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..: ASHLEY KAHN: EL SELLO QUE COLTRANE IMPULSÓ
IMPULSE RECORDS: LA HISTORIA

   
 

 


El sello que Coltrane Impulsó. Impulse Records: la historia
Autores:
Ashley Kahn
Edita: Global Rhythm Press
Colección: BioRitmos
Traducción: Jorge García
ISBN: 84-934487-7-X
Formato: 17 x 24 cm.
http://www.globalrhythmpress.com/


   

CAPÍTULO 1
EL HOMBRE TRAS LA FIRMA: CREED TAYLOR (1954–1961)

EL JAZZ A FINALES DE LOS CINCUENTA

Pero el jazz, de hecho, encajó. La época de finales de los cincuenta demostró ser un tiempo de transición cultural. La literatura de los beats, los lienzos de los expresionistas abstractos, actores del método tan ardientes como James Dean o Marlon Brando en las pantallas cinematográficas eran los signos más evidentes de una cultura que se preparaba para abandonar un pasado acicalado y de buenos modales, relajarse y abrazar la aventura, la juventud y la moda. El jazz, la música que había madurado desde un pasado funcional y orientado al baile hasta convertirse en una forma de arte seria, con su propia sensibilidad ardiente, se convirtió en la banda sonora de la época.

Billboard resumió el fenómeno en el titular de un artículo de comienzos de 1959: «El final de los cincuenta se postula para la posteridad como la verdadera «Era del Jazz»»: «El final de los cincuenta, más que el final de los veinte, puede convertirse en la verdadera «Era del jazz» de la historia de la música. El jazz se está introduciendo en todos los ámbitos de la cultura popular —los discos, la televisión, la radio, el cine, las melodías publicitarias, etcétera— y el próximo lunes llegará incluso hasta la Casa Blanca, gracias a un concierto de jazz patrocinado por la esposa de Dwight D. Eisenhower». «El jazz es ahora un gran negocio, y entre sus nuevos amigos se encuentran algunos de los carcas más distinguidos», comentaba un productor de Columbia Records en Downbeat ese mismo año.

Playboy —la nueva sensación entre las revistas para hombres— describía a su lector ideal como un aficionado al jazz. En películas osadas como El hombre del brazo de oro o El dulce sabor del éxito, y en series de televisión como Peter Gunn, Hollywood comenzó a introducir bandas sonoras jazzísticas o al menos cercanas al jazz. Dave Brubeck y Erroll Garner fueron los primeros de una serie de músicos de jazz que actuaron en las universidades de todo el país. A Blue Note, Prestige, Verve y otros sellos independientes más recientes como Riverside o World Pacific les iban bien las cosas, con ventas que desbordaban el mercado estricto de los coleccionistas de jazz para llegar a un público más general. Y al mismo tiempo, las principales marcas, como RCA, Columbia, Decca o Capitol, se aseguraban de que unos cuantos músicos de jazz (o afines) grabaran discos para ellos.

Aunque la definición de jazz no fuera demasiado estricta, bastaba para crear la sensación en la industria musical de que se trataba de un género suficientemente popular como para admitir el tipo de inversión que Taylor pedía a la cúpula de ABC. Y la iniciativa cuadraba con la estrategia general que practicaba la compañía de no descuidar ningún frente, como reconoce Newton.

Teníamos una gran compañía, y yo creía que la diversificación era la manera de ir adelante. Command Records no tenía nada que ver con el jazz; era música de ambiente. Hay una clase de público al que le gusta el jazz [y] el jazz tenía el siete u ocho por ciento [del mercado]. Me ofrecieron algunos sellos de jazz. Bobby Weinstock [de Prestige Records] trató de venderme su sello. Pero mi intención no era simplemente la de comprar un sello de jazz.

Bill Kaplan resume con una palabra otro factor que motivó a quienes tomaban las decisiones en ABC: «Catálogo. Solíamos comentar que el jazz es una música de catálogo. Es como la clásica. Con el jazz no se gana mucho dinero en un solo año, pero es algo que está ahí para siempre».

Lo que los peces gordos discutían y estudiaban estratégicamente, Taylor lo buscaba por instinto. Sabía que deseaba comenzar con un abanico de estilos, donde cada disco fuera diferente de los demás, cada uno de ellos oportuno — artistas o proyectos nuevos e inhabituales— pero también duradero, con un peso histórico que pudiera asegurar las ventas a largo plazo. En un breve intervalo, el primer lanzamiento innovador de Impulse —cuatro discos que llevaron los números de catálogo desde A-1 a A-4 (a los que se añadía una «S» para las ediciones estereofónicas)— estuvo en la calle: The Great Kai & Jai de J.J. Johnson y Kai Winding, Genius + Soul = Jazz de Ray Charles, The Incredible Kai Winding Trombones y Out of the Cool de Gil Evans.

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© 2006, Ashley Kahn (de la obra original)
Derechos exclusivos de edición en lengua castellana, Global Rhythm Press
© 2006, Jorge García (de la traducción)