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..: ASHLEY KAHN: EL SELLO QUE COLTRANE IMPULSÓ
IMPULSE RECORDS: LA HISTORIA

   
 

 


El sello que Coltrane Impulsó. Impulse Records: la historia
Autores:
Ashley Kahn
Edita: Global Rhythm Press
Colección: BioRitmos
Traducción: Jorge García
ISBN: 84-934487-7-X
Formato: 17 x 24 cm.
http://www.globalrhythmpress.com/


   

CAPÍTULO 1
EL HOMBRE TRAS LA FIRMA: CREED TAYLOR (1954–1961)

APUESTA POR UN GENIO

Hoy forma una parte inseparable de la leyenda de Ray Charles la historia de cómo el pionero del rhythm and blues, cuyo éxito de 1959, «What’d I Say», fue el mayor logro tras siete años de música innovadora en Atlantic Records, decidió abandonar el tan querido sello independiente por ABC-Paramount ese mismo año. Y esta historia todavía ofrece interpretaciones alternativas que ponen en duda los motivos personales (¿cómo podría traicionar Charles su compromiso con Atlantic?) al tiempo que celebran la búsqueda de la independencia artística (¿la idea de conservar los derechos de propiedad sobre su música se le ocurrió al mismo Charles?).

Los detalles del acuerdo se encuentran en ABC, en un grueso libro encuadernado. Sobre la cubierta aparece la palabra «Tangerine», que es el nombre que eligió Charles para el sello discográfico que creó como parte de trato para pasar a ABC-Paramount ese verano. Los puntos más significativos son bastante conocidos: un generoso anticipo y un contrato que permite a Charles conservar la propiedad de todas sus grabaciones. El hombre que mejor lo conocía también supervisó su ejecución: Bill Kaplan, primer consejero legal interno de ABC.

Estoy seguro de que la cosa surgió en parte de su agencia [de contratación] — la Shaw Agency— y en parte de la imaginación de nuestra propia gente. Se presentaron con un acuerdo extraordinario, una especie de asociación en la que la compañía cargaba con los gastos de grabación, fabricación, promoción, publicidad de los discos y pago de derechos.

El contrato de Ray Charles estaba listo antes de que Kaplan se uniera a ABC, pero él se ocupó de verificar su cumplimiento: la totalidad de los ingresos procedentes de los discos de Ray Charles se dejaban aparte; ABC recibía una cantidad en concepto de distribución y se devolvía el dinero gastado, y el total de los beneficios netos se dividía entre Charles y ABC.

De hecho, fue un acuerdo de concesión, por el que la compañía discográfica pagaba un tanto para publicar música que pertenecía a un productor independiente, con el que luego repartía los beneficios. Un modelo que ABC experimentó con otros productores y sellos. Fue una apuesta que produjo espléndidos resultados.

«Tras la llegada de Ray Charles en 1959», explica Sid Feller, que arregló muchos de los éxitos de Charles en los sesenta, «todo se hizo siempre a lo grande». Los ingresos propiciados por Charles multiplicaron la inversión inicial de ABC y eclipsaron los éxitos del pasado con la música pop juvenil a base de una sólida serie de números uno en el mercado del disco sencillo y discos clásicos, entre los que uno en concreto contribuyó a la puesta en marcha de un nuevo proyecto: un sello de jazz.

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© 2006, Ashley Kahn (de la obra original)
Derechos exclusivos de edición en lengua castellana, Global Rhythm Press
© 2006, Jorge García (de la traducción)