Los años ochenta son unos años convulsos para el jazz en
Estados Unidos. En apariencia esta música al llegar a esta década se encuentra
totalmente fragmentada. La vanguardia negra va diluyéndose progresivamente en
la escena de los lofts neoyorquinos, y parece totalmente separada del mainstreamde los músicos que no practican el free jazz. Las fusiones con el soul y el
rock se han convertido en un estilo comercial, cada vez más alejado del funk,
que era uno de sus ingredientes básicos. Aparentemente se ha convertido en un
estilo decadente casi exclusivamente practicado por músicos blancos y sin
ningún interés para el público negro. En el downtown neoyorquino aparecen otros
jóvenes músicos blancos. Tienen otras inquietudes que las de hacer una música
fácil y estereotipada, y vuelven sus oídos hacia las derivaciones del punk y el
art rock sin perder interés por el free más radical en Estados Unidos y la
música libre improvisada en Europa.
En ese momento irrumpe en escena una nueva generación de
jóvenes músicos, los denominados entonces Young Lions o neoboppers. Estos
mirarán veinte años hacia atrás para crear su estilo, acentuando ese
enfrentamiento entre los músicos vanguardistas y los tradicionales. El neo bop se
crea a partir de la música del quinteto de Miles y el gran cuarteto de Coltrane
en los sesenta y el hard bop clásico de formaciones como los Jazz Messengers de
Blakey, aún activos. Del grupo de este batería saldrán algunos de los
representantes más conocidos de este nuevo estilo. Parte de la crítica
interpreta la actitud de los neoboppers como un rechazo de toda modernidad que
no sea estrictamente acústica, straight ahead y dentro de los límites del bop.
En estos años otra música reciente, el hip hop, comienza a
sacudir toda la cultura afroamericana, incluido el mundo del jazz. Los sampleos
que los músicos de rap utilizan para crear su música llevan a una nueva forma
de fusión o collage de sonidos cuya repercusión será enorme en el mundo de la
música en general. Uno de los primeros movimientos surgidos de estas nuevas
fusiones de estilos es el de los M-Base, que aparecen en Nueva York
prácticamente con la nueva década y al mismo tiempo que los neoboppers.
Steve Coleman
© Jorge López de Guereñu
1980-1985: la génesis del movimiento.
A principios de los ochenta un joven saxofonista alto de
Chicago, Steve Coleman, trasladado a Nueva York unos años antes, comienza a dar
forma a esta nueva música. Llega de la ciudad donde se originó el último
bastión de la vanguardia clásica, la AACM, y en el momento justo en el que el free
jazz evoluciona en la establecida escena de los lofts de Nueva York hacia
nuevas formas. Su música representa ese momento exacto en el que otra nueva
gran fuerza, el rap y la cultura hip hop, sacuden a toda la Great Black Music. Las influencias de Steve Coleman explican su personalidad como músico. Un
fanático de Maceo Parker, su primer ídolo, y John Coltrane, que en casa de su
padre se ha empapado de la música de Charlie Parker. Además fue instruido en
Chicago por los grandes maestros de la vanguardia de esa ciudad en los setenta.
Esto influirá claramente en su interés por la música y la cultura africanas y
sus repercusiones en las afroamericanas.
Coleman surge en uno de los epicentros de esa “gran música
negra” que los miembros de la vanguardia de su ciudad conciben como un todo, y
ampliará sus inquietudes musicales mucho más allá del jazz. En sus últimos años
en Chicago y los primeros en Nueva York, su estilo queda definido por sus
contactos con otros músicos. Bunky Green, un mítico saxofonista casi
desconocido fuera de Chicago, es la gran influencia en el sonido de su alto.
Von Freeman, con quien toca a menudo también en Chicago o en su nueva ciudad,
es su gran influencia como improvisador. Sam Rivers, en cuya big band es un miembro
regular apenas llegado a Nueva York, será una gran influencia como compositor.
Doug Hammond, con quien toca desde el comienzo de la nueva década, será la
influencia mayor en su concepto musical.
Doug Hammond es uno de esos desconocidos innovadores tan
frecuentes en la historia de la música afro-americana. Su ideas y ritmos
provienen por igual de los baterías de las bandas de James Brown como de las
grandes figuras de su instrumento en el jazz. Inspirado por el sonido de esos
baterías de las bandas funk de los sesenta y setenta del “padrino del soul” que
a veces, para mantener el sonido continuo e hipnótico de su música tocaban
emparejados, Hammond concibe una nueva forma rítmica. A partir de esas figuras
simples e hipnóticas creadas por Jabo Starks, Clyde Stubblefield y Melvin
Parker, establece unos ritmos permanentes que producen un efecto similar al del
bajo continuo en la música barroca.
Los músicos de jazz hasta entonces improvisan sobre formas
be bop basadas en acordes, o free basadas en melodías. Unas y otras sostenidas
con esas líneas de bajo, walking en el bop, o de otras formas en el free, y
ritmos bop o post bop que básicamente son alteraciones de los patrones comunes
en el jazz desde el swing. Las bandas de Hammond trabajan sobre otro fondo
rítmico basado en patrones funk. La idea del ritmo en el free partía de la
liberación de las formas bop a base de no tocar esas estructuras rítmicas tan
establecidas, tocar de una forma más libre. El concepto de Hammond es
diferente, casi el opuesto: sustituir la forma de tocar bop por otra, tal vez
incluso más rígida desde el aspecto formal o aún más hipnótica, según se
aprecie, pero radicalmente diferente.
El paso de Steve Coleman por la banda de Hammond es
definitivo para entender el concepto musical de los M-Base. La característica
principal de esta nueva música es en cuanto al ritmo la sustitución del bop por
el funk. Desaparecen los patrones en el plato ride manteniendo el tiempo,
mientras los acentos se ejecutan en la caja y el bombo. Se sustituyen por un
nuevo patrón entre el charles, la caja y el bombo, repetido como un fondo
rítmico sobre el que trabajar. El concepto polirrítmico se vuelve esencial para
Steve Coleman al combinar ese patrón básico de Hammond, agrupado normalmente
con la línea de bajo, con lo que tocan en otras medidas diferentes los
instrumentos con acordes (piano y guitarra) y los vientos. Prácticamente al
mismo tiempo que toca con Hammond, Coleman crea los Five Elements, grupo con el
que comienza a tocar de esa manera en pequeños locales de Harlem y Brooklyn, en
las calles y en el metro.
Graham Haynes
© Jorge López de Guereñu
Primeras grabaciones de los M-Base: 1985-1990.
El germen de esta música es sin duda ese primer grupo de
Steve Coleman, los Five Elements, con quienes empieza actuar a principios de
los ochenta. Algunos de sus miembros se van conociendo en las diversas bandas
en las que Steve Coleman toca en ese momento, como las de Sam Rivers, Dave
Holland y Abbey Lincoln. En este nuevo grupo de Coleman casi desde el principio
participan sus miembros más conocidos en el futuro. El trompetista Graham
Haynes, el bajista eléctrico Kevin Bruce Harris, los contrabajistas (y también
bajistas eléctricos) Kenny Davis y Lonnie Plaxico, los guitarristas Kelvin Bell
y David Gilmore, la pianista Geri Allen y los baterías Mark Johnson y Marvin
“Smitty” Smith, están todos ahí desde el principio. Los Five Elements actúan a
veces como cuarteto, otras como quinteto y otras como sexteto. Unas veces
actúan en formatos más acústicos, con piano y contrabajo, otras más eléctricos,
con teclados y bajos eléctricos. En unas ocasiones sólo tocan música
instrumental, y en otras incluyen en el grupo a las cantantes Cassandra Wilson,
que será un elemento esencial en el colectivo, y DK Wilson. Algunos de sus
miembros tocan frecuentemente en aceras, parques o en el metro con djs acompañándoles con sus platos y cajas de ritmo, o sencillamente, con esas cajas
de ritmo como acompañantes. En algunas actuaciones, el grupo entero interactúa
con djs de este estilo, y frecuentemente invitan también a rapers.
Steve Coleman es contratado por el nuevo sello aleman JMT,
de los jóvenes hermanos Winter, que no dudan en grabar a este nuevo grupo de
desconocidos en 1985. En su primer disco, acústico, Motherland Pulseencontramos a Geri Allen al piano, Lonnie Plaxico al contrabajo y “Smitty” a la
batería como cuarteto base. Se suman Cassandra Wilson en un tema y Graham
Haynes en dos, mientras Mark Johnson sustituye a “Smitty” en uno de ellos. En
varios cortes alternan ritmos con ese patrón funk contínuo que “Smitty” domina
ya perfectamente, con otros más jazz. En otros el concepto M-Base está ya
totalmente definido.
La evolución de la música de Steve Coleman desde la de Hammond es evidente. Sus superposiciones métricas son mucho más complejas que en la música
del batería. Destacan también las variaciones de esos ritmos que “Smitty”
utiliza, sustituyendo a menudo el charles por el ride o cencerros y temple
blocks. Intercala el sonido de estos accesorios entre los del bombo y la caja,
de manera similar a como lo hacen los percusionistas latinos en su ritmos
afrocubanos, pero sus divisiones y subdivisiones del tempo las practica en
patrones funk. En los momentos de más intensidad utiliza los platos crash de
manera muy original. Coleman, Geri Allen, Cassandra Wilson y los baterías
Johnson y Smith experimentan con cajas de ritmo en esa época, y algunos de sus
experimentos son trasladados por estos dos baterías a sus kits acústicos,
aunque en este primer disco más tradicional, estos detalles sólo se intuyen.
En las actuaciones de mediados de esa década de los Five
Elements comienzan a aparecer como invitados muchos de los músicos van
relacionándose con el núcleo del colectivo. Entre esos primeros músicos M-Base
están los saxofonistas Greg Osby, Jimmy Cozier y Gary Thomas y el trombonista
Robin Eubanks. Otros músicos participan en sus sesiones, como Dave Holland, que
formará su nuevo quinteto con Steve Coleman en la formación desde el principio,
y poco más adelante Eubanks al trombón y “Smitty” a la batería. Holland desarrolla su lenguaje desde sus comienzos con este grupo a partir de las
ideas de Coleman y Doug Hammond, del que incluso graba temas ya en 1984. El
patrón charles-bombo-caja utilizado por “Smitty” en muchos temas será el
trampolín que Holland necesitaba. A partir de ello desarrolla su propio
concepto del contrapunto rítmico aplicado a las progresiones de acordes del
jazz. Este es un componente esencial en su música desde entonces. En sus
grupos, los solistas entrelazan sus solos simultáneos, consiguiendo un efecto a
medio camino entre el contrapunto occidental y la manera en la que el tambor
solista interactúa con los acompañantes en las formaciones de percusión del
oeste de África. Su música adquiere en ese momento una relación directa con la de Steve Coleman y sus compañeros de viaje, los M-Base.
Tras su debut discográfico acústico, las dos siguientes
grabaciones de los Five Elements son totalmente eléctricas. A pesar de su
producción muy característica de la época en que se realizaron, entre
principios de 1986 y principios del año siguiente, On The Edge Of Tomorrow y World
Expansion (By The M-Base Neophyte) se escuchan hoy como discos definitivos para
que el colectivo encuentre su dirección. En estos años dorados del hip hop,
esta música se establece como una fuerza creativa enorme. Impregnará con sus
nuevos sonidos y sus ritmos urbanos toda la estética afroamericana. En estos
dos discos tan influidos por ese nuevo estilo, los ritmos M-Base se vuelven
poderosos, las líneas de bajo mucho más contundentes, y los riffs de los
vientos, abrasadores. Los experimentos de Coleman con las cajas de ritmos
también son muy frecuentes en esta época. Ninguna de sus actuaciones
improvisando sobre los beats y scratches de los djs de hip hop con los que
solía colaborar frecuentemente en esta época quedaron registradas, pero en
ambos discos hay solos preciosos de su alto sobre ritmos sintéticos. Estas
primeras grabaciones en el estudio Systems Two en Brooklyn aún no están
totalmente equilibradas con las producciones de la época, por lo que han
envejecido de manera extraña, pero los hermanos Marciano, sus ingenieros, en
breve conseguirán un sonido que pondrá para siempre este estudio en el mapa del
jazz y de otras músicas.
Los solos de su líder son muy llamativos en esas primeras
grabaciones de los M-Base. El sonido del alto de Steve Coleman está totalmente
maduro ya en esta primera época, uno de los sonidos más personales en la
historia del alto. Es seco y con grandes saltos de registro como los de Eric
Dolphy, pero con una integridad sonora sorprendente en todas sus escalas. Suena
muy vocalizado, pero no a la manera de Cannonball Aderley sino más parecido a
Gary Bartz, casi como una versión al alto de la última época del tenor de
Coltrane. Cuando quiere, puede tocar tan stacatto como McLean, pero también es
capaz de definir sus notas en largas frases legato con la pureza de las de
Bird. Ataca las notas con un sentido rítmico impresionante muy a la manera de
Maceo, pero sus largas y serpenteantes frases recuerdan a Bunky Green y Chico
Freeman, sus mayores influencias directas como saxofonista. Se mueve por las
tonalidades diferentes a lo largo de un tema con una facilidad asombrosa. Pocos
altos en esta época pueden equipararse a Coleman como instrumentistas: Greg
Osby, con su versión ácida de ese sonido y sus frases postcoltraneanas es una
alternativa dentro de su mismo colectivo, y posteriormente aparece otro
saxofonista alto a caballo entre Cannonball y Coltrane pero con mucha
personalidad, Kenny Garrett.
Otros grupos comienzan a gestarse en el colectivo por esta
misma época. Greg Osby comienza a tocar con su Sound Theatre en el 86. Graba
también en Systems Two y al año siguiente publica esa grabación en su primer
disco con el mismo sello, JMT, que publica los de los Five Elements. En Greg
Osby And Sound Theatre le rodean jóvenes músicos emergentes en esos años,
algunos del M-Base, como Lonnie Plaxico, otros relacionados ocasionalmente con
esta música, como los baterías Paul Samuels y Terri Lyne Carrington o el
guitarrista Kevin McNeal. Graham Haynes forma su No Image por esta misma época,
con los hermanos Gilmore, David a la guitarra y Marquee a la batería y
percusión. Lance Bryant, primo de los Eubanks, es su saxofonista en la
formación original. Geri Allen, tras sus comienzos discográficos en solitario o
en trío, graba una versión más soul del M-Base en el 87, Open On All Sides In
The Middle, disco en el que aparecen Robin Eubanks y Steve Coleman. Dos años
más tarde vuelve al estudio de los Marciano con la misma rítmica de ese disco,
Jaribu Sahid y Tani Tabbal, para grabar un disco casi entero en trío. Su Twilight suena como una mezcla muy curiosa de esta música con las de Herbie Hancock,
Keith Jarrett y Chick Corea. Robin Eubanks comienza también a grabar en Systems
Two para JMT, alternando temas prototípicos del estilo con otros diferentes,
buscando su propia vía dentro de esta música.
Cassandra Wilson, la gran voz del colectivo, también
comienza a actuar y grabar con su propio grupo, rodeada de músicos M-Base:
Lonnie Plaxico o Kevin Bruce Harris son sus bajistas habituales, Mark Johnson
su batería, y a los teclados están sucesivamente Rod Williams y James Weidman.
En sus primeros discos Steve Coleman produce, compone y arregla temas con ella.
Harris forma su Militia con otros músicos del colectivo, y Plaxico comienza a
grabar y actuar también por su cuenta, con las estrellas del M-Base (Cassandra
Wilson, Osby, Coleman) invitadas a colaborar en sus bandas. Rod Williams graba
también con Harris y Haynes en su propio grupo. En ese momento de
diversificación de los miembros del colectivo, Cassandra Wilson colabora
también frecuentemente con Jean-Paul Bourelly. Este músico aportará otra
variación absolutamente personal del M-Base al mezclar las ideas de Coleman y
Wilson con su particular actualización del blues-rock de Jimi Hendrix,
fusionando esa música con el rap y el jazz. Otros guitarristas, como Dave
Fiuczynski, Rodney Jones y Kevin Eubanks se acercan también al colectivo.
Gary Thomas empieza a grabar en el 87 con su banda Seventh Quadrant
su particular versión del M-Base, que hará aún más personal un par de años y
discos más adelante. Con la inclusión en su grupo de estudio del batería Dennis
Chambers, en cuya manera polirrítmica de tocar funk ya se intuían posibilidades
para estas fusiones, el sonido de su grupo se diferencia de los demás de esta
música. Los experimentos de su contrabajista, Anthony Cox, distorsionando los
sonidos amplificados de su instrumento, Thomas los encajó a la perfección en su
particular versión del M-Base. En su música oscura e industrial, el sonido de
su tenor, ácido y cortante, se convierte en otro de los más influyentes del
colectivo, tan distintivo como el de los saxos de Coleman y Osby. Jack
Dejohnette fue de los primeros músicos consolidados en seguir bien de cerca la
música de los M-Base, y aprovechar su concepto para crear algo nuevo en la suya
propia. Como antes hizo Dave Holland, reclutó a tres de estos músicos (Osby,
Thomas y Plaxico) para rehacer su Special Edition, con el que grabó varios
discos excelentes en este estilo.
Como curiosidad, el único músico del entorno M-Base que
cuando se enfrenta a sus propios proyectos se aleja bastante de los ritmos y
los conceptos del grupo, es precisamente el responsable del ritmo en los Five
Elements, su batería Marvin “Smitty” Smith. Forma un grupo acústico a mediados
de la década y en sus grabaciones intervienen varios músicos del colectivo,
como Coleman, Eubanks y Plaxico. Pero con Smith tocan un hard bop bastante
convencional a la manera de los Jazz Messengers de Art Blakey, con contados
toques del concepto musical M-Base en los dos discos que publica como líder.
Robin Eubanks
© Jorge López de Guereñu
La madurez del estilo al final de los 80.
Antes de que se cierre la década los M-Base grabarán discos
que dejan bien asentado su concepto musical. Steve Coleman publica en el 88 Sine
Die, un disco irregular en parte por la impactante presencia de Cassandra
Wilson. Su personalidad es ya demasiado grande para encajar en un disco cuya
compleja música no deja espacio para ella. La formación es una reunión de
estrellas del colectivo con Robin Eubanks, Graham Haynes, David Gilmore, James
Weidman, Kevin Bruce Harris, Plaxico, Gary Thomas y “Smitty”. En el primer
corte del disco aparece como invitado Branford Marsalis, que demuestra haber
podido ser una estrella de esta música de haberse comprometido con ella. La
segunda cara del vinilo la abría un cuarteto de saxofones integrado por Coleman
y Thomas más Greg Osby y Jimmy Cozier, suficiente para hacernos idea de cómo
sonaría el Renegade Way que Coleman formaría un poco más adelante con una
formación parecida, y que no llegó a grabar ningún disco.
En Sine Die hay cosas que no encajan, pero también algunos
temas prototípicos de uno de los momentos más vibrantes de esta música. Coleman
y sus compañeros logran la maestría total de la polirritmia con la
superposición de diferentes medidas métricas tocadas por los distintos
instrumentos, definiendo ese sonido y ese ritmo característico y fascinante de
la madurez del M-Base. Este disco es también la última aparición de Geri Allen
con los Five Elements, con esos solos originalísimos que hace con los
sintetizadores, que irá abandonando para volver progresivamente a la música
acústica. En cambio el disco recoge el momento exacto en el que David Gilmore
se convierte en otra pieza fundamental en los Five Elements, con esas líneas
melódicas de sus guitarras situadas entre el ritmo y la armonía, moviéndose en
métricas diferentes a las de los otros miembros del grupo.
Cassandra Wilson, en estos años pilar básico de la organización M-Base, graba un año más tarde otro disco que suena como una reunión de
estrellas del movimiento. Tras su tercer disco, éste acústico y haciendo
versiones de standards, aparece su Jumpworld . En este cuarto disco como líder
aparecen Coleman (que además compone con Cassandra muchos de sus temas),
Haynes, Plaxico, Eubanks, Gilmore, Osby, Gary Thomas, Rod Williams, Kevin Bruce
Harris y Mark Johnson. Si en Sine Die el equilibrio entre la música de Wilson y
la de Coleman se rompía, aquí en cambio es perfecto, en una obra maestra de
ámbos por la que no pasa el tiempo. Destacan esos riffs de los vientos que,
sobre estos ritmos aquí totalmente dominados, suenan como nunca. La voces de
Coleman y Osby se aprecian junto a la de Cassandra ya como dos de los sonidos al alto más impactantes e influyentes de ese momento.
Steve Coleman continuó durante estos años siendo miembro del
quinteto de Holland. En un proyecto especial, los dos tocaron junto a Jack
Dejohnette en el magnífico Triplicate publicado por ECM en 1988. Aquí, al
aparecer como único viento en una formación tan reducida, la pureza de su
sonido y sus solos serpenteantes se convirtieron definitivamente en una
referencia obligada del saxo alto. Los conceptos M-Base, en los temas de este
estilo del disco, reflejaban perfectamente la peculiaridad de esta música que
Dave Holland tan bien integró en la suya propia.
El disco más logrado del M-Base hasta la época lo generará
la reunión de dos de sus grandes protagonistas. En su obra discográfica como
líder tras su buen arranque, Greg Osby parecía tardar en convertirse en ese
otro gran músico del colectivo. En dos discos publicados en 1988 y 1989 su
música sonaba como una versión un poco difusa y descentrada, casi edulcorada,
de la de Steve Coleman. Pero cuando se reunió con éste para formar el grupo
Strata Institute la combinación de los dos funcionó como algo mágico. En el 87
comenzaron a actuar como cuarteto con “Smitty” a la batería y distintos
contrabajistas, normalmente Lonnie Plaxico, Kenny Davis o Bob Hurst. Éste
último es un excelente músico de Detroit, muy amigo de Geri Allen, que con Jeff
“Tain” Watts a la batería formó una de las parejas rítmicas más apasionantes de
los noventa en la banda de Branford Marsalis. En ocasiones Coleman y Osby
integraron en el grupo a los guitarristas Kevin McNeil o David Gilmore,
transformándolo en un quinteto. La obsesión de Coleman por el ritmo ya en esta
época le llevó a experimentar en este nuevo grupo, Strata Institute, doblando
la batería de “Smitty” con cajas de ritmo o con Tani Tabbal acompañándole. Con
Hurst, Gilmore, “Smitty” y Tabbal, graban en el 88 Cipher Synthax, un disco
sobrio, oscuro y hermético, indispensable para entender esta música que aquí suena como nunca antes.
El hecho irrefutable de que hasta ese momento un gran músico
como Greg Osby suene mejor cuando se integra en un grupo con Steve Coleman, y
su música se parezca más que nunca a la de éste, genera dudas en parte del
público y de la crítica. Tal vez esta música sea un corsé demasiado estrecho
para los que intentan dar una forma distinta a lo que a veces suena,
simplemente, como una creación personal e intransferible de su líder
indiscutible. Una respuesta a esta suposición aparece de la mano de la
colaboración de una pianista no integrada en el colectivo, en una grabación con
varios miembros de éste. Cuando Michelle Rosewoman graba su Quintessence, la
importancia de este disco no se aprecia en su verdadera magnitud, pero hoy día
suena como un experimento con el M-Base tan atractivo como lo que Holland o
Dejohnette consiguieron al tocar con sus músicos. Con Osby y Coleman de nuevo,
más Plaxico y Terri Lyne Carrington, la música de Rosewoman, con sus precisos
arreglos, suena como una versión casi de cámara de la del movimiento. La
concepción acústica de estos arreglos será una vía que, por ejemplo, Greg Osby,
o Lonnie Plaxico en menor medida, seguirán unos diez años más tarde. Este disco
precioso es además una de las pocas ocasiones en las que podemos escuchar a
Coleman tocando también el saxo soprano, que irá poco a poco abandonando para
centrarse en el alto exclusivamente.
Plantation Lullabies
Me’shell Ndégèocello
© Jorge López de Guereñu
La primera parte de la nueva década: 1990-1995.
Strata Institute, que desde su concepción suena como una
reunión de estrellas del colectivo, se transforma enseguida, aunque sea ocasionalmente.
Para una gira se integran en el grupo media banda de los Five Elements (Haynes,
“Smitty”, Harris y James Weidman), más Cassandra Wilson (aquí perfectamente
empastada su voz al sonido del gran grupo), el saxofonista barítono Jimmy
Cozier (que hasta la fecha ejercía fundamentalmente funciones de coproductor) y
dos recién llegados al colectivo, el bajista Reggie Washington y el joven
pianista canadiense Andy Milne. Esta especie de big all-stars band se llamará
M-Base Collective y grabó a finales del 91 Anatomy Of A Groove para el sello
japonés DIW. El interés por doblar instrumentos de Coleman se traslada aquí de
los baterías a los bajistas, que cuando tocan emparejados dan lugar a algunos
de los mejores momentos de esta grabación, en la que también son muy llamativos
los solos, además de los de los dos líderes, de los dos pianistas.
Perfectamente adaptados a este hasta entonces extraño y complicado lenguaje
para el piano, Weidman y Milne encuentran un espacio perfecto para este
instrumento acústico en una música esencialmente eléctrica.
Osby entra en la década con sus dos experimentos consecutivos de fusionar su particular visión del M-Base con el hip hop, con
desiguales resultados. Man-Talk For Moderns, Vol. X tiene algunos de los
mejores momentos logrados fusionando jazz y hip hop, al lado de lugares comunes
similares a los de otros intentos de esta fusión. Black Book fue uno de los
primeros intentos de integrar el jazz y el poetry, una especie de rap basado en
la poesía de lo social y la conciencia cultural. Se adelanta en quince años a
la mayoría de lo realizado en ese campo, y es uno de sus mejores logros.
Cassandra Wilson entra en una temporada de plena transición que desembocará en
su madurez parcialmente apartada del camino M-Base, y Graham Haynes se asoma a
las músicas world y techno separándose a su vez del grupo.
Steve Coleman en cambio, continúa tocando regularmente aún
en el grupo de Dave Holland, mientras se concentra ajustar aún mejor su
concepto musical a su grupo habitual de músicos, los Five Elements, epicentro
del colectivo. Cambia JMT por un nuevo subsello de una multinacional
(RCA-Novus de BMG), y entra en la década con un disco soberbio de la formación
más estable de los Five Elements hasta la fecha. En Rhythm People (The Resurrection Of Creative Black Civilitation) lo único objetable
es la falta de modestia de su título. El núcleo del grupo son Coleman, James
Weidman al piano y teclados, Gilmore a las guitarras y esa gran pareja rítmica
que componen Reggie Washington y Marvin “Smitty” Smith. En algunos temas
aparecen Robin Eubanks y Holland. En en el que cierra el disco la voz de
Cassandra se acopla como otro instrumento más al grupo, de manera semejante a
como lo consiguieron en el disco del M-Base Collective. Los dos temas en los
que el bajo eléctrico de Washington se empareja al acústico de Holland vuelven
a sorprender por la contundencia de este concepto del doblaje de los bajos en
esta música tan rítmica, pero en general todo en este disco tan homogéneo es
llamativo por igual. La música de su líder y los solos de todos los
participantes son de una madurez aplastante.
Otra grabación casi simultánea de Steve Coleman fue una
reunión de músicos sorprendente, probablemente concebida por la discográfica. Aparecen algunos de sus músicos habituales, como “Smitty”, o eventuales, como
Dave Holland, o Kenny Wheeler, trompetista en esa época del quinteto de éste.
También aparece el hermano guitarrista de Robin Eubanks, Kevin, que será en el
futuro miembro de otro grupo de Holland. Además participan músicos que han
influido notablemente en Coleman (Von Freeman y Ed Blackwell) y un Tommy
Flanagan magnífico pero un poco fuera de lugar. A pesar de que la reunión dio
como resultado un disco irregular y no muy interesante, Coleman no desvió su
trayectoria, y prácticamente al mismo tiempo que este despiste, grababa el
siguiente disco con sus Five Elements. Black Science sigue en la misma línea
que el anterior disco del grupo y no es menos contundente. Con la misma
formación y los mismos invitados, y sin salirse dos pasos de un concepto
perfecto, Coleman se regodea en sus composiciones, sus solos espectaculares y
en los arreglos. Es sobre todo otra ocasión para que sus músicos demuestren su
total empatía con las ideas del líder.
Coleman viaja por medio mundo investigando las diferentes
relaciones entre sociedades y músicas, la comunicación de las culturas. Como
será constante en su carrera, estudia nuevos ritmos en África y Asia. Estos
viajes definen el siguiente proyecto con sus Five Elements. En Drop Kick,
publicado en 1992, interactúan los patrones M-Base que toca “Smitty” con las
percusiones de Michael Wimberly sugiriendo músicas del norte y oeste de África,
y otros ritmos exóticos. En tres temas interviene otra sección de ritmo
diferente de la pareja habitual Washington-Smith, formada por dos mujeres, y
suena casi como la de un grupo go go music, un sonido característico del funk de Washington DC. Camille Gainer y Me’shell Ndégèocello son la batería y
bajista eléctrica en esos tres temas. En el disco también hay intervenciones
notables de Cassandra Wilson, Greg Osby, el clarinetista Don Byron y el
saxofonista Lance Bryant. Andy Milne sustituye definitivamente a James Weidman,
pero esto no supone ningún cambio traumático en la música del grupo, al que se
adapta perfectamente. Este disco cierra un ciclo en la evolución del M-Base, y
una trilogía ejemplar en la discografía de su líder.
Este mismo año Strata Institute vuelve a los estudios. Esta
vez invitan a Von Freeman a grabar con ellos varios temas, en los que se
aprecia la influencia de este gran saxofonista tenor en los solos de Coleman.
Esa presencia extraña al grupo impide una claridad conceptual como la de su
anterior trabajo. Aún así, en Transmigration hay pasajes y temas
obligatorios para cualquier seguidor de esta música. Este disco lo publica el
sello japonés DIW, al igual que otro nuevo trabajo de Steve Coleman y Dave
Holland, Phase Space, esta vez sin ningún otro acompañante, en un dúo mágico
donde podemos escuchar el alto de Coleman con toda su intensidad,
maravillosamente acompañado por el gran contrabajista.
Durante estos años la influencia de esta música se extiende.
Ya en 1989 había aparecido la primera grabación oficial de Dave Binney, un
excelente saxofonista alto y soprano. En su primer disco, publicado por el
sello francés OWL, le acompañan algunos músicos M-Base. Plaxico y “Smitty”
forman la sección rítmica, con el guitarrista Adam Rogers y el pianista Edward
Simon, habituales por esta época en las bandas de Greg Osby. En la música de
Binney hay rastros de la de Michael Brecker, uno de los saxofonistas más
influyentes de esa época, pero más aún de Osby y Coleman. Binney seguirá su
propio camino dentro de los esquemas de esta música en una larga carrera que
continúa hasta hoy.
En Inglaterra, los M-Base son seguidos con mucho interés por
los jóvenes músicos negros que integran el colectivo The Jazz Warriors liderado
por el saxofonista Courtney Pine. Cuando los M-Base de gira pasan por Londres
los músicos de este otro colectivo británico tocan frecuentemente con ellos.
Algunos de estos músicos ingleses son integrados en las bandas americanas de
los M-Base. El saxofonista soprano y tenor Steve Williamson comienza a tocar en
los grupos de Graham Haynes, y graba sus discos con varios músicos M-Base
(Plaxico, Gilmore, Cassandra Wilson). Uno de ellos lo graba en los estudios
Systems Two de Brooklyn, producido por el propio Steve Coleman. Cuando Courtney
Pine pasa por Nueva York participa en las sesiones improvisadas de muchos miembros
del M-Base con músicos hip hop, y sus discos incorporando esta música al jazz
no suenan muy lejanos de los de Osby. Geri Allen y Cassandra Wilson son
invitadas a participar en las grabaciones de Pine. En este intercambio Kevin
Eubanks se lleva al batería de la banda de Steve Williamson, Mark Mondesir, a
su grupo.
Al mismo tiempo que aparecen estas nuevas colaboraciones e
incorporaciones al entorno de Coleman y Osby, Cassandra Wilson parece tomar, en
cambio, una nueva senda que la aparta, al menos aparentemente, de la vía
principal del M-Base. Sus últimas producciones en JMT y DIW siguen siendo
discos aún siguen la misma línea que sus primeros, pero van progresivamente
alejándose de la música del resto del colectivo. En 1992 la ficha EMI para su sello Blue Note, y al año siguiente publica su primer disco en ese sello, Blue
Light ‘Til Dawn, en un estilo distinto de lo que había hecho hasta entonces. De
los músicos M-Base que habían tocado en sus bandas, sólo Lonnie Plaxico se
queda con ella como bajista, y también con una responsabilidad considerable en
los arreglos de su música posterior. Otros músicos del colectivo o relacionados
con él, como Dave Holland o el propio Steve Coleman, volverán a aparecer en sus
grabaciones, pero la música que desde ese momento hace esta cantante es muy
distinta, parte de otra historia.
Geri Allen
© Jorge López de Guereñu
Los nuevos ritmos se integran en el concepto M-Base.
En 1992 Marvin “Smitty” Smith abandona Nueva York, atraído
por una jugosa oferta para tocar en los estudios de la Costa Oeste. Es sustituido en el grupo de Steve Coleman por Gene Lake, hijo del también
saxofonista alto Oliver Lake. El sonido de los Five Elements cambia de nuevo,
con esta nueva pareja rítmica formada por Lake y Reggie Washington. Este nuevo
batería es tan enérgico como Smith, pero en vez de interpretar los patrones
M-Base según el esquema de éste, toca esta música a su manera. Descartando los
temple blocks, y casi por completo los cencerros acoplados al kit por “Smitty”,
Lake retoma las ideas básicas de Doug Hammond. El juego charles-caja-bombo lo
adapta a su sonido diferente, muy personal. Tao Of Mad Phat: Fringe Zones es la
primera grabación con Lake en el grupo, realizada en 1993. El disco se graba de
nuevo donde se han creado casi todas las obras esenciales del M-Base, Systems
Two en Brooklyn. Pero Coleman graba a su grupo en directo en el estudio, frente
a un público formado por amigos, muchos de ellos músicos. Es un disco
impresionante que empieza con uno de esos solos sin acompañamiento con los que
el líder suele empezar casi todas sus actuaciones. Participan algunos de los
nuevos músicos que se interesan por el M-Base, como el trompetista Roy
Hargrove, el trombonista Josh Roseman o el bajista y contrabajista Matthew
Garrison, hijo del mítico contrabajista del gran cuarteto de Coltrane, Jimmy
Garrison. El nuevo sonido de los Five Elements con Lake es tan impactante como
el que ofrecían con “Smitty” y el disco, tal vez por su carácter de directo,
transmite una gran energía. Los temas con invitados registran el espíritu de
las numerosas jam sessions de los miembros de este colectivo, en las que
participan grandes músicos jóvenes de jazz de la época.
Dos años más tarde Coleman graba otro trabajo con los Five
Elements como un quinteto casi con la misma formación, excepto que el saxo
tenor Ravi Coltrane, sustituye al guitarrista David Gilmore. Matthew Garrison y
el saxofonista Craig Handy sustituyen a Reggie Washington y Ravi Coltrane en un
tema cada uno. En otros, tres percusionistas se suman al grupo. Coleman toca
temas muy inspirados en los ritmos que ha estudiado en sus estancias en Ghana,
versiones M-Base muy divertidas de temas be bop (“Salt Peanuts”) y una versión
del “Flint” de Jerry Goldsmith que tocará a menudo en sus actuaciones. Hay
también medleys imposibles entre sus temas más abstractos y de Charlie
Parker (“Confirmation”) o standards extraños (“Jeannine I Dream Of Lilac Time”).
La batidora M-Base es tan potente que ya admite cualquier sustancia, y el
resultado es perfectamente compatible con la música inconfundible de su líder.
En 1994 Steve Coleman forma Renegade Way, un cuarteto de
saxofones con él y Osby al alto, Graig Handy, Joe Lovano, Ravi Coltrane o Gary
Thomas al tenor, y en otra versión, su alto y el de Osby con el tenor de Thomas
y Jimmy Cozier al barítono. Actúan varias veces con Kenny Davis al contrabajo y
Yaron Israel o Ralph Peterson Jr. a la batería. También hacen alguna actuación con Bunky Green sustituyendo a Osby, pero nunca
llegan a grabar en estudio.
En estos años noventa Steve Coleman, además de viajar por
todo el mundo y estudiar muchas formas musicales, colabora frecuentemente con
algunos grupos de hip hop, y en concreto muy a menudo con The Roots, un
fabuloso grupo de Filadelfia que en vez de basar su música en sampleos y beats,
utiliza verdaderos instrumentistas como miembros del grupo. Alrededor de The
Roots nace un nuevo colectivo de músicos, Soulquarians, cuyos miembros tendrán
contactos frecuentes con los del M-Base. Steve Coleman y Cassandra Wilson
graban con ellos, y algunos de sus miembros participan en un experimento de
Coleman con raperos, su proyecto Metrics. Con los tres raperos en este
proyecto, los futuros Opus Akoben, y unos Five Elements entre los que aparece
por primera vez su nuevo trompetista, Ralph Alessi, graba el EP A Tale Of Three
Cities y gira por el mundo entero.
El año 1995 lo aprovecha para cerrar esta etapa de viajes,
experimentos con nuevos lenguajes y grupos, con una nueva trilogía, esta vez
formada por tres directos grabados en cuatro días en el Hot Brass Club de París
en Marzo de ese año. En el concierto con Metrics muestra las posibilidades de
la fusión de hip hop y jazz con intereses diferentes de los comerciales, con
desiguales resultados. Con los Five Elements graba otro concierto con dos
intervenciones abrasadoras del gran saxofonista tenor David Murray, y una un
poco anecdótica de los raperos de Metrics. Su tercera actuación es grabada con
su nuevo gran grupo, The Mystic Rhythm Society, una banda con gran presencia de
percusión en la que intervienen músicos asiáticos. Aquí también aparece por
primera vez, uno de los nuevos grandes pianistas relacionados con el M-Base, el
indo-americano Vijay Iyer. Estos tres discos resumen muy bien, para los oyentes
que no asisitieron a ninguno de sus conciertos, lo que eran las giras de Steve
Coleman con sus diferentes grupos en esa época.
Con esas giras por todo el mundo y el experimento que
Coleman hará en Cuba al año siguiente, juntando a sus músicos con músicos
locales, el líder de los M-Base cierra una década de grabaciones. Sus discos
explican muy bien el desarrollo de esta música y la de los años ochenta en
general hacia formas más actuales. Como otros estilos de su época, esta música
comienza a mediados de los noventa a dar la sensación de no poder evolucionar
mucho más, y de ser un concepto demasiado personal de sus dos líderes
principales, Steve Coleman y Greg Osby. Su público parece aceptar que la
revolución está ya concluida, y que esta vía tan productiva durante casi veinte
años está muerta. Hoy día, viendo la historia completa de lo que ha sido esta
música, sabemos que no era así y que su desarrollo, lejos de terminar, sólo
había hecho un ligero alto en el camino.
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