Robert
Nighthawk: Bricks In My Pillow (Delmark DD-711)
Uno de los mayores aciertos de
Delmark ha sido la recuperación de auténticas joyas de los archivos de otros
sellos. La más afortunada es la serie de reediciones de los sellos United y
States, parte esencial de la gestación del peculiar estilo del blues de
Chicago.
Casi todos los títulos de la
serie son indispensables, pero si hay uno de especial trascendencia es este Bricks
In My Pillow (DD-711) de un renacido Robert Nighthawk, que ya había sido
una de las grandes figuras del blues de preguerra grabando para Bluebird bajo
el nombre de Robert Lee McCoy.
Registrado a principios de los
cincuenta, con su exquisita técnica de slide –que rivaliza con la de Muddy Waters e influirá entre otros en Earl Hooker– y la suavidad de su voz, firma temas
tan impresionantes como “The Moon Is Rising” o “You Missed A Good Man”, que le
muestran como uno de los creadores del sonido que marcará buena parte de la
producción del legendario sello Chess en esta década dorada para el blues.
Big Joe
Williams: Blues On Highway 49 (Delmark DD-604)
Aunque sólo fuera por el
ramillete de discos que Koester grabó a Big Joe Williams coincidiendo con los
inicios de Delmark en St. Louis a finales de los cincuenta y más tarde en
Chicago a comienzos de los sesenta, este sello ya se merecería un lugar de
honor en el panteón de la historia del blues. Los discos de Williams forman
parte esencial del inicio del revival del country blues, por el
que figuras legendarias que permanecían en el olvido volvieron a grabar
prolíficamente, o incluso en algunos casos como el de Fred McDowell o Robert
Pete Williams, fueron registrados por vez primera.
Big Joe Williams fue uno de los
verdaderos gigantes del blues del Delta, y se hace difícil destacar alguno de
estos discos. Todos ellos son excelentes: en las sesiones de St. Louis está
perfectamente secundado por J. D. Short, pero nos quedamos con esta muestra de
las de Chicago, en las que a su particular guitarra de nueve cuerdas se une a
veces la imponente presencia del maestro del contrabajo Ransom Knowling.
Curtis Jones: Lonesome
Bedroom Blues (Delmark DD-605)
Uno de los pianistas de blues más
originales, Curtis Jones había tenido un enorme éxito en 1937 con uno de los
grandes clásicos del género, “Lonesome Bedroom Blues” (Vocalion), pero vivía en
la miseria cuando fue redescubierto y Prestige publicó un álbum completo en
1960, Trouble Blues, en el que su piano quedaba oscurecido por el
acompañamiento de músicos de estudio.
En 1962, antes de que emigrara a
Europa, Koester tiene el acierto de grabarle en solitario, únicamente con su
peculiar timbre de voz chillona y su económico pero singular estilo pianístico,
y el resultado es, sin duda, una obra maestra. Además de volver a grabar su
mayor éxito, el disco es un repaso de algunos de sus temas más memorables, como
“Tin Pan Alley” o “Highway 51”. Se trata de versiones cargadas de una rara
emoción que ganan en cada escucha con su inagotable riqueza de matices. Este es
un disco delicioso que no debería faltar en ninguna discoteca de blues.
Sleepy John
Estes: The Legend Of Sleepy John Estes (Delmark DD-603)
Otra de las figuras históricas
afortunadamente redescubiertas tras largos años de oscuridad por Koester, que
le volvió a grabar una magnífica y abundante serie de discos de los que sin
duda el más destacado fue el de su reaparición en 1962: The Legend Of Sleepy
John Estes.
Aunque con las facultades vocales
algo disminuidas, Estes sorprendió a sus viejos fans conservando la magia de
sus viejas grabaciones en las recreaciones de algunos de sus clásicos
imperecederos como “Someday Baby” (conocida también como “Worried Life Blues”
por la versión de Big Maceo) o “Drop Down Mama”.
En solitario o acompañado
magistralmente por su viejo compañero, el armonicista Hammie Nixon, el
contrabajista Ed Wilkinson y el pianista John ‘Knocky’ Parker, como en el
excelente tema más reciente “Rats In My Kitchen”, su escucha confirma que
estamos ante uno de los intérpretes de blues más estremecedores de todos los
tiempos.
Magic Sam: Black
Magic (Delmark DD-620)
Aunque había grabado a finales de
los cincuenta para el pequeño pero esencial sello Cobra algunos de sus mayores
éxitos, como “All Your Love”, su fama había sido efímera y Magic Sam había
caído en el olvido cuando Koester incluyó algunos de sus temas en la estupenda
colección Sweet Home Chicago (Delmark DD-618) y después le grabó un
álbum completo, probablemente el que más éxito comercial dio a Delmark, el
magnífico West Side Soul (Delmark DD-615).
Antes de su prematura
desaparición en 1969, que le convertiría en leyenda, sólo da tiempo a otro
disco de estudio: Black Magic, grabado a finales del año anterior, que
sería la cima de su carrera y una de las más arrolladoras muestras del blues de
Chicago.
Con su desgarradora voz y su
incendiaria guitarra, firma un disco perfecto, más pulido que el anterior y
aunque volviendo nuevamente a interpretar algún clásico de la época Cobra como “Easy Baby”, incluso con un contenido más bluesy en temas
excepcionales como “I Have The Same Old Blues” o “Stop! You’re Hurting Me”.
Junior Wells: Southside
Blues Jam (Delmark DD-628)
Si hubiera que escoger el álbum
más mítico de su catálogo de blues, la elección más obvia sería el Hoodoo
Man Blues (DD-628) de Junior Wells. En 1965 supuso una de las primeras
muestras del blues de Chicago sin las limitaciones del single, el
formato habitual para Chess y otros sellos de la ciudad, además de iniciar su
relación con el guitarrista Buddy Guy, una asociación que haría fortuna.
A caballo entre 1969 y 1970,
Wells abandona sus devaneos con el soul para volver a sus raíces y
reunirse de nuevo con Guy en este soberbio Southside Blues Jam, una de
las sesiones que más se ha acercado al ideal de autenticidad de Koester,
recoger la música tal como sonaba en vivo en los clubes de la ciudad. Con la afilada y brillante guitarra de Guy, en aquella época aún lejos de excesos
posteriores, un excelso Otis Spann al piano en la que sería su última grabación
en estudio, y el infalible Fred Below a la batería, la banda alcanza momentos
de una intensidad inolvidable. Ideal para escuchar after hours.
Robert Jr.
Lockwood: Steady Rollin’ Man (Delmark DD-630)
A pesar de su largo historial y de haber sido durante una época el músico de sesión por excelencia en Chicago (recordemos su presencia en
los mejores clásicos de Little Walter o en las memorables sesiones de Otis
Spann para Candid), no fue hasta 1970 cuando Koester le publicó su primer álbum
como líder, acompañado por una rítmica imbatible: el trío The Aces de los
hermanos Louis y Dave Myers.
Aunque a menudo se le ha
presentado por su relación familiar como un mero recreador de la obra de su
padrastro Robert Johnson, este magnífico disco muestra a Lockwood como una
figura singular y un original guitarrista con una evidente influencia jazzy.
A la altura de sus celebrados
discos en el sello Trix, basta escuchar la lección magistral de swing de
Fred Below en el instrumental “Lockwood’s Boogie” (o la toma alternativa en la
que el batería cambia el tempo a su antojo), para comprender por qué los discos
de blues actuales rara vez suenan como los de aquella generación irrepetible.
Yank Rachell: Chicago Style (Delmark DD-649)
Fiel acompañante de Sleepy John
Estes y uno de los escasos virtuosos de la mandolina, también tuvo su momento
de gloria en el blues revival de los sesenta grabando para Delmark el
álbum Mandolin Blues (DE-606), junto a una nómina impresionante
encabezada por el ídolo del blues blanco Mike Bloomfield, Big Joe Williams y el
propio Estes.
Aún más logrado resulta éste Chicago
Style grabado en 1979, como su nombre indica una puesta al día con
mandolina electrificada y al estilo enérgico y potente de Chicago de parte de
su viejo repertorio. Con el acompañamiento de la guitarra de Pete Crawford, el
bajo de Floyd Jones y la batería de Oddie Payne, la banda funciona con una
solidez apabullante sin perder en ningún momento el sabor añejo del blues de
Brownsville.
Aunque no sea uno de los discos
más populares del catálogo Delmark, se trata de una auténtica joya que merece
un mayor reconocimiento y que siempre ha ocupado un lugar de honor entre mis
discos favoritos del género.
Jimmie Lee
Robinson & The Ice Cream Men: Lonely Traveller (Delmark DE-665)
En los noventa, una época marcada
en las grabaciones de blues por la mediocridad y la rutina, la aparición de un
talento genuino como el de Jimmie Lee Robinson supuso toda una revelación.
Después de haber permanecido durante largos años retirado de la escena musical,
tras no pasar de una discreta segunda fila como acompañante de figuras como
Magic Sam o Freddie King, y grabar a su nombre sólo media docena de temas
irregulares en el oscuro sello Bandera, Koester tuvo el acierto de descubrirle
en su regreso a los escenarios y grabarle este álbum junto a una banda liderada
por un admirador incondicional, el joven guitarrista Johnny Burgin.
“Lonely Traveller” era uno de
aquellos temas grabados en los sesenta, un potencial hit, pero el disco
ofrece una gran variedad sin perder nunca su singular e impredecible estilo,
una especie de híbrido entre el hipnotismo de John Lee Hooker y el ardor de
Magic Sam, que incluso queda patente en las versiones de Big Bill Broonzy o
Lightnin’ Hopkins.
Sun Ra: Sound
Of Joy (Delmark DD-414)
En 1956 la Arkestra de Sun Ra había
debutado en el sello Transition con Jazz By Sun Ra (reeditado por
Delmark como Sun Song). Un año después un segundo volumen queda sin
publicar debido al colapso del sello, y no será hasta 1968 cuando vea la luz
recuperado de los archivos por Delmark como Sound Of Joy.
“El Is A Sound Of Joy”, con su
pegadizo riff de saxo barítono, es el tema estrella de un disco
enigmático, que parece situarse al margen de toda referencia temporal, dejando
al oyente más descolocado cuánto más se avanza en su escucha.
En él encontramos arreglos de bop próximos al sonido West Coast, de swing con ecos de las orquestas de
Duke Ellington o Fletcher Henderson, y hasta dos temas vocales a cargo de Clyde
Williams añadidos en la edición en CD que parecen puros ejercicios de nostalgia,
conviviendo con el uso esporádico de piano eléctrico, toda una innovación en
1957 que presagia los sonidos futuristas que estaban por llegar.
Jimmy Forrest: All
The Gin Is Gone (Delmark DD-404)
Más conocido como intérprete de rhythm&blues debido al enorme éxito de su “Night Train” (publicado originalmente en el sello
United y también reeditado por Delmark), Jimmy Forrest es sin embargo un
magnífico bopper, como demuestra en esta grabación de 1959, en la que
modula su tono áspero y musculoso hasta alcanzar un sonido suave y
aterciopelado en las baladas.
Aunque se trate de un disco
convencional de bop, roza casi la perfección, con el aliciente del debut
discográfico de otro nativo de St. Louis, el guitarrista Grant Green, que
después alcanzaría la fama grabando para Blue Note, y que aquí presenta su
sonido inconfundible, cortante y nervioso, totalmente formado.
Además la banda cuenta con la
presencia de un Elvin Jones en la batería desbordando swing, que
convierte la versión de “Caravan” en una de las más afortunadas. Y para los que
le sepa a poco, existe más material de estas sesiones publicado bajo el título Black
Forrest (DD-427).
Roscoe Mitchell: Sound (Delmark DE-408)
Gracias a la relación de Koester
con Chuck Nessa, Delmark se convirtió en un sello clave en la historia del jazz
al documentar los primeros pasos de la AACM, aquella asociación de músicos
nacida en Chicago en la década de los sesenta que estaba llamada a revolucionar
la escena del jazz.
Vista con la perspectiva actual, se puede decir sin temor
a exagerar que esta grabación de 1966, el primer documento registrado de la
AACM, es un auténtico hito, de los que marcan un antes y un después. Este
sexteto de Roscoe Mitchell, en el que ya estaban presentes Lester Bowie y
Malachi Favors en lo que sería el germen de su popular Art Ensemble, crea una
nueva música al margen de todas las corrientes establecidas con el uso de una
amplia gama de instrumentos (incluyendo silbatos, campanas y toda clase de
percusiones), en una exploración del sonido que cuarenta años más tarde
conserva toda su vigencia. Una obra visionaria, adelantada a su tiempo.
Joseph Jarman: Song
For (Delmark DD-410)
El que bien podría haber sido un
primer disco de la banda que el saxofonista Fred Anderson colideraba con el
trompetista Bill Brimfield, se convirtió finalmente en el debut de Joseph
Jarman, que poco más tarde se uniría al Art Ensemble.
Grabado pocos meses después que
el Sound de Roscoe Mitchell, el disco comienza con “Little Fox Run”, un
tema de Anderson muestra del free más enérgico, un verdadero vendaval de
una fuerza descomunal y un festival percusivo con las dos baterías de Thurman
Barker y Steve McCall y la obsesiva marimba de Christopher Gaddy. Por su parte
Brimfield firma el más reposado y solemne “Adam’s Rib”. Los dos largos temas
restantes: “Non-Cognitive Aspects Of The City” y “Song For” presentan una
música más representativa de los comienzos de la AACM, un cajón de sastre sin
una estructura definida en el que alternan pasajes recitados con todo tipo de
sonidos aventureros. Otro documento histórico de primer orden.
Anthony Braxton: For Alto (Delmark DE-420)
Tras debutar con Three
Compositions Of New Jazz (DD-415), Anthony Braxton presenta un auténtico
manifiesto revolucionario atreviéndose a publicar en 1969 una obra pionera,
nada menos que un doble LP de interpretaciones en solitario al saxo alto, que
produjo un considerable impacto y que hoy ha sido elevado a la categoría de
disco de culto.
Aunque el rango de sus
influencias sea casi inabarcable, desde su admiración por el sonido cool de Paul Desmond y Warne Marsh, hasta las angulosas líneas de Eric Dolphy, su
lenguaje es totalmente nuevo, rompedor, en el que a veces opta por un sonido
torrencial plagado de innovaciones técnicas, otras se mueve en una abstracción
que parece alejarle de las fronteras del jazz o al menos las redefine.
Puede que haya quién siga
calificándolo como música difícil, pero su radicalidad y la fascinación que
sigue produciendo su escucha, hacen de este disco un adecuado punto de partida
para introducirse en el amplísimo universo braxtoniano.
Muhal Richard
Abrams: Things To Come From Those Now Gone (Delmark DD-430)
Más valorado como fundador de la
AACM que por su propia carrera, Muhal Richard Abrams fue el verdadero inspirador
de aquella generación de músicos con ese laboratorio de ideas que fue su
Experimental Band a comienzos de los sesenta.
Su debut, Levels And Degrees
Of Light (DD-413) fue más bien una obra colectiva en la que le acompañan
entre otros Anthony Braxton y Maurice McIntyre, en el siguiente Young At
Heart / Wise In Time (DE-423), cuenta en un tema con Leo Smith y Henry
Threadgill mientras que el otro es un largo recital de piano solo.
Su tercer disco para Delmark: Things
To Come From Those Now Gone, sin tantos nombres ilustres, es el más
revelador de su estilo, un verdadero crisol musical en el que cabe desde el stride a la música contemporánea. Aunque algo irregular, se trata sin duda de su obra
más personal hasta ese momento, que anticipa la atmósfera etérea y mágica de
algunos de sus mejores discos (como Afrisong y Sighsong).
Roy Campbell: New Kingdom (Delmark DE-456)
Aunque se trata de un trompetista
que se mueve en los círculos del free aglutinados por el contrabajista
William Parker, Roy Campbell es el típico músico todoterreno que ha pasado por
todos los estilos: bop, r&b, funk...
Después de múltiples apariciones
como sideman en los ochenta, finalmente debuta en 1991 con este
espléndido New Kingdom. En la mayoría de los temas la formación es un
sexteto en el que la nota más llamativa la pone el sonido hipnótico del
vibráfono de Bryan Carrott, mientras que el resto se reduce a un trío con
William Parker y Zen Matsuura, un avance de la que será una de sus mejores
bandas, el Pyramid Trio.
El trompetista muestra su doble
cara, mientras que en el tema de William Parker “For C.T.”, un tributo al
trombonista Clifford Thornton, despliega su pirotecnia más avanzada, su sonido
en las baladas está lleno de lirismo, como no podía ser menos en un discípulo
de Lee Morgan.
Zane Massey: Brass
Knuckles (Delmark DD-464)
Hijo de Cal Massey, trompetista
célebre por sus composiciones para John Coltrane, Zane Massey es un saxofonista
que aunque a veces incorpora alaridos propios de Albert Ayler, es sobre todo uno
de esos saxofonistas tenores de sonido poderoso y crudo imbuidos del espíritu
del blues.
Después de su paso casi anónimo
por los extravagantes grupos del baterista Ronald Shannon Jackson, su
aparición en el debut de Roy Campbell le prepara el terreno para debutar al año
siguiente como líder en Delmark.
Acompañado de otros dos músicos
desconocidos, el contrabajista Hideiji Taninaka, y el batería Sadiq M. Abdu
Shahid, (salvo la aparición en un tema del omnipresente William Parker), el
trío funciona como una maquinaria perfectamente rodada y logra un disco
explosivo que sin embargo permanece como una de las numerosas joyas ocultas del
catálogo Delmark.
Kahil El’Zabar
Ritual Trio: Renaissance Of The Resistance (Delmark DE-466)
Músico ecléctico, de los que se
confiesan tan influidos por Coltrane como por el soul o el rhythm&blues y que no desdeñan abrir su música a todo tipo de influencias sin perder su
identidad, Kahil El’Zabar es uno de los puntales de la etapa más reciente de
Delmark desde que debutara en el sello en 1993 con este Renaissance Of The
Resistance.
Percusionista que alterna el uso
de la batería convencional con el de tambores tocados con las manos al estilo
africano, el pulso rítmico que crea con el contrabajista Malachi Favors es la base
sobre la que se desarrollan los temas de su Ritual Trio, que completa el
saxofonista Ari Brown, de querencias coltraneanas.
No faltan muestras de potente free-bop,
pero la mayor parte del disco sorprende por la austeridad de la instrumentación
y la dulzura y serenidad de sus melodías, sobre todo cuando Brown toca el saxo
soprano en lugar del tenor, mientras El’Zabar opta por un instrumento
tradicional africano con un precioso sonido parecido al de una marimba.
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