esta música: mucho ritmo, armonía interesante, y riffs pegadizos para que vuelen los solistas. Jorge LG Kiyoshi Kitagawa, Kenny Barron y Brian Blade - Ancestry Atelier Sawano Comentario: Sawano Sowai tenía en los ochenta la tienda más bonita, completa y cara de París, donde residía, paraíso de los que buscábamos por allí ediciones japonesas inencontrables en Europa. Según avanzaron los noventa el mercado fue decayendo, y tras unos años, este tipo, auténtico sibarita de la música reaparece con un sello destinado a promocionar artistas "diferentes". El primero, este contrabajista japonés, acompañado por dos maestros establecidos y expertos en estas artes : al piano, la personificación de la elegancia en este formato, Kenny Barron, y a la batería, la estrella de estos años, el gran Brian Blade. Los temas que interpretan son cuatro de Kitagawa, muy diferentes entre sí, pero todos con unas melodías estupendas para que Barron se luzca y saque lo mejor de su repertorio, más un standard clásico, "You've Changed", y standards modernos de Coltrane ( "Equinox" ), Dameron ( "Tad's Delight" y "Hot House" ) y Shorter ( "Mahjong" y "Pinocchio" ). Un Brian Blade abismal de finura, escucha atenta y soltura para dar vida a cada momento de los otros, un Barron revivido, en su mejor momento grabado en años, y un líder que toca con un desparpajo y un sonido impactantes, que hacen que esta sea una de las sesiones en trío más bonitas de los últimos años, eso sí, en un lenguaje supertrillado y poco dado a sorpresas, pero delicioso, y como guinda, un sonido, como era de esperar de una producción de semejante sibarita, espectacular. Habrá que seguir la pista de los dos. De momento... ¡vaya lección! Jorge LG Donald Brown - The Classic Introvert Space Time Records Comentario: Un disco en solo de uno de los pianistas más discretos de su generación... aparentemente, Donald Brown no era un solista tan espectacular como, por ejemplo, Kenny Kirkland, tampoco era un acompañante tan magnífico como Mulgrew Miller, pero en lo que sí destacaba era como compositor. Tal vez por ello el formato en solo de este disco hace que sea una obra maestra : los doce temas de este disco, todos de Brown, son, como poco, asombrosos. Variedad, formas simples muy bien compensadas con otras más complejas, una cultura musical enorme que va desde Ellington o los pianistas stride hasta todos los grandes compositores para el piano en el Jazz, desde Waller, Tatum, Monk y Powell hasta Andrew Hill o Muhal Richard Abrams... ¡Y que manera de interpretar! Sencillo, que no simple, dotado de una gran técnica, nunca exhibicionista, modernísimo, y a la vez...muy sólidamente anclado en la tradición. No sé a qué lo podríamos comparar...si es que hace alguna falta, pero este disco me recuerda a algunos discos maravillosos en solode pianistas poco conocidos, como Sir Roland Hanna, Hampton Hawes o...Mingus, que cuando se sentaban al piano eran compositores más que intérpretes, y ahora que nos vamos dando cuenta de que esta música no es sólo una disculpa para interpretar, sino...música al fin y al cabo, empezamos a apreciar en su justa medida. Una obra de arte, y un modelo en su género. Jorge LG Madeleine Peyroux - Careless Love Rounder Records. Con Dean Parks, Larry Golgings, David Piltch, Jay Bellerose, Lee Thornburg y Scott Armendola. Comentario: Hace seis años, la Peyroux apareció desde Nueva Orleans como una estrella fugaz, con un disco publicado por Atlantic, "Dreamland", acompañada por Marc Ribot, James Carter, Vernon Reid y Greg Cohen, entre otros, donde interpretaba canciones sacadas por igal de repertorio clásico del Gospel que del Jazz o del Rhythm&Blues, incluso alguna del Country, con una voz que era un 80% de Billie Holiday aderezadocon un 20 de Bessie Smith y mucho poder de comunicación. Eso es lo que la hacía, y lo hace aún, especial : igual que Erykah Badu, que hace lo mismo en un contexto bien distinto, ¿ como se hace así de bien algo tan difícil ? Fagocitar casi por completo el estilo tan inimitable de Billie y a la vez...sonar auténtica. Porque la chica tiene algo...y no sólo el que traslade esa manera de cantar a un repertorio que no lo asociamos con Billie, en este nuevo disco, en concreto, una estupenda selección que es como el viaje de un amante de la buena música por lo mejor de la historia del siglo recién pasado : una perla de Cohen, una joya entre las muchas de lo compuesto por Dylan, un standard country bien oscuro, otro más conocido pero convertido más aún que el original en un blues...más esas canciones recuperadas del olvido y compuestas hace sesenta y hasta ochenta años y que son...atemporales. Los acompañantes están muy, pero que muy bien...destaca Goldings, aquí más al piano de lo que acostumbra, apoyado en una rítmica infernal, Piltch es uno de los mejores bajistas del Rock, y Bellerose es ya un secreto a voces desde los discos de Joe Henry y Jim White, y Dean Parks está en su línea de músico perfecto de estudio para una sesión así. Un disco muy bonito, para algunos ( no para mí ) demasiado...y para los que os guste, a complementar con aquella perla que fue el anterior, y un muy buen "Got You On My Mind" que ha hecho también este año con el multiinstrumentista William Galison, con menos magia pero que tampoco está mal. Jorge LG Dr. Lonnie Smith - Too Damn Hot Palmetto. Con Peter Bernstein, Rodney Jones, Greg Hutchinson y Furushi Tainaka. Comentario: El rey del Hammond y del groove ataca de nuevo...dos guitarras, Jones a la rítmica y Berstein en ritmo y solos, dos baterías estupendos alternándose...y mucho groove : por un tubo. Los temas son excusas para tocar a todo ritmo, divertirse haciendo lo que mejor ha hecho siempre el Doctor, que es esgrimir ese swing superpotente en cada una de sus sencillas pero perfectas notas, y estructurar sus temas a base de idas y vueltas por el ritmo con maestría, abriendo y cerrando llaves para sacar todo el potencial del B3. Dos standards, un precioso "Silver's Serenade"del gran Horacio a tempo muy lento con un solo precioso de Bernstein, y un "Someday My Prince Will Come" transformado en una biblia para Hammond, un instrumento en el que todo lo que se toque a ritmo de vals suena bien, y si el que toca es el protagonista de este disco, suena de maravilla. Ún disco de música fácil, que no facilona, sin pretensiones aparte de la de agradar a base de ritmo y swing, logrado en cada momento ; sólo una pega, y es la de imaginar a su querido amigo Idris Muhamad tocando ese primer tema que suena a homenaje al gran batería de Nueva Orleans que recoge en sí mismo toda la enorme tradición del instrumento en esa ciudad. Hubiese sido el remate, sobre todo para los que tantas veces hemos disfrutado de esa pareja, y siempre queremos más. Jorge LG Joel Harrison - So Long 2nd Street (Free Country II with David Binney)
Composiciones: Riding On The Midnight Train (C.Stanley) 4:42 Galveston (J.Webb) 5:21 Shady Grove (trad.) 4:59 I Am The Light Of This World (trad.) 4:56 I'll Fly Away (trad.) 7:12 So Long 2nd Street (J.Harrison) 4:11, Waterbound (Harrison - Binney, basados en Boat's Up The River -trad.- en la interpretación de Roscoe Halcomb), The Water Is Wide (trad.) 3:50, Time Flies (J.Harrison) 4:28, Oh Death (trad.) 8:18, White Line Fever (M.Haggard) 7:26, Wichita Lineman (J.Webb) 4:41 Músicos: Joel Harrison (guitarras,
voz), David Binney (saxofón), Gary Versace (acordeón,
órgano, piano), Stephan Crump (contrabajo), Dan Weiss (batería),
Todd Isler (frame drums, hadjini, percusiones varias) Grabado en System Two, Brooklyn en 2004. "So Long
Second Street", grabado en 2002. Producido por Joel Harrison, asistido
por David Binney. Editado en 2004 por ACT. Comentario: So Long 2nd Street del guitarrista (y aquí cantante) Joel Harrison, como indica su subtítulo, es la segunda entrega (que no parte) o mejor aún la continuación y evolución de Free Country (ACT, 2003). Con respecto a este disco aparecen varias diferencias. La primera es la formación. Entre el grupo de músicos allí presentes sólo permanece el saxofonista David Binney. En cuanto a los invitados, aparecen de nuevo el magnífico pianista Uri Caine y el organista Rob Burger. En esta ocasión la lista de vocalistas invitados se reduce a Emile Cardinaux y al Total Praise Gospel Choir. Y he aquí otro de los grandes descubrimientos del disco. Joel Harrison aparece como un vocalista con un papel que va bastante más allá de lo puramente testimonial. El planteamiento es bien sencillo: partir de una mayoría de temas pertenecientes a la música tradicional norteamericana que sirvan como un armazón para la improvisación de los músicos. Joel Harrison además de como cantante demuestra ser un buen guitarrista. Muy interesante. El saxofonista David Binney está a un gran nivel. Es un placer escucharle en los solos que ejecuta en Galveston o I'll Fly Away. Entre el resto hay bonitos detalles por medio del acordeón, el órgano, el piano de Uri Caine y especialmente el acompañamiento discreto pero muy efectivo de Todd Isler con sus percusiones que aporta un bonito color a los diferentes temas. En definitiva, Joel Harrison se encarga de romper el dicho de "nunca segundas partes fueron buenas". José Francisco Tapiz Luis Salinas y amigos en España Músicos: Antonio Serrano (armónica),
Gustavo Amarante (b eléctrico), Horacio Fumero (b), Javier Colina
(b) Jordi Bonell (g), Jorge Pardo (st), José Reinoso (p y teclados),
Oscar Giunta (bat), Perico Sambeat (sa), Raynald Colom (tr) y Tomatito
(g española). Comentario: No hay ningún tipo de duda que actualmente en España el jazz goza de una estupenda salud, y esta afirmación se desprende de la gran cantidad de músicos y proyectos existentes, pero para que todo ello funcione es necesario que existan sellos discográficos que den oportunidad a los músicos para que puedan desarrollar sus proyectos musicales. Este es el caso del nuevo sello discográfico New Mood Jazz, que acaba de lanzar al mercado sus primeras producciones y a quien deseamos la mejor de las suertes posibles en este duro empeño de publicar jazz en España. Una de estas producciones corresponde al nuevo trabajo del guitarrista argentino Luís Salinas, quien ha reunido a los que el considera “amigos” de España, y que no resulta ser más que una selección de los mejores músicos que en la actualidad podemos encontrar en el circuito jazzístico español. El compacto esta configurado como un trabajo de colaboraciones de los músicos en uno o varios temas, y basado en una sección rítmica de base a cargo del pianista José Reinoso y el batería Oscar Giunta. La música interpretada a lo largo del compacto es ecléctica en su totalidad al interpretarse temas en formato de bossa, al estilo de la zamba o de la samba, pasando por la milonga, la salsa, el vals, la canción, el tango flamenco o el tango canción. Lo que más llama la atención de la música desplegada en este trabajo de Luís Salinas es la sensibilidad y el buen hacer de todos y cada uno de los músicos partícipes en la misma. De la sección rítmica destacar el piano de José Reinoso, quien se presenta como el complemento perfecto y ajustado a la guitarra de Salinas, al desarrollar la música concreta que se precisa en cada momento, llegando a su punto culminante en el portentoso tango canción “Nada”, en donde Salinas y Reinoso a dúo interpretan una balada de una exquisita belleza, ya sea con la guitarra, con los teclados y muy especialmente en la delicada voz de Salinas. De los acompañantes de la grabación resaltar la fantástica armónica de Antonio Serrano, con su acostumbrada ternura, el saxo de uno de los mejores saxofonistas europeos de la actualidad, Perico Sambeat, quien interpreta dos temas bien distintos a ritmo de candombe murga y milonga, y que no hace más que demostrar lo cómodo que se encuentra con otros ritmos bien distintos al jazz. Mención especial merece el joven trompetista catalán Raynald Colom, que demuestra en la zamba “La Rambla” el porqué es una de las firmes promesas del jazz nacional, y que se encuentra a punto de sacar su primer disco como líder; un músico a tener muy en cuenta en venideros años. En definitiva, nos encontramos ante un trabajo de este guitarrista argentino que bien merece su escucha, pero que recomendamos que la misma sea llevada a cabo sin el ritmo frenético que llevan nuestras vidas, para poder disfrutar de los diversos ritmos que se extraen del mismo. Juan Carlos Abelenda.
Músicos: Andreu Zaragoza (g),
Raynald Colom (tp), Mariano Steimberg (bat), con la colaboración
especial de Tom Warburton (b), José Reinoso (p) y Laia Cagigal
(voz). Comentario: La gran actividad jazzística que se está llevando a cabo en Barcelona posibilita que existan una gran cantidad de proyectos liderados por jóvenes músicos, que con el tiempo se están posicionando y encontrando un lugar donde darse a conocer. Este es el caso del joven guitarrista catalán Andreu Zaragoza, quien ha tenido una fuerte presencia en los escenarios catalanes, tanto como líder como acompañante de formaciones y que en el año 2003 ganó el premio del Ciruito Injuve y su grupo fue unos de los tres que participó en el circuito Ressons en Catalunya. TGX es la propuesta que nos presenta Andreu Zaragoza como líder de su grupo, y en particular con el uso de bases electrónicas y elementos jazzísticos, de fusión y música negra. En el presente trabajo encontramos temas basados en recursos anteriormente utilizados por los dj como son el drum&bass, el jungle, el lounge, todo ello interpretado por instrumentos claramente jazzíticos como son la guitarra, la trompeta y la batería. La música que desarrolla Zaragoza es diversa hasta el punto que la misma puede ser utilizada para se escuchada tanto en un club de jazz, como en una pista de baile, debido a la fuerte presencia rítmica en todos los temas. El aire que respira más de uno de los temas se podría clasificar como sofisticado y efectivo, a ello contribuye la secuenciación y programación electrónica que también es obra de Zaragoza. Pero esta electrónica no es utilizada de una forma abusiva, como es habitual en muchos discos en la actualidad, sino que es controlada en todo momento por los componentes del grupo. En la parte rítmica también es importante destacar la batería del músico argentino afincado en Barcelona, Mariano Steimberg, quien utiliza un buen número de elementos percusivos y sonoros, sin caer en el abuso de los mismos, sino que más bien con un acertado control de estos al objeto de poder ser ensamblados con el resto de efectos que aparecen en los diversos temas. También es digna de mención la participación de otro de los músicos que se encuentra moviéndose de forma habitual en la escena local catalana, el excelente trompeta y una de la más firmes promesas del jazz español, Raynald Colom, quien con su toque smooth, confiere a los temas un aire elegante y sofisticado, y a quien la influencia de Miles Davis se aprecia en más de un momento. Interesante propuesta la presentada por Andreu Zaragoza, así como la presentación en el mercado discográfico de algunas de las jóvenes promesas musicales estatales. Juan Carlos Abelenda. Serrano & Lechner - Sesión Continua Músicos: Antonio Serrano (armónica)
y Federico Lechner (p)
El presente compacto liderado por Antonio Serrano y Federico Lechner es un nuevo homenaje a temas provenientes del cine, algunos de ellos pertenecientes a títulos clásicos como El Padrino de Nino Rota, Verano del 42 del polifacético músico francés Michel Legrand, Bullit de Lalo Schifrin o La Lista de Schindler, de uno de los compositores de bandas sonoras más afamado, John Williams. Para llevar a cabo el presente proyecto, Antonio Serrano y Federico Lechner fusionan sus instrumentos de una forma armoniosa y pulcra, para extraer de los mismos unas melodías bellas y exquisitas, que son reconocibles por cualquier aficionado a la música de cine. Este resultado se consigue respetando en todo momento la música original y ajustando los arreglos, en pos de la melodía, que resulta ser la clara triunfadora del proyecto. Todo ello se consigue por medio de un dúo atípico (de armónica y piano), con la dificultad que estas formaciones implican ante el posible exceso de espacio musical que siempre queda por cubrir. Pero este aspecto, es solventado de un modo maravilloso por ambos músicos, al desarrollar los temas de forma unitaria y apoyándose tanto uno como en otro, aprovechando para ello los espacios que mutuamente se dejan para sus interpretaciones, así como los silencios y las prolongaciones musicales. La armónica de Serrano suena melodiosa y extremadamente delicada en determinados momentos, mientras que el piano de Lechner resulta ser el compañero perfecto para este viaje, al desarrollarse sin excesos y sin tapar en ningún momento a su compañero, sino todo lo contrario, resulta el complemento justo y preciso para obtener el efecto deseado en todas las interpretaciones, que no es otro que el de la belleza a través de la melodía. El resultado final de todos los temas interpretados es de una gran armonía, y aunque no hay un resultado estrictamente jazzístico en el trabajo, no cabe duda que el proyecto ha reflejado en su justa medida el amor que ambos músicos han puesto en la interpretación de los temas. Un trabajo para disfrutar, disfrutar y sencillamente disfrutar. Juan Carlos Abelenda. Rabih Abou-Khalil - Blue Camel Músicos: Rabih Abou-Khalil (oud); Charlie Mariano (as); Kenny Wheeler (tp); Steve Swallow (el-b); Milton Cardona (congas); Ramesh Shotham (perc); Nabil Khaiat (frame dr) Composiciones: Sahara (08:18); Tsarka (06:45); Ziriab (06:49); Blue Camel (08:20);On Time (06:19) ; 6. A Night In The Mountains (08:37); Rabou Abou Kabou (04:47); Beirut (10:52) Duración: 60:47 Grabado entre el 19 y el 21 de Mayo de 1992. Editado por Enja Records. ENJ-7053 http://www.enjarecords.com Comentario: Conozco el trabajo de Anouar Brahem desde bastante antes de conocer el nombre de Rabih Abou-Khalil. Khomsa (ECM, 1995), Thimar (ECM, 1998), Astrakan Café (ECM, 2001), Le pas du Chat noir (ECM, 2002), son algunos de los últimos trabajos realizados por Anouar Brahem. Sin embargo, éstos no han resultado suficientes para saciar la sed de música norteafricana que este genio del laúd despertó en mí. Y si la dosis no era suficiente, Rabih Abou-Khalil, otro maestro del laúd (no sabría discernir si hay genio y maestro) ha llegado montado sobre su peculiar camello azul para cumplimentar la medicación necesaria para poder sobrellevar la dependencia en mi vida de música norteafricana. Quizás la profundidad a la que he sometido las escuchas de los discos de Anouar Brahem me hayan condicionado bastante a la hora de enfrentarme a Blue Camel. Pero tarda uno poco en darse cuenta de que el condicionante se desvanece a los pocos acordes de empezar el disco. Blue Camel es otra joya que nos brinda el mundo árabe. Una de esas raras mezcolanzas culturales cuyo resultado final resulta homogéneo. Si bien las composiciones del disco tienen una clara raíz arabesca, la ejecución instrumental corre a cargo de nombres tan consolidados en el mundo occidental como los de Charlie Mariano, Kenny Wheeler, Steve Swallow o Milton Cardona. Describir el desierto del “Sahara” en clave de trompeta y saxo alto; hacernos trotar a golpe de percusión y congas sobre los lomos de los camellos en “Blue Camel”; o sentir el repentino asomar de los rayos de sol de entre los granos de arena en el horizonte con “A Night In The Mountains”, son una pequeña muestra del amplio conjunto de sensaciones y paisajes que este disco evoca. En la base rítmica, aun cuando el grueso lo componen las tablas de Nabil Khaiat y la percusión de Ramesh Shotham, el protagonismo corre a cargo de las congas de Milton Cardona. Respecto a los vientos, Charlie Mariano se presenta espléndido, alcanzando con delicadeza registros agudos que no resultan naturales para el saxo alto, y consiguiendo con esto llegar a fundir su instrumento en melodías en las que resultaría más adecuado el uso de un clarinete. El laúd de Rabih Abou-Khalil encuentra las frases y la entonación adecuados para expresar la voz de una cultura tan apasionante y lejana como la árabe. Blue Camel es una magnífica grabación, un disco estupendo para acompañar una tarde de domingo con una buena taza de té. Sergio Masferrer Ornette Coleman - Town Hall 1962
ESP Disk 1006 http://www.espdisk.com Siguió un período de cierta indefinición,
que llevó a cambios en la composición del cuarteto formado
por Don Cherry, Charlie Haden y Billy Higgins. En lugar de Cherry entró
Bobby Bradford, texano como Ornette. El lugar del contrabajista, ocupado
con estabilidad hasta ese momento por Charlie Haden, fue sucesivamente
ocupado primero por Scott LaFaro, después por Jimmy Garrison
y finalmente por David Izenzon. Mientras tanto, también Bobby
Bradford tomó la decisión de regresar a Texas en 1961.
Al final de ese año, Ornette se vio, no con un cuarteto, sino
con un trío, con el contrabajista David Izenzon y el batería
Chales Moffett. Eduardo Chagas. Publicada en Portugués originalmente en http://jazzearredores.blogspot.com/ Traducido por Diego Sánchez Cascado y José Francisco Tapiz. Músicos: Håvard Wiik (p); Ingebrigt Håker Flaten (cb); Paal Nilssen-Love (bat); Magnus Broo (tp); Fredrik Ljungkvist (st, cl bajo) Composiciones: toner fran för; boom boom; praeludium; feets from above; cleaning the dome; re-lee; alla dansar samba til tyst musik; hyper; pyramid song Duración: 56:34 Editado por JazzLand Records en 2003 http://www.jazzlandrec.com/ Comentario: Para quienes tuvieron el placer de degustar Feet Music (JazzLand, 2001), Boom Boom no es una sorpresa, sino el esperado segundo disco de un quinteto escandinavo que ya se hizo su hueco en la escena jazzística internacional, y que con este segundo disco (y todas las actividades que han desarrollado de forma individual cada miembro del grupo) ha conseguido que el humilde hueco reservado para los noveles en cualquier ámbito cultural se convierta en un lugar amplio y confortable, acolchado por las críticas y el reconocimiento general del público. Titular Feet Music a un primer CD es grabar con fuego el nombre de Ornette Coleman en el quinteto. Sin embargo, si ésta es la punta del iceberg, el grueso de los temas llega mucho más allá que una más que evidente referencia al cuarteto de Coleman de los 60. Atomic tiene la capacidad de hacer fácil lo difícil: homogeneizar pasado, presente y futuro del jazz; extraer la esencia sonora de “The Shape Of Jazz To Come”, mezclarla con las especias de The Vandermark 5, David S. Ware o Mathew Shipp, y proyectar toda la mezcla a rincones acústicos en los que uno carece de brújula sonora. Fredrik Ljungkvist, Magnus Broo y Håvard Wiik plantean un flanco impenetrable, hormigonado con la base rítmica de Paal Nilssen-Love (cada día más cerca de Chicago) e Ingebrigt Håker Flaten en “Boom Boom” o “Hyper”. “Praeludium” o “Cleaning the Dome” resultan mucho más amistosos, y el impacto sonoro queda aparcado a un lado para dar paso a desarrollos melódicos de enorme belleza. “Pyramid Song” concluye el disco con la extraña moda de “homenagear” o “reinventar” clásicos actuales del pop (versión de Radiohead, incluída originalmente en el disco Amnesiac(Capitol, 2001)). Los temas antes mencionados no son sino una pequeña muestra de un disco imprescindible, extrovertido. Una grabación que demuestra que el jazz no tiene fronteras, y que sus semillas pueden germinar sobre cualquier punto de la superficie terrestre. Sergio Masferrer Charlie Kohlhase Quintet - Play Free Or Die Boxholder Records, 2003 Comentario: Cuando se asocia el adjetivo free al jazz es natural que consciente o inconscientemente se establezca una conexión con un tipo de música abrasiva o furiosa, con un epicentro histórico a finales de los años 50 y desarrollada durante gran parte de la década siguiente. Música que evolucionó de una características esencialmente sociales y de protesta hasta una forma de arte, de la cual se pueden encontrar vestigios técnicos en Lennie Tristano allá por 1947, cuando el pianista se atrevió con la experiencia de improvisar pero no sobre la base de acordes. También puede considerarse referencial el resurgimiento del free jazz en la década de los 90 a partir de dos principales centros difusores, Chicago y Nueva York, apoyados por manifestaciones menos masivas y exuberantes en la Costa Oeste y en alguna otra ciudad norteamericana más activa (Boston, por ejemplo), sin olvidar a Canadá y la importante contribución de la efervescente escena europea, sea en Londres, Ámsterdam, París o Estocolmo. Tocar free puede tener otro significado, que tiene más que ver con la libertad rítmica, melódica y armónica, de no tener que estar circunscrito a un único estilo o forma, de explorar la interconexión entre diferentes áreas y géneros musicales y de liberar a la música de los constreñimientos formales y conceptuales del pasado a través de la comunión de objetivos, estrategias y métodos de trabajo. Boston es una de las ciudades americanas más activas en el ámbito del nuevo jazz. De allí son oriundos Charlie Kohlhase (saxos alto, tenor y barítono), Matt Langley (saxo tenor), John Carlson (trompeta, fiscorno y trompeta de bolsillo), John Turner (contrabajo) y Eric Rosenthal (batería), que forman el Charlie Kohlhase Quintet. Pasados unos años de la grabación de “Dancing on My Bedpost” para CIMP en 2003, Kohlhase edita ahora “Play Free or Die”, un disco doble publicado por Boxholder Records, que es la grabación de un concierto en el cual el quinteto pone en práctica algunos de aquellos conceptos e ideas deudoras del jazz post-ornettiano más interesante, que figura entre lo mejor que se hace en el género free en ambientes de pre-estructuración y swing moderno, especialmente gracias al impulso dado por John Turner/Eric Rosenthal en una noche de inspiración colectiva sin un sólo punto débil y que muestra su buen nivel hasta en la interpretación de “Super Bronze” de Sun Ra y “Crepuscule With Nellie” de Monk. Si tuviera que destacar algún tema de entre la docena de “Play Free Or Die”, optaría por “Doom is Mine”, el cuarto del primer disco, que en diez minutos condensa todas las ideas y características de este tipo de música, paradigma de la excelente prestación del quinteto de Charlie Kohlhase, sobre quien debieran posar los ojos y los oídos aquellos que tengan un verdadero gusto e interés por la moderna música improvisada. Eduardo Chagas. Publicada en Portugués originalmente en http://jazzearredores.blogspot.com/ Traducido por Diego Sánchez Cascado y José Francisco Tapiz. Javier Vercher - Introducing Javier Vercher Trio Músicos: Javier Vercher (st); Chris Higgins (cb); Brannen Temple (bat); Robert Gasper (p en #4,7); Rakalam Bob Moses (bat en #2,8) Composiciones: Bird Food; Pollack Spring;
Balada de Alfredo; L’Euridice; Pollack Springs-Duet; Noman; Orfeo; Entrance
Door Mezclado y grabado por Michael Brorby en los Acoustic Sound Studios, Nueva York, en noviembre de 2003 y marzo de 2004 Editado por Fresh Sound New Talent. Comentario: Javier Vercher acaba de nacer. La cuidad de Nueva York ha dado a luz a Javier, un bebé de 24 años que ha nacido con un saxofón tenor pegado a los labios, y con la madurez y los conocimientos musicales de su padre adquiridos por herencia genética. La metáfora puede provocar risas, pero para todos aquéllos que no hemos seguido la formación académica de este saxofonista, éste ha sido su alumbramiento: de repente nos encontramos con un disco en las manos, y nos disponemos a escucharlo. Una vez escuchado, la pregunta es obvia: “¿De dónde ha salido este individuo? La verdad es que sabe tocar”. Y con este “sabe tocar” provocaríamos la carcajada del mismísimo Javier Vercher: título de profesor de clarinete por el conservatorio Joaquín Rodrigo de Valencia; becado para estudiar en Boston; graduado en el Berklee Collage en otoño del 2000 con Magna Cum Laude en la especialidad de Performance; ha tocado con Jorge Rossy, Perico Sambeat y Marc Miralta, por mencionar a algunos; y actualmente, con un trío a su nombre. Era el momento de nacer para resto del mundo, y Javier ha tenido la paciencia de esperar para hacerlo con la madurez de sonido necesaria como para sorprender y convencer. Esto es Introducing the Javier Vercher Trio. La toma de contacto inicial es prudente: “Bird Food” abre el disco, una versión de Ornette Coleman, en la que el trío demuestra estar pisando terreno bien conocido. A partir de aquí, el trío (cuarteto en dos ocasiones) desarrolla dos temas firmados por Bob Moses y cuatro firmados por Javier Vercher. Las referencias musicales son obvias: el alma de Coltrane se cuela por entre las zapatillas del saxofón tenor, el demonio de Elvin Jones ronda la batería, mientras que el fantasma de Jimmy Garrison se esconde arrinconado en la caja de resonancia del contrabajo. Y cuando estos fantasmas se desvanecen, aparecen otros, tales como el de Joe Henderson en “Normal”. Y sin embargo, todo resulta más que justificado: once temas de elevada calidad a nombre de un trío bajo la batuta de un bebé de 24 años, con toda una vida por delante. A Javier Vercher y compañía les queda por recorrer parte más angosta del camino: consolidar la formación y encontrar un sonido propio que haga que almas, demonios o fantasmas desaparezcan de entre sus instrumentos. Pero es que tras la escucha de este disco ¿a alguien le cabe duda de que es tan sólo una cuestión de tiempo? Ah, un detalle: sus padres dirán que nació en Madrid, en 1978. Sergio Masferrer Henry Grimes Trio - Live at the Kerava Jazz Festival Músicos: Henry Grimes (contrabajo), David Murray (saxo tenor, clarinete), Hamid Drake (batería) Composiciones: Spin (Henry Grimes) 22:21 Eighty Degrees (Hamid Drake) 25:49 Flowers For Albert (David Murray) 7:48 Blues For Savannah (Henry Grimes) 7:34 Grabado en directo en Kerava Jazz Festival, Keuda House,
Kerava, Finlandia el 5 de junio de 2004. Grabado por Kimmo Antikainen
y Jan Strom. Productor ejecutivo Jan Strom. Portada (extracto de Henry's
Voyage) por Ake Bjurhamn. Editado en 2004 por Ayler Records. Comentario: Hace un par de años en la prensa aparecía la noticia de la "resurrección" de Henry Grimes. Un contrabajista histórico, desaparecido de los ambientes jazzísticos durante más de 30 años y sobre quien se había perdido totalmente cualquier pista, llegando al nivel de desconocer si seguía vivo o si había fallecido. Lo cierto es que este músico estaba residiendo en un hotel en California, ajeno a todas estas especulaciones, cuando fue "hallado" por un trabajador de los servicios sociales. Para calibrar la importancia de este contrabajista histórico bastan unos cuantos discos en los que intervino: Symphony for Improvisers, Complete Communion y Where Is Brooklyn de Don Cherry. Unit Structures y Conquistador de Cecil Taylor. Whitches And Devils de Albert Ayler. Y también en Our Man In Jazz de Sonny Rollins, en otra estética totalmente diferenciada de la de los anteriores. Si esto no es suficiente, la lista de músicos a los que acompañó a lo largo de los años 60 está repleta de históricos del jazz: Thelonious Monk, Miles Davis, John Coltrane, Charles Mingus y el citado Sonny Rollins y hasta Benny Goodman... y también, cómo no, a algunas de las luminarias del Free Jazz: Bill Dixon, Archie Shepp, Sunny Murray, Marion Brown, Frank Wright, Roswell Rudd y cómo no a Cherry, Taylor y Ayler. Una figura que a pesar de este currículum dejó o mejor dicho se vio obligado a abandonar la actividad musical a finales de los 60 para abrir un paréntesis de vacío y silencio. Y esta grabación de Ayler Records (editada apenas seis meses después de tener lugar en el Kerava Jazz Festival de Finlandia) es el retorno de Henry Grimes a la actividad discográfica. Como acompañantes aparecen dos auténticos lujos. El omnipresente, hiperactivo e imprescindible Hamid Drake y el histórico del free David Murray. Lo que ofrecen es una sesión (de un magnífico nivel) de Free Jazz en directo. Por encima del sentimentalismo que supone la recuperación de la figura de un histórico como Henry Grimes prima en la grabación la calidad artística. Su toque tanto al arco como al pizzicato encaja a la perfección (lo que indica mucho sobre su nivel actual) con el trabajo de sus dos compañeros de concierto. David Murray vuelve por sus fueros. Esos fueros que muchos aficionabos añoraban desde hace unos cuantos años. Aquí está en plena forma. En cuanto a Hamid Drake poco se puede decir que no se haya dicho y escuchado. Es un imprescindible de la batería actual, capaz de multiplicarse en múltiples proyectos y grabaciones. Con William Parker forma un tándem rítmico imprescindible. Pero no sólo con él: no hay más que escucharlo en su dúo con el veterano (y desconocido para una mayoría) saxofonista Fred Anderson en el más que recomendable Back Together Again (Thrill Jockey, 2004). En este directo aporta una composición, Eight Degrees, que permite trabajar al grupo durante más de 25 minutos y a David Murray tomar el clarinete bajo para dar paso a un magnífico solo de Hamid, a quien el saxofonista devuelve un solo del mejor nivel cabalgando a toda velocidad sobre el soporte rítmico de sus dos compañeros. Henry Grimes aporta por su parte la larga Spin (que abre el compacto y en dónde se luce en un precioso solo) y Blues For Savannah, que sirve como remate del concierto. David Murray aporta Flowers For Albert, un emotivo y precioso homenaje a la figura de Albert Ayler. Otro acierto más de Jan Ström como factótum de Ayler Records, un sello que con grabaciones como esta (la número 27 de las editadas hasta ahora) está en la vanguardia de las ediciones de Free y derivados. José Francisco Tapiz Scott Dubois Quintet Feat. David Liebman - Monsoon
Músicos: Scott Dubois (guitarras acústicas y eléctricas), David Liebman (Saxos tenor y soprano, flauta india en 1, 2, 4, 9), Loren Stillman (Saxos alto y soprano), Jason Rigby (Saxos tenor y soprano en 3, 5, 6, 7, 8,10), Thomas Morgan (Contrabajo), Mark Ferber (Batería) Composiciones: 1. Lost Silence8.37 2.
Rain On Rain 8.51 3.She Brought Life 6.04 4. End 8.10 5. Monsoon 3.08
6 Acceptance Suite I. Peace Of Mind 11.29 7. Ii. Fallen 7.34 8. Iii.
Recapture 1.51 9. Float 5.00 10. Spilled Colors 6.20 Grabado el 26 y el 29 de junio de 2002 en Charlestown Road Studios. Editado en Soul Note 121409-2 Comentario: Nunca ha sido facil hacer música, menos aún si esta es comprometida. Este es el caso de s. Dubois, que a las primeras de cambio graba para el prestigioso sello Soul Note, haciéndose cargo de la totalidad de las composiciones que conforman Monsoon y, acompañandose de músicos de la embergadura artística de David Liebman. Es evidente que si se comienza de esta manera se corre el riesgo de empezar con mal pie, pero no es el caso de quien nos ocupa: para tocar al lado de Liebman tienes que saber lo que haces; Scott Dubois define su música como moderno jazz progresivo y, en verdad que lo consigue, con una técnica depurada, límpio fraseo, rápido y fluído tanto con la guitarra eléctrica como la acústica, con solos breves pero intensos dejando espacio para sus acólitos, no queriendo copar por ello todo el protagonismo que en principio se le suponer por ser el lider. Este músico lleva doce años tocando por diversos clubs y festivales de jazz en el área de Chicago y New York, al lado de artistas como Chris Potter, Bob Mintzer ó Donny Mccaslin entre otros y ha paseado su música por la Knitting Factory, Cornelia Street Café y en noviembre de 2002 en el Carnegie Hall. Lost silence es el tema que destacaría por encima de los demás, sin desmerecer ningún otro,. Al lamento de profundo sentimiento del soprano de Liebman , le sigue un intenso solo de guitarra acústica que recuerda a John McLaughlin. Rain on rain, comienza con la inclusión de la flauta india a cargo de Liebman, con acompañamiento de la guitarra de Scott, confiriendole un cierto aire étnico y de “new age”en la introducción del tema, para posteriormente destacar el languideciente y virtuoso solo de Liebman al soprano con el consiguiente relevo de la guitarrra eléctrica. Acceptance suite, es un tema dividido en tres subtemas peace of mind, fallen y recapture; en los dos primeros es el bajo de Thomas Morgan que los abre a modo de introducción para su posterior desarrolllo. En fallen, es Mark Ferber quien nos ofrece un improvisado e inusual y, sedante solo de batería con el posterior de Scott a la guitarra eléctrica que desemboca en recapture con la entrada del resto de instrumentos, los saxos de Jason Rigby y Loren Stillman. En float, Scott vuelve a recordarme a John.McLaughlin en el fraseo y con la rítmica aunque con un sonido mas cool. Recomiendo este album a todos los amantes del nuevo jazz creativo y a descubrir un guitarrísta y un músico que nos puede dar amplias satisfacciones. End, (gruñido de saxo tenor de Liebman, sonido-sentimiento cristalino y turbador de la acústica de Scott ) no es el último tema ni el final de ningún ciclo, es muy al contrario un principio esperanzador, un presente hecho realidad, un futuro para alcanzar las mas altas cotas. Schlippenbach Trio - Compression. Live at Total Music Meeting 2002 Músicos: Evan Parker (saxos tenor y soprano), Alex Von Schlippenbach (piano), Paul Lovens (selected drums, cymbals) Composiciones: yes bishop... yes, yes!
variatons on g all the things you are (paraphrase dvs/pi) tantrum ayre
bang in... bird of the year compression glow singles insistence it had
to be Comentario: Una vez más el festival Total Music Meeting berlinés vuelve a satisfacer los oídos sedientos de los aficionados al free jazz, el avant-garde y la libre improvisación. Para quienes no hemos tenido la ocasión de acudir a sus distintas ediciones (en este caso la del año 2002), nos queda el consuelo de poder disfrutar de algunos de sus conciertos en el histórico sello FMP o como en este caso en a|l|l (sello dependiente del primero). Esta vez es el turno para el trabajo del Schlippenbach Trio titulado Compression. Tanto este conjunto como sus integrantes pertenecen ya a la categoría de históricos del Jazz en activo, manteniendo unas más que interesantes carreras en la actualidad, que difícilmente alguien podría calificar como acomodaticias. El saxofonista Evan Parker, el baterista y percusionista Paul Lovens y el pianista Alexander Von Schlippenbach pertenecen a la primera generación de libreimprovisadores europeos. Unos músicos que a finales de los años 60 y desde Europa trabajaron sobre su forma propia y particular de entender el Free Jazz y que con el paso de los años han actuado como fuente de inspiración para ya dos generaciones de músicos... y las que vengan. Centrándonos en el devenir de este histórico trio, hay que retroceder algo más de tres décadas y media para llegar a su origen como tal. Un origen incierto, ya que en una reciente entrevista la fecha del inicio de su trabajo en trio oscilaba entre 1968 y 1969. Obviando este tipo de detalles anecdóticos hay que resaltar dos factores notables en la forma de desarrollar su arte el trio. El primero de ellos es que estos músicos han trabajado a lo largo de todo este tiempo entre sí además de en este trio en otras múltiples formaciones. El segundo factor es que la elección del apellido del pianista encabezando este trio fue por el hecho (a la postre anecdótico) de ser quien decidió formar este grupo y por tanto elegir a sus compañeros, que actúan como tales y no meros acompañantes. En cuanto a la música en sí, hay que indicar que a lo largo de sus apenas 50 minutos el trio desarrolla un trabajo magnífico, entroncado con el Avant-Garde y próximo a la libre improvisación. A pesar de estar dividido en doce piezas estas forman un continuum. En este discurso priman el diálogo y la escucha, la interacción y el espacio para la creatividad. Esta tiene lugar en forma de solos (que no buscan ni la urgencia expresiva ni el virtuosismo hueco), dúos (permitiendo unas más que interesantes interacciones), trios, o mixturas de estas situaciones. Entre los temas incluídos, los músicos se permiten el lujo de aproximarse al clásico All The Things You Are (única pieza ajena), en un repertorio en el que salvo sendas composiciones a nombre de Schlippenbach y Schlippenbach-Lovens el resto están creadas por los componentes del trio. Una grabación más que recomendable para disfrutar con unos clásicos del Jazz disfrutando a máximo nivel en un punto dorado de su creatividad. José Francisco Tapiz David Hazeltine - A Walk in the Park Composiciones: 1 A Walk in the Park (Hazeltine) 6:20 2 Moon River (Mancini, Mercer) 7:10 3 Blues on the 7 (Hazeltine) 5:25 4 The Look of Love (Bacharach, David) 5:38 5 On the Marc (Alexander) 7:56 6 Uptown After Dark (Hazeltine) 7:14 7 Ask Me Now (Monk) 6:33 8 Nancy (With the Laughing Face) (Silvers, VanHeusen) 9:22 Músicos: David Hazeltine (piano), Eric Alexander (saxo tenor), Peter Washington (contrabajo), Joe Farnsworth (batería) 2003 Sharp Nine Records http://www.sharpnine.com Comentario: Piano, saxo tenor, bajo y batería, no se puede decir que no es una instrumentación clásica, como clásica es la música que aquí encontramos. Hazeltine es un joven pianista de la escena de New York cuya intención es salvaguardar la tradición de los grandes del bop, y que mejor que acompañarse de Eric Alexander, P.Washington y J.Farnworth todos ellos músicos jóvenes representantes del jazz de los 60. Las composiciones originales se suceden con temas de siempre como Moon River, Look of Love o Ask me now; no encontramos grandes complejidades en este disco, pero no defraudará a quienes les gusta el jazz de exposición, nudo y desenlace con solos alternativos para cada interprete, con preferencia para el saxo y el piano. Y a buen seguro que servirá para que algún joven aficionado encuentre un camino que se perdió por su edad, y le sirva de hilo conductor para llegar a los clásicos del bop. Ask me now (Monk), es la balada que en todo disco de bop que se precie tiene que tener, piano y saxo se reparten el protagonismo con inevitable acompañamiento de las escobillas de J. Farnsworth. Somos bopers porque antes lo fueron otros, creemos en lo que hacemos, y hacemos lo que creemos. Estas palabras bien pudieran ser atribuidas a este cuarteto, de buenos músicos, buena gente, y buenos solos. Músicos: Pete Malinverni (Piano),
Dennis Irwin (Contrabajo), Leroy Williams (Batería) Composiciones: 1 The Tempest (Malinverni)
5:14 2 My Heart Stood Still (Rodgers, Hart) 4:30 3 Let The Sea Roar
(Malinverni) 6:244 Alone Together (Dietz, Schwartz) 5:04 5 Twelve (Malinverni)
5:47 6 Get Happy (Arlen, Koehler) 2:47 7 My Ideal (Chase, Whiting, Robin)
6:38 8 From This Moment On (Porter) 4:33 9 Alone Together (Dietz, Schwartz)
4:53 10 It Could Happen To You (Burke, Van Heusen) 6:23 Comentario: Desde 1997, con el disco This Time, lleva grabando Malinverni para el sello Reservoir; ha grabado hasta un total de cinco discos incluido este The Tempest que nos ocupa, siempre en formación de trío y siempre con los mismos instrumentistas, Dennis Irwin y Leroy Williams al bajo y la batería respectivamente. No se puede decir que el trío funcione como un combo, sino más bien que están al servicio del líder, el cual compone gran parte de los temas o bien elige el repertorio. En este sentido poco o nada tiene que ver con el trío de Esbjorn Svensson/Dan Berglund/Magnus Ostrom, que desde Suecia nos ofrecen una propuesta mas compacta, que funciona como un verdadero grupo. Tampoco en estilo se parecen mucho, más vanguardista en el caso de estos últimos. De hecho ya en la portada del disco se muestra la imagen P.Malinverni en primera persona y solo en un pequeño recuadro el resto del trío. Mucho Bop es lo que encontramos en este pianista de la “Gran Manzana”, de depurada técnica demostrada a lo largo de este disco y sobre todo en temas como Alone Together a piano solo y curiosamente interpretado en dos ocasiones, en versiones distintas. Let the Sea Roar es una estupenda balada para lucimiento propio en interpretación y composición, tema que recuerda por su sensibilidad ¡cómo no! al gran Bill Evans. Get Happy es tan breve como intenso, en apenas 2 minutos Malinverni demuestra lo mucho que se puede decir en tan poco tiempo. My Ideal retoma el camino sosegado y dulce de la belleza hecha balada, quizá el corte más romántico para ser disfrutado bajo la luz de la luna. Malinverni, blanco como Bill Evans, aplica también el sentimiento y la delicadeza a la hora de tocar, no dando una nota más alta que otra, como midiendo cada toque de piano; complejidad, elegancia y sofisticación completan la música. Malinverni es un músico protagonista de su música que sabe elegir bien a sus partenaires que le acompañan con acierto exquisito a lo largo de toda la sesión.
Músicos: Ken Vandermark (saxos), Nate McBride
(contrabajo), Paal Nilssen-Love (batería) Comentario: ¿Cómo dudar de la generosidad de Ken Vandermark? For Joe McPhee. For Paul Lytton. For Joe Morris. For Peter Brötzmann. Cada tema del disco “Underground” publicado por el trío Free Music Ensemble (FME) tiene una dedicatoria, como ya es habitual. Pero la generosidad de Vandermark no se termina en las dedicatorias y se traduce esencialmente en el hecho de compartir de su talento con otros músicos y con los oyentes: Vandermark 5, Spaceways Inc., School Days, Peter Brötzmann Chicago Tentet y Territory Band son algunas de las formaciones por dónde reparte su valioso arte. Y aún siendo, probablemente, el músico más activo de la actualidad, no deja de abrazar nuevos proyectos, de explorar, de homenajear a más personas. Siempre está grabando discos y dando conciertos, compartiendo ideas, improvisación, música... Ken Vandermark es el legítimo heredero de la tradición. Anthony Braxton, Joe McPhee, Peter Brötzmann lo precedieron y ahora es su turno. Pero esta investidura histórica figurada se transforma, por otro lado, en un evidente aumento del grado de responsabilidad: sobre él recae la obligación de continuar abriendo el camino hecho hasta aquí, de seguir al frente de la exploración. Hasta ahora no le ha ido mal y el futuro le reserva tiempo para muchas aventuras que nosotros ahora ni siquiera imaginamos. Además de Ken Vandermark (saxos), el grupo FME está integrado por el contrabajista Nate McBride (colega en Tripleplay) y el batería Paal Nilssen-Love (compañero en el octeto Atomic/School Days y con quien también tiene un dúo). El disco “Underground”, segunda grabación de esta formación tras un primer disco homónimo, se divide en cuatro partes. Los temas se extienden en el tiempo durante más minutos de lo que es habitual y, desde un punto de vista formal, este es un cambio obvio: a mayor tiempo, más espacios, menos fronteras. Cada tema se prolonga tranquilamente permitiendo la improvisación de todos. Hay lugar para la improvisación y para el trabajo en equipo. A pesar de que aparentemente no se notan grandes restricciones, tampoco se percibe ningún relajamiento: hay mucha libertad, convenientemente equilibrada, lo que hace que tampoco se noten los individualismos. Cada uno de los cuatro movimientos que conforman el disco (o la “suite”, en un análisis más libre), revela una notable uniformidad de contenido, lo que hace que toda esta sesión sea notablemente homogénea, sin que esto quiera en absoluto significar que sea previsible: al contrario, nunca sabemos qué nos espera a continuación, la improvisación siempre está ahí. La batería de Nilssen-Love consigue ser precisa, sin innecesarios fuegos artificiales, pero ligera en los momentos de mayor quietud y con fuerza cuando es preciso. El contrabajo interviene siempre a un gran nivel, reclamando volumen para su voz. El saxo de Vandermark, que tiene una voz propia, muestra el camino. Esta música es energía, inteligencia y equilibrio. Y es bien cierto que “the hardest working man in Chicago” (como también le llaman) es generoso. Acompañado de buena gente, Vandermark continúa ofreciéndonos su talento visionario y no hay mayor generosidad que ésta. Nuno Catarino http://aformadojazz.blogspot.com/
Músicos: Palle Danielsson (contrabajo), Dino Saluzzi (bandoneón), José Maria Saluzzi (guitarra acústica). Composiciones: A Mi Hermano Celso (8:05)
Mónica (8:21) Responso Por la Muerte de Cruz (9:07) Dele...,
Don!! (7:42) Los Hijos de Fierro (Reprise) (2:19) La Pequeña
Historia de...! (7:05) Cuchara (7:43) Vienen del Sur los Recuerdos (6:33)
Pampeana "Mapu" (6:29) Comentario: Hace un par de años cayó en mis manos un disco de ECM: Cité de la Musique, a nombre de un tal Dino Saluzzi. El conocimiento de los proyectos que este sello cultiva, así como lo original de la formación (guitarra acústica, contrabajo y bandoneón) fueron razones más que suficientes para que el disco me inspirase respeto, aun sintiéndome incapaz de bucear entre las melodías del disco. He de ser sincero: el CD cayó, más que en el olvido, en un obligado letargo en la estantería, a la espera de despertar con el paso del tiempo. Al año siguiente tuve la oportunidad de ver a Dino Saluzzi con la misma formación instrumental en el Teatro Central en Sevilla. Y fue entonces cuando despertó, arrancado de su letargo por los acordes de bandoneón en directo, y tomé conciencia de la enormidad de Cité de la Musique. Y la claustrofobia de escuchar un disco que uno no entiende se transformó en el placer de adentrarse en la oscuridad para poder, no con el tacto, ni con la vista, sino con el oído, descubrir tesoros perdidos entre las cuerdas de la guitarra y el contrabajo, entre las teclas y el fuelle del bandoneón. Tesoros de una cultura tan cercana como la argentina. Y un tal Dino Saluzzi se convirtió en el Sr. Dino Saluzzi. El trabajo de Dino Saluzzi se centra en la búsqueda y expansión de las raíces musicales de su pueblo. Cité de la Musique (ECM, 1997) es una buena muestra de esto, y Responsorium (ECM, 2003) significa el siguiente paso. En este su séptimo álbum grabado para ECM, repite la misma formación instrumental: Palle Danielsson sustituye a Marc Johnson al contrabajo respecto Cité de la Musique; José María Saluzzi a la guitarra acústica; y Dino Saluzzi al bandoneón. La belleza y candidez de las melodías resulta casi indescriptible. Raras son las veces con las que uno se enfrenta a una audición en la que no sabe hacia dónde apuntar, qué referencia tomar. Quizás porque la mayor parte de música de bandoneón nos llega a través de Astor Piazzolla, y musicalmente hablando, estos dos gigantes de la música resultan antagónicos. Y es ésta la principal virtud de este disco: su belleza es autocontenida. Un disco delicioso, emocionante. Lástima que la figura de Dino Saluzzi siga siendo para la mayoría del público “un tal Dino Saluzzi”. Sergio Masferrer Músicos: Erik Friedlander (chelo),
Andy Laster (sa), Stomu Takeishi (guitar baja) y Satoshi Takeishi (persución) Comentario: De interesante se
puede calificar el trabajo llevado a cabo por Eric Fiendlander en el
sello discográfico Crypto Gramophone. Este es uno de los proyectos
más eclécticos de este talentoso músico, que ha
colaborado con la flor y nata de los improvisadores americanos, desde
Joe Lovano a John Zorn.
Rosario Giuliani - More Than Ever Músicos: Rosario Giuliani
(st y as), Rémi Vignolo (b), Benjamin Henocq (bat) y con la colaboración
especial en determinados temas de Jean-Michel Pilc (p) y Richard Galiano
(acordeón). Comentario: Que Europa es un auténtico
vivero de excelentes músicos, no es una sorpresa para muchos
aficionados, y que hay una gran cantidad de músicos poco reconocidos,
tampoco es ninguna novedad. Éste es el caso que nos ocupa, en
donde nos encontramos con un músico que ya no es un desconocido
entre la gran audiencia; se trata del saxofonista italiano de 39 años
Rosario Giulani. Votado en el año 2000 como el mejor nuevo talento
italiano por “Musica Jazz”, Giulani se nos presenta como un músico
maduro, que ha llevado un buen número de grabaciones como líder
y que participa asiduamente en grabaciones y actuaciones de otros músicos
de jazz, ya sean europeos o americanos. En su último trabajo
se nos presenta en formación de cuarteto, quinteto y sexteto. Juan Carlos Abelenda. Martin Siewert - No Need To Be Lonesome Músicos: Martin Siewert
(guitarras, bajo, órgano, sintetizadores, electrónica
y programación) con la colaboración en determinados temas
de Martin Brandlmayr y Tony Back (bat), Werner Dafeldecker (bajo) y
Patrick Pulsinger (bajo modulado) Comentario: El músico alemán
Martin Siewert, pero afincado profesionalmente en Viena, es un músico
desconocido en nuestro país; no por ello, lo es en el continente
europeo, en donde ha llevado una fecunda carrera discográfica
en sellos independientes a base de composiciones e improvisaciones,
tanto electrónicas como acústicas. Juan Carlos Abelenda. Jazz Quartet - Bric à Bracs Alone
Músicos: René Bernedo
(g), Alberto Alonso (p), Fred Widl (b), Juanma Barroso (bat), con la
colaboración de Chris kase (tr y fiscorno) y Miguel A. Chastang
(b) Comentario: No cabe ninguna duda que
la salud del jazz español se encuentra en perfectas condiciones.
Este hecho se percibe por el elevado número de grabaciones que
están apareciendo en los últimos años, lo que posibilita
que muchos músicos nacionales puedan mostrar sus trabajos y conocimientos
a los aficionados. Sin embargo, una gran cantidad de grabaciones no
asegura de entrada una calidad de las mismas, lo que conlleva por ende
que el aficionado también tenga que llevar cuidado a la hora
de seleccionar las mismas. Juan Carlos Abelenda. Volver a las reseñas discográficas |